La reunión informal ministerial del Espacio tiene lugar en Sevilla del 7 al 9 de noviembre. Los ministros europeos se han comprometido para reforzar el papel de la UE como referencia en el espacio exterior. Para ello, hay tres nombres que quedan grabado a fuego para los próximos años: Copérnicus, Galileo e Iris 2.

La cita ha estado presidida por la ministra de Ciencia e Innovación en funciones, Diana Morant, quien ha presentado los proyectos emblema para conseguir una Europa más “soberana y autónoma”. La cita de ministros europeos se produce dentro de la Semana del Espacio en la que la Agencia Espacial Europea (ESA) reúne al sector en la capital de Andalucía en un contexto internacional bastante convulso.

La pujanza de actores emergentes como China e India; la aparición de un multimillonario que quiere colonizar el espacio a bordo de Space X; el adiós a los cohetes rusos Soyuz; la crisis de los semiconductores asiáticos que provocó la pandemia y consiguiente paralización del sector aeroespacial; y los retrasos del programa Ariane europeo ponen en un brete a la Europa del espacio. En Sevilla, el sector trata de trazar una rampa de despegue común. Para ello, el debate parte de una pregunta sencilla: ¿cómo puede el desarrollo espacial mejorar la vida del ciudadano de a pie?

Estar en órbita para mejorar la calidad de vida

Una de los objetivos de la Presidencia española del Consejo de la UE es el afianzamiento de una política europea en el ámbito espacial y reforzar el rol de Europa en la relanzada carrera espacial. El mensaje es ambicioso: una Europa fuerte necesita asegurar su presencia en el espacio y ese es el punto de partida de las 40 delegaciones internacionales que se reúnen en Sevilla.

Seguridad, control de emergencias climáticas, servicios que garanticen la doble transición espacial y ecológica son los resultados de los planes que se esbozan en Sevilla. La frase que ha acompañado a todos los anuncios de la ministra Diana Morant y el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton ha sido la “soberanía y autonomía comunitaria”.

Esta estrategia se traduce en tres proyectos emblema que deben hacer que nuestra vida sea mejor. El Sistema Copérnicus, la misión de monitoreo y observación de la Tierra que es el primer proveedor de información de este tipo en el planeta viene a ser reforzado. Los ministros se comprometen a desarrollar el análisis de Inteligencia Artificial y análisis de Big Data en campos como la agricultura la prevención de desastres o la crisis climática.

España se benefició ampliamente de Copérnicus en la gestión de la crisis del volcán de La Palma. Morant ha destacado además que Copérnicus, como fuente de información científica, “es una herramienta clave para contrarrestar los discursos negacionistas del cambio climático”.

Otro de los nombres propios que salen reforzados de esta reunión es el sistema Galileo, que permite un sistema de posicionamiento independiente que forma parte de nuestro día a día a través del GPS, por ejemplo. Por último, la principal novedad es la red IRIS-2, que prevé estar operativo en 2024. Se trata de un ecosistema satelital que quiere dar seguridad y resiliencia a la infraestructura espacial europea, garantizando el acceso a internet y a telecomunicaciones… de nuevo, el énfasis está en contar con “más soberanía global”. De Europa emana un mensaje claro: no puede seguir dependiendo de Rusia, Asia o EEUU en un contexto global marcado por lo impredecible,

La realidad se impone: Space X como única vía de escape

Pero para que estos tres programas sigan desarrollándose en el espacio hay que asegurar la posibilidad de lanzar satélites y nanosatélites al espacio. Europa ha dependido tradicionalmente para proyectarse al espacio exterior de los cohetes rusos Soyuz. La guerra de Ucrania provocó el fin de ese matrimonio y la obligación de cambiar el paso.

La otra prioridad del encuentro es establecer “de qué manera tenemos esa autonomía para lanzar estos sistemas y constelaciones al espacio de manera autónoma”, explica Morant, por lo que la agenda versa también sobre cómo asegurar el lanzamiento del ecosistema espacial europeo.

“No estamos contentos”, ha dicho explícitamente Thierry Bretón, ante los retrasos que ha sufrido el programa Ariane 6 de la ESA, “no se ha respetado el calendario”, reclama el comisario, que se ha “visto obligado a tomar decisiones”, se justifica. Las decisiones no son otras que contar con los cohetes de Elon Musk para los lanzamientos de 4 satélites previstos en 2024.

Aunque aún hay contratos que ultimar con la parte estadounidense, Bretón afirma que los lanzamientos con Space X están previstos para abril y julio, pero las negociaciones deben de “atar todos los cabos”, ya que los satélites son considerados de “carácter crucial”. Europa va tarde y las urgencias se sienten en el rictus severo de Breton. La Semana Europea del Espacio puede suponer una rampa de despegue para un nuevo horizonte espacial.