Tras vencer a Susana Díaz en las primarias de junio pasado, el XIV Congreso del PSOE-A proclamó hace apenas tres semanas a Juan Espadas (Sevilla, 1966) como comandante en jefe de los socialistas andaluces con todos los galones. Se diría que ha tenido que hacer un curso acelerado de secretario general y que la nota obtenida en el examen ha sido bastante superior a lo que habían previsto no pocos observadores.

Aun así, el verdadero examen llegará cuando se abran las urnas. En esta entrevista con EL PLURAL, Espadas asegura tener un PSOE andaluz unido tras unas “primarias complejas”, y se muestra confiado en recuperar el poder perdido en 2018.

Es consciente del alto riesgo que corría al ofrecer al PP un acuerdo presupuestario; que corría y que sigue corriendo, pues su oferta sigue en pie, aunque cree que a Moreno lo han convencido desde Génova para que rechace una oferta que era buena para él, para los ciudadanos y para el propio Espadas. En breve plazo, dejará la Alcaldía de Sevilla para ocupar un escaño en el Senado.

P. Una de sus banderas es la de demostrar que otra forma de hacer política no solo es deseable, sino también posible. ¿El fracaso de su acercamiento al PP en el tema presupuestario no demuestra precisamente lo contrario?

R. En absoluto, yo he hecho lo que creía que tenía que hacer, pero para que una negociación funcione, tiene que haber dos partes que quieran negociar.

P. ¿Y el PP no ha querido?

R. El presidente no se ha tomado en serio la posibilidad de un acuerdo. Y si pensó que la había, está claro que a alguien en su equipo o en su entorno no le parecía bien. Claramente, al final Moreno ha hecho una estrategia para que el acuerdo no saliera.

P. ¿Pero la reunión que ambos mantuvieron en San Telmo no parecía apuntar lo contrario?

R. La reunión de San Telmo fue clara, yo fijé mi posición de que no pretendía desnaturalizar un presupuesto no era el nuestro, sino  condicionar en las cuentas a una serie de prioridades que consideramos importantes para los andaluces. Se nos ha intentado justificar que lo que pedíamos ya estaba en el presupuestos, pero eso no es una negociación. Que se lo digan a un sindicalista o a mí, que he negociado hasta seis presupuestos municipales.

P. ¿En qué sentido dice que no ha habido negociación?

R. En el de que una negociación consiste en encajar en las partidas del presupuesto aquellas cuestiones que el otro considera básicas.

P. ¿Recuerda alguna de las frases que le dijo Moreno entonces y que confirmarían su impresión inicial de que el pacto era viable? Al fin y al cabo, usted compareció ante los medios con un mensaje muy optimista.

R. Bueno, yo dejé un documento allí, con nuestras prioridades, si bien todavía no cuantificadas. Tras aquel encuentro, a los pocos días, se produjo el despido de 8.000 sanitarios, un disparo en la línea de flotación del acuerdo, que quería fijar unas prioridades, unos mínimos respecto a la mejora de las retribuciones del personal sanitario y la mejora de la atención primaria. Él me dijo que le parecía razonable lo que le planteaba.

P. ¿Y qué pasó después?

R. Después, las personas que Moreno ha puesto  al frente de la negociación ni siquiera han querido sentarse con nosotros a desarrollar eso, han dicho que eso ya lo estaba haciendo el Gobierno o que lo haría cuando tuviera presupuestos.

P. ¿Cómo explica ese cambio por parte de San Telmo?

R. Yo creo que el PP se asustó por la posibilidad de un acuerdo con el PSOE. A Génova no le interesaba un escenario en el que Moreno Bonilla sacara adelante unos presupuestos con el PSOE.

P. ¿Porque evidenciaría que Casado eran incapaz de hacer lo mismo en el Congreso?

R. ¡Claro! Creo que yo sorprendí a Moreno Bonilla en San Telmo con mi disposición franca y sincera a un acuerdo, y que horas después los cuarteles de Génova y San Telmo dijeron: cuidado, a ver si vamos a convertir al PSOE en una fuerza política útil… ¿le suena la frase?

P. Es la que se le escucha al vicepresidente Juan Marín en el audio filtrado a la prensa de una reunión con el grupo de Cs.

R. No querían que ante los ojos de los andaluces apareciera el PSOE como un proyecto alternativo claro y capaz de estar dispuesto, a solo meses de unas elecciones, a pensar en el interés de los andaluces y no en partidismos.

P. ¿En la reunión de San Telmo no detectó en Moreno ninguna reserva, ninguna reticencia a pactar con ustedes el presupuesto?

R. En absoluto. Ninguna.

P. ¿Entonces?

R. Una de dos: o creen que yo era el único que tenía que hacer concesiones y generar una abstención a cambio de nada, y eso no es una negociación… ¿O es que pensaban que no íbamos a proponer cosas que pudiéramos explicar a los ciudadanos?

P. ¿Cosas como cuáles?

R. No solo propuestas sobre sanidad, sino por ejemplo la mejora del coste/hora del personal de dependencia: yo quería que ese colectivo tan castigado viera que los presupuestos pensaban en ellos; o, por ejemplo, haber roto el secuestro en que Vox tiene a esta comunidad en materia de violencia de género; o la ejecución de la legislación de memoria histórica, que está congelada desde que el partido popular gobierna; o la mejora de la financiación incondicionada a los ayuntamientos…

P. ¿Y la otra opción para explicar ese supuesto viraje?

R. Un cambio de estrategia política del PP, que se ha preguntado: ¿qué nos interesa más, que los andaluces tengan presupuesto o que los socialistas aparezcan como una fuerza de gobierno capaz de darnos las cuentas con su abstención? Se ha priorizado el interés partidista.

P. Exactamente, ¿en qué sentido partidista?

R. En el sentido de que Moreno hace lo que quiere Génova, que es adelantar las elecciones en Andalucía, y que por tanto haya una prórroga presupuestaria.

P. ¿Cómo se ha llegado hasta ahí? ¿Cómo se produce esa brusca transición desde el acercamiento entre usted y el presidente en San Telmo el 1 de octubre y la distancia actual?

R. Ha habido dos elementos que el día de San Telmo el presidente no fue capaz de medir. Uno, que no ha demostrado tener capacidad de decisión y mando y otro, que hay intereses distintos que se han impuesto…

P. ¿Entonces no cree que Moreno sea tan libre como le sugiere Isabel Díaz Ayuso?

R. Mire, que todo el Congreso del PP Andaluz haya girado sobre la libertad o no de Moreno Bonilla para tomar decisiones ¿a usted, eso qué le indica?

P. No sabría decir.

R. Que cuando se habla tanto de algo, lo mismo es hasta verdad. Ayuso dice sin que nadie le pregunte: ‘Juanma, sé libre para tomar tus decisiones’. Algo debía saber esa mujer sobre lo que Casado le estaba diciendo a Moreno respecto de lo que tenía que hacer.

P. ¿A dónde quiere ir a parar?

R. Aplique el silogismo: Ayuso le dice a Moreno ‘haz lo que tú consideres’ porque sabe que Casado está intentando inducir a Andalucía a un adelanto, porque cree que conviene a Génova. Y luego viene García Egea y le dice ‘nadie te está diciendo lo que debes hacer’… Y encima Marín nos aclara después que aprobar un presupuesto en año electoral es de estúpidos, que no pueden permitir un PSOE útil…

P. Luego…

R. ¿Luego de verdad alguien se cree que la culpa de no haber sacado el presupuesto es del PSOE? ¡Hombre, por favor!

P. Sostiene usted que su intención al tender la mano al PP es ayudar en un momento excepcional para la comunidad, con la pandemia todavía ahí y cuantiosos fondos europeos para gestionar. Aparte de esas buenas intenciones, ¿nunca hubo en usted ese cálculo electoral que le hemos atribuido los periodistas, a quienes nos pagan por pensar mal…

R. Así es, les pagan por eso.

P. Le decía que casi todos dimos por hecho que en realidad usted se ofrecía a aprobar los presupuestos también para frenar un posible adelanto electoral, porque hoy los sondeos son adversos para su partido. ¿Nunca manejó esos cálculos partidistas?

R. Yo estoy aquí para ganar unas elecciones, y lo conseguiré en la medida en que consiga que los andaluces crean en mí, y se cree en alguien cuando se lo ve dispuesto a hacer lo que necesita Andalucía, al margen de lo que puedan pensar incluso algunos compañeros de mi partido.

P. ¿Tal trascendental considera ese gesto de tender la mano?

R. Yo sabía perfectamente que si conseguía hacer eso, los andaluces ya tendrían más confianza mí, del tirón.

P. ¿Pero no era una apuesta de alto riesgo? Por ejemplo, una vez aprobados los presupuestos con su abstención, ¿cómo iba el PSOE a gestionar, como oposición, el año de legislatura restante?

R. Vamos por partes. Aquí, sobre los presupuestos, no hay nada no sea posible resolver en las próximas semanas. Aquí lo que se ha hecho es lo mismo que con la ley del suelo, devolverle el proyecto al Gobierno. Si es verdad que quiere presupuestos, que los modifique, tiene margen de maniobra.

P. ¿Tiene que modificar el Gobierno todo lo que ustedes le piden que modifique?

R. No, qué va. Nuestra portavoz le dijo en el Parlamento de qué partidas financiar nuestras diez propuestas. ¿Usted ha visto alguna vez un alarde de sinceridad semejante?

P. No sé.

R. ¡Pero si hasta les hemos hecho el trabajo diciéndoles de dónde podían salir esos 767 millones de euros que suman nuestras propuestas!

P. ¿Dónde está entonces problema?

R. El problema es de estrategia política y de soberbia.

P. ¿Soberbia?

R. Mire: el otro día, al señor Bendodo [Elías Bendodo, consejero de Presidencia y hombre de confianza de Moreno] se le escapó en un corrillo que ‘todo había salido dijo según lo previsto’.

P. Pero más allá de audios clandestinos o de exigencias de Génova, la decisión final es de Moreno como presidente.

R. Cierto, ha impuesto determinada estrategia porque Moreno ha querido, pues si no ha querido es que no manda, y no quiero pensar eso. Pienso que, en primer lugar, ha apostado por una estrategia para justificar un adelanto electoral, en vez de tener presupuestos. Y en segundo lugar, como dijo muy bien Marín, que el PSOE no fuese a sacar ningún rédito del acuerdo, ninguno.

P. Insiste usted en que esto aún tiene arreglo.

R. Moreno tiene ahora la posibilidad de tomar la decisión acertada: puesto que Vox quiere adelanto, el presidente llama a la oposición, se sienta con ella, y no hará falta ni siquiera negociar, solo corregir el texto.

P. Pero usted da por seguro que no aceptarán y que, por tanto, habrá adelanto electoral.

R. Yo nunca doy por seguro nada. En política, cada día se pueden plantear y corregir cosas que no se han hecho bien.

P. ¿Por qué está tan convencido de que Moreno se ha equivocado?

R. Porque salió derrotado del Pleno del presupuestos y se le notaba al día siguiente, en la sesión del control. Debe analizar lo sucedido con su equipo. Podrían haber salido como campeones. ¿Cuáles habrían sido las portadas al día siguiente del Pleno? ¿Que Espadas consigue sacar adelante los presupuestos o que Moreno consigue sacar adelante los presupuestos?

P. Lo segundo, claro.

R. ¡Pues por eso! Yo no vengo a dar lecciones a nadie, pero ha sido un grandísimo error político.

P. Para los observadores más escépticos la vara para medir la sinceridad de su oferta era si planteaba exigencias asequibles para San Telmo o cosas que un Gobierno conservador nunca podría darle. Parece que ha sido lo primero.

R. Absolutamente.

P. De ahí que cueste un poco entender lo sucedido.

R ¿Pues sabe que he conseguido demostrar con mi estrategia, arriesgada, no digo que no?

P. Arriesgada, en efecto.

R. Pues que la conclusión que usted me traslada me sugiere que hemos demostrado que lo mismo Moreno no es tan dialogante como dice ni tan moderado como proclama, ya que antepone los intereses de su partido a los de los ciudadanos. Y además hemos conseguido crear dudas sobre si manda o manda en su partido.

P. De nuevo parece dar usted por hecho que habrá elecciones anticipadas.

R. Moreno está ya situado en cuándo, cómo y en qué forma dar por clausurada la legislatura.

P. ¿Y eso cómo puede saberlo usted?

R. Pregunte usted en las consejerías de la Junta si están trabajando en proyectos para 2022 o si están cerrando carpetas con la vista puesta en cuánto queda para la disolución de la cámara.

P. Una pregunta técnica: con prórroga presupuestaria, ¿Andalucía pierde los fondos europeos?

R. Bueno, técnicamente es posible recibir esos fondos, porque no van vinculados en este caso a un instrumento nuevo, pero no pueden generar presupuesto propio nuevo, inversiones nuevas.

P. No me queda claro.

R. Hay opiniones no muy solventes que dicen que podría haber dificultades de gestión administrativa para esos fondos, pero no es inviable desde el punto de vista técnico que se puedan gestionar fondos europeos con un presupuesto prorrogado.

P. Hablemos de elecciones. Las encuestas no son precisamente muy favorables al Partido Socialista.

R. Mire, la situación del PSOE es la de un proyecto nuevo que sale a ganar la confianza de los andaluces. Somos un partido que ha renovado sus equipos regionales y provinciales después de unas primarias complejas y todo ello –algo que a veces lo pasamos de soslayo– sin generar ninguna fractura interna, unidos.

P. Le diré que bastantes listos pensábamos que, no el congreso regional del PSOE, pero sí que los provinciales no iban a salirle a usted demasiado bien mal, que habría más ruido y enfrentamientos de los que finalmente ha habido. Nos equivocamos.

R. Le agradezco que reconozca lo que no mucha gente reconoce, que estamos haciendo un proceso de renovación ejemplar, y que no era fácil. Estoy orgulloso de mis compañeros en las ocho provincias, porque un partido para ganar tiene que estar unido y ser ejemplar.

P. ¿Ve al partido y a sus bases con buen tono y disposición a pelear?

R. Veo al partido muy concienciado de lo que nos jugamos, muy mentalizado, decidido a dedicar nuestro esfuerzo en demostrar que somos la alternativa a un Gobierno de la extrema derecha en Andalucía.

P. Pero también está en juego quién logra más votos, el PP o el PSOE.

R. En estas elecciones no solo se dirime si PP o PSOE, sino si la extrema derecha entra en el Gobierno o el PSOE es capaz de frenar eso.

P. ¿La amenaza de Vox puede movilizar al electorado de izquierdas?

R. Es que no es una amenaza. De hecho, otra de las razones por las que Moreno duda es que estamos viendo que el voto de la derechas y la extrema derecha tiene vasos comunicantes, ese voto se mueve pero el resultado es que ambos quieren gobernar juntos. Eso es lo que hay que tener claro.

P. Desde los medios conservadores se recalca que Vox no es un león tan fiero como lo pinta la izquierda.

R. Mire, la derecha nunca creyó en esta tierra ni en su autonomía, y ante eso tenemos la responsabilidad como partido de izquierdas de robustecer las libertades y la democracia y no permitir retrocesos. No me lo estoy inventado, Vox no es un partido nuevo, ya conocemos sus postulados. Yo no quiero una Andalucía de la crispación y el odio.

P. Si el PP y Vox sumaran para gobernar, ¿el PSOE haría algún tipo de movimiento para impedir esa alianza?

R. El PSOE es la única fuerza en España que puede parar a la extrema derecha. Pudimos sacar adelante el presupuesto si el PP hubiera optado por nosotros en vez de por Vox. Recuerde que el PP ha centrado todos sus esfuerzos en atraer no al PSOE sino a Vox. Hay lucha de poder entre derecha y extrema derecha. Eso es lo que hay que parar.

R. Pero, para ello, en la carrera electoral el PSOE tendrá que correr más que el PP, y la mochila del pasado, con los ERE o la FAFFE por ejemplo, es mucha mochila.

R. Depende de si los ciudadanos piensan en el pasado o en el futuro. Los ciudadanos votan por expectativas, por lo que quieren que ocurra en el futuro, no votan para censurar lo que se hiciera en el pasado. Eso lo dirimirán los tribunales. Los ciudadanos decidirán en función de lo que crean mejor para ellos y para sus hijos.

P. ¿Y eso cómo se consigue?

R. Yo tengo una obsesión ante las elecciones. Se la anticipo: el PSOE –y seguro que nos copiarán– va a ser el partido que haga el mejor proyecto para los andaluces y sobre todo para la juventud, un proyecto pensado para ese 50 por ciento de jóvenes en paro que están desorientados, muy formados pero sin sitio en el mercado laboral, sin acceso a la vivienda…

P. ¿No será complicado colocar ese discurso en un paisaje mediático tan escorado a la derecha?

R. Es que yo no vine aquí a ganar las elecciones a los medios de comunicación ni a sus dueños. Yo viene a lograr la confianza de los andaluces, con proyectos, con seriedad, con rigor. Tengo claro que las elecciones las ganan los partidos que transmiten confianza y la gente los ve de forma seria, no aquellos que son mejor tratados en los medios de comunicación.

P. Pregunta obligada pero sin esperanzas: ¿en qué fecha dirá adiós al Alcaldía de Sevilla?

R. Pronto. Me he comprometido con todos a anunciarlo cuando saque adelante los presupuestos de la ciudad. Que nadie piense que no respeto a los medios, que sois los más interesados en conocer fechas y cronogramas, aunque luego los sevillanos no están nada interesados en saber cuando me voy, más bien lo contrario.

P. También le iba a preguntar que a quién dejará usted de alcalde, pero casi me la ahorro porque no me lo va a decir.

R. En efecto.