Fiel a su casi costumbre de que no haya martes sin escándalo del pasado, el consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, ha vuelto a emplearse hoy a fondo contra sus antecesores socialistas, a quienes ha acusado de “soberbia, despilfarro, dejadez y abuso del ordeno y mando”, una conducta que habría ocasionado severos reveses judiciales que han costado a las arcas autonómicas “800 millones de euros”.

El grueso de esa cantidad corresponde a condenas judiciales ya conocidas y reiteradamente publicitadas por Bendodo, como el centro comercial Nevada de Granada y el Metro de Sevilla. A ellas hay que añadir la dada a conocer hoy por el consejero: más de 6 millones de euros, en su mayor parte en concepto de intereses de demora, por la "mala gestión del tranvía de Jaén”.

Las cifras 

Esa es la cantidad que ha abonado el Gobierno andaluz a la empresa constructora de la infraestructura, que nunca ha llegado a utilizarse por las discrepancias políticas entre el Ayuntamiento de Jaén y la Junta de Andalucía, gobernadas sucesivamente por el PP o el PSOE pero casi nunca por el mismo partido al mismo tiempo.  

Según ha recordado el consejero portavoz y recoge la web oficial de la Junta, las obras del tranvía de Jaén comenzaron en abril de 2009 y concluyeron justo dos años después con un importe facturado de 117 millones de euros. Cuatro años después, en octubre de 2015, la empresa adjudicataria interpuso un recurso contencioso-administrativo por el que reclamaba varios pagos por intereses de demora por un montante global de 5,28 millones de euros.

La mayor partida, informa la Junta, era de 3.178.693 euros por el retraso en el pago de las certificaciones originarias. A esta cuantía "se sumaban 1.356.117 euros por las revisiones de precios que debieron aplicarse, mes a mes, en cada una de las certificaciones ordinarias; otros 798.550 euros derivados del retraso en el pago de la certificación final y 2.538 euros por la demora en la liquidación del contrato”.

Bronca permanente

La última bronca política a cuenta del tranvía de Jaén tenía lugar en marzo pasado, cuando el PP todavía gobernaba la ciudad y confiaba en seguir haciéndolo tras las elecciones previstas para dos meses después.

El concejal popular Manuel Bonilla pronosticaba que “el tranvía se pondrá en marcha con un Gobierno del PP en el Ayuntamiento y un presidente de la Junta también del PP”. Para el entonces ya exconsejero socialista de Fomento, Felipe López, el tranvía no había llegado a funcionar “por la negligencia y la actitud miserable del Ayuntamiento”.

En el último acuerdo alcanzado por ambas Administraciones, el coste de explotación del tranvía lo asumiría el Gobierno andaluz en un 75 por ciento y el local el 25 por ciento restante. La recuperación por los socialistas de la Alcaldía que habían perdido en 2011 no es precisamente buen augurio para el futuro del tranvía, cuya infraestructura pagó la Junta, que también adelantó al Ayuntamiento el dinero para comprar el material móvil.

Un tranvía socialista

La derecha jiennense nunca le perdonó al transporte terminado en 2011 su filiación socialista; por su parte, los vecinos de la ciudad tampoco premiaron al PSOE en las municipales de hace ocho años por aquella inversión de casi 120 millones de euros: el PP arrasó con casi el 52 por ciento de los votos (siete puntos más que en 2007) y el PSOE bajó al 35 por ciento (ocho puntos menos cuatro años antes).

Ni parece tampoco que en 2015, con el tranvía varado durante cuatro años, los ciudadanos castigaran al alcalde popular José Enrique Fernández de Moya, que había llegado a decir que él nunca se subiría en ese tren: el PP bajó del 52 al 38 por ciento, pero los puntos que perdió los ganó Ciudadanos y el Ayuntamiento no cambió de color. En 2019 sí lo ha hecho: el cambio tal vez sea bueno para muchos vecinos, pero no es seguro que lo sea también para el tranvía.