Vox exige a la Junta de Andalucía que niegue la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres y la Junta de Andalucía no la niega, pero ha pedido el auxilio de las universidades andaluzas para que aporten “evidencias científicas” que saquen al partido ultra de su error.

Quien, con un entreguismo poco decoroso, se ha metido en el que sin duda es uno de los jardines favoritos de Vox ha sido la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz (Ciudadanos), que ayer recogía el guante negacionista lanzado por el partido de extrema derecha revelando que ya había contactado con los rectores de las universidades andaluzas para promover una "investigación rigurosa" que despeje cualquier duda sobre la brecha salarial.

Decenas de estudios

Unas horas después le replicaba en Twitter la secretaria general de UGT Andalucía, Carmen Castilla: “Quizás no le sirvan a la consejera los estudios que realiza mi sindicato respecto a este tema, que es una realidad, pero quizás SÍ los datos del Instituto Nacional de Estadística, Eurostat y hasta la CEOE que reconocen la brecha salarial; negar las evidencias perpetuará el problema”.

A los organismos citados por la líder sindical cabe añadir estas otras instituciones, ninguna de ellas en principio sospechosa de feminismo radical: el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Foro de Davos, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Agencia Tributaria, el Banco Santander, el BBVA, La Caixa…

La consejera de Igualdad también afirmó que, en todo caso, la brecha salarial no existe en la administración pública. Su opinión no es en absoluto compartida por UGT y CCOO, que replicaban poco después recordándole a Ruiz que el propio informe de género del Presupuesto de la Junta de 2018 reconoce esa diferencia salarial: "Los funcionarios hombres cobraban un 12,1% más que sus compañeras mujeres en 2017", una desventaja que es del 22,1% en servicios sociales y del 30% en servicios personales.

No hay brecha, solo hay ideología

Aunque el negacionismo de Vox en esta materia es conocido, la semana pasada le daba rango institucional al explicitarlo en una proposición no de ley presentada en el Parlamente andaluz en la que instaba al Gobierno autonómico de PP y Ciudadanos a adoptar medidas para “no reconocer falsos planteamientos de tintes ideológicos” como la brecha salarial por motivos de género.

Aunque no cita ninguno, para Vox los informes que supuestamente certifican tal brecha no son de fiar, pues sus resultados dependen de “quién pague el estudio y cuánto pague quien lo encarga”.

Como todos los negacionistas –sean del Holocausto nazi, de la llegada a la Luna, de las vacunas o del calentamiento global–, los de Vox son extremadamente refractarios a las evidencias científicas o históricas. Los expertos han definido el negacionismo como el “rechazo a aceptar una realidad empíricamente verificable, abrazando una mentira que les resulta más confortable que la realidad”.

Una consejera en apuros

Lo sorprendente, en todo caso, no es la cruzada de Vox contra quienes “han comprado ese discurso falaz y repiten todas las consignas de la izquierda radical”, sino que el propio Gobierno andaluz, por boca de su consejera de Igualdad, haya dado credibilidad al negacionismo ultra comprometiéndose a investigar “científicamente” lo que decenas de organismos nacionales e internacionales tienen constatado desde hace años. Lo más duro que Ruiz llegó a decirle ayer a Vox fue que esta "es una guerra que no beneficia a nadie".

Es precisamente a la consejera Rocío Ruiz a quien más apuros políticos le está haciendo pasar esa “tercera pata” del Gobierno andaluz que es Vox. Sus obtusas posiciones en asuntos como la igualdad de género, la violencia machista o los derechos LGTBI vienen obligado a Ruiz a hacer malabarismos argumentales de todo tipo para salvar sus convicciones feministas sin enfurecer a sus quisquillosos aliados.

Del desdén a la gratitud

Tras el órdago lanzado por Vox a Ciudadanos durante la negociación de los gobiernos regionales de Murcia y Madrid y después de haberse visto obligado a firmar con ellos el pacto presupuestario en Andalucía, los dirigentes naranjas que comanda Juan Marín vienen mostrándose mucho indulgentes con los exabruptos ultras de lo que se mostraban en el pasado.

El enfático desdén exhibido desde el comienzo de la legislatura, cuando Cs negaba que Vox tuviera parte alguna en el pacto que había llevado a los naranjas a gobernar la Junta, se ha trocado en indulgencia y aun agradecimiento.

Ayer mismo, el vicepresidente de la Junta y líder de Ciudadanos, Juan Marín, quiso “agradecer y reconocer” el respaldo de Vox al Ejecutivo “del cambio” y a los Presupuestos de 2019 que el Parlamento prevé aprobar esta semana.

Se da la circunstancia de que mientras que el PP no se siente particularmente incómodo ante el negacionismo de Vox, para Ciudadanos resulta muy embarazosa la gestión del extremismo ultra. El partido naranja no parece haber encontrado todavía el punto de equilibrio entre la defensa de sus convicciones igualitaristas y la salvaguarda de la estabilidad en manos de Vox. Mientras no lo encuentre, una buena parte de su electorado seguirá perplejo.