El Partido Popular y Ciudadanos han optado por 'comprarle' a Vox su tesis de que en la Junta de Andalucía existen los “chiringuitos de género” y hay que acabar con ellos, aunque el Ejecutivo todavía no ha identificado ninguno de esos supuestos tinglados con nombre y apellidos. Preguntada hoy la consejera naranja Rocío Ruiz si el Instituto Andaluz de la Mujer es uno de esos chiringuitos, la titular de Igualdad ha admitido que no lo era.

La rueda de prensa de hoy tras el Consejo de Gobierno no era fácil para el portavoz y hombre fuerte del Ejecutivo, Elías Bendodo: estaba obligado a mostrarse firme con Vox tras su amenaza de presentar una enmienda a la totalidad al proyecto de Presupuestos, pero al mismo tiempo no tenía más remedio que 'pasarle la mano por el lomo' al partido ultra para amansarlo.

Sobre la enmienda al Presupuesto, Bendodo le ha recordado a Voz que la negociación no será posible si la presentan, porque eso supondría la prórroga automática del Presupuesto que hicieron los socialistas. No tramiten la enmienda y hablaremos, ha venido a decir el consejero. Entre los observadores, las apuestas se inclinan por que los ultras acabarán dando marcha atrás.

El masaje, tácticamente imprescindible, a Vox ha venido de la mano de la violencia de género: tanto Bendodo como la consejera Rocío Ruiz no han tenido inconveniente en asumir el vocabulario ultra en esta materia. Ambos han hablado de “chiringuitos ideológicos y de género”, a los que se proponen combatir enérgicamente.

La consejera ha revelado que el líder de Vox, Francisco Serrano, le había trasladado que había que acabar con “los chiringuitos políticos pagados con dinero público" y que ella era la primera en compartir esa idea, y de ahí que su departamento estuviera evaluando las subvenciones en este ámbito para ver si se habían otorgado con rigor y el dinero estaba yendo –como tantas veces se ha preguntado Vox– “a quienes lo necesitan, que son las víctimas de la violencia de género”.

Aunque está perdiendo otras, Vox está ganando la batalla del vocabulario, que en política no es poca cosa.