La pandemia del Covid-19 o coronavirus producirá disrupciones en el sistema capitalista y en buena parte de las tendencias y de los procesos económicos y sociales que se estaban consolidando en lo que llevamos de siglo XXI. Las bolsas deberían cerrarse durante el mismo período que dure la paralización de la actividad prescindible para no añadir más incertidumbre y caos a la situación que vive el planeta. Esta disrupción temporal deberían barajarla ya el BCE, el FMI, el Banco Mundial, la OCDE y todos los organismos internacionales.

No basta con la interrupción temporal de las cotizaciones o la prohibición de las ventas en corto decretada el viernes último en Italia y en España por los organismos reguladores, hay que ir más allá porque las circunstancias son excepcionales. Lo mismo ocurre con las convenciones neoliberales sobre la deuda pública de los estados que la actual pandemia hace saltar por los aires.

Otra de las disrupciones deseables -en mi opinión- es la opción flexible al teletrabajo, que debería quedarse de manera definitiva como parte del cambio de modelo productivo y de la transición digital. Lo paradójico del momento actual es que el teletrabajo se haya adoptado por fuerza mayor precisamente cuando la paralización absoluta de la actividad hace que haya muy poco que teletrabajar.

Hasta el pasado 1 de marzo de 2020 y desde el 26 de enero ha estado abierta en el Laboratorio de Arte de Berlín la exposición Borderless Bacteria/Colonialist Cash (Bacterias sin fronteras/Efectivo  colonialista) en la que su autor, Ken Rinaldo, llamaba la atención sobre los tres mil tipos de microbios que alberga por término medio un billete.

La portavoz de la OMS, Fadela Chaib, ha señalado que la población “debería lavarse las manos después de usar dinero en efectivo, especialmente si manipula o come alimentos” y que hacerlo “es una buena práctica de higiene,” según informa la agencia Europa Press. Un argumento más para hacer el cambio disruptivo de reducir el dinero en efectivo para fortalecer la economía real frente a la especulativa o el capitalismo de casino.