Supresión urgente de los aforamientos. Fue la razón principal esgrimida por Ciudadanos para justificar la ruptura del pacto de investidura de Andalucía que va a desembocar en el adelanto de las elecciones para finales de noviembre o principios de diciembre.

Ahora, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se apropia del argumento del partido naranja al anunciar hoy que propondrá al Congreso una reforma de la Constitución para acabar con los aforamientos de los cargos públicos. La reforma, ha dicho el presidente, podría entrar en vigor en solo 60 días desde que se inicie su tramitación en el Parlamento. El presidente ha pedido "el respaldo del conjunto de la Cámara", dado que necesitaría al menos el apoyo de tres quintos del Congreso y de otros tres quintos del Senado para que la reforma salga adelante, lo que implica recabar, como poco, el respaldo del PP.

El argumento –o la excusa– de Susana Díaz y los socialistas andaluces para no ‘comprarle’ a Ciudadanos una propuesta que ellos mismos firmaron en 2015 es que se trataba de una reforma que debía alcanzar a todo el Estado, y no a una sola Comunidad. De hecho, poco después de conocerse el anuncio de Sánchez, la presidenta andaluza publicaba este mensaje en su cuenta de Twitter: "Siempre ha defendido, y reiteré la semana pasada en el Parlamento, que lo lógico y razonable es suprimir los aforamientos en toda España. Ésta es la fórmula".

La reacción de Ciudadanos Andalucía también ha sido rápida. Su presidente Juan Marín arrimaba el ascua a su sardina al ser preguntado por el tema: “A la señora Díaz no le gustaba lo de suprimir los aforamientos pero al señor Sánchez sí: parece que se ha roto el matrimonio Susana Díaz-Pedro Sánchez porque el presidente propone hacer lo que ella no quiso. Además –añadía Marín– Sánchez anuncia que se puede hacer esa reforma exprés en solo 60 días, mientras que la señora Díaz decía que se necesitaban ocho meses para hacerla”.

Si la iniciativa del presidente sale adelante y consigue los votos necesarios en el Congreso, ya no sería necesaria la reforma del Estatuto que sí habría sido preceptiva de haberse circunscrito la supresión de aforamientos únicamente a Andalucía.

El problema ahora es, en todo caso, para Albert Rivera, que tendrá dificultades para justificar un rechazo a la propuesta de Sánchez: si la apoya fortalece al presidente y si la rechaza se debilita a sí mismo.