Con la sal y el vinagre siempre a punto para depositarlos sobre la herida más en carne viva del adversario, Elías Bendodo dijo ayer: “Ese socialismo andaluz que antes llenaba el velódromo de Dos Hermanas, hoy se ha ido a la caseta de la Feria”.
El artífice material y fontanero mayor del morenismo andaluz tiene buen olfato para seguir el rastro de sangre que las heridas de sus adversarios van dejando sobre el polvo del camino. La burla de Bendodo apuntaba al corazón del problema principal que tiene hoy el Partido Socialista ante las trascendentales elecciones del 19 de junio: la participación de sus votantes.
Escenarios
Que el mitin de ayer en Dos Hermanas en apoyo al candidato Juan Espadas, con la participación de Pedro Sánchez y un buen puñado de ministros, se celebrara en la caseta municipal, donde caben unos cientos de personas, y no en el velódromo, donde caben más de 10.000, era para Elías Bendodo prueba de la debilidad y el declive socialistas.
¿Los estrategas de Ferraz y San Vicente descartaron el velódromo, escenario propicio para un baño de masas, porque es demasiado pronto o porque temían no llenarlo? Seguramente las dos cosas: pero el dardo de Bendodo debería ser un acicate para, si no lo tenían en mente, modificar su plan de campaña y programar en su momento un supermitin en el emblemático recinto cubierto de la ciudad nazarena, que es el Bernabéu del PSOE andaluz.
El PSOE de Andalucía necesita demostrar al mundo y sobre todo demostrarse a sí mismo que es capaz de llenar el velódromo y colgar el cartel de’ no hay billetes’ en sus taquillas. Si convoca y no llena, malo: porque indicará que el PSOE ha dejado de ser lo que fue en Andalucía; pero si no convoca, peor: porque evidenciará que, en efecto, o bien ha dejado de ser lo que fue o bien no se atreve a comprobarlo.
Protagonistas
Técnicamente, las elecciones andaluzas del 19 de junio son autonómicas, pero políticamente son generales. Sus protagonistas nominales son Juan Manuel Moreno, Juan Espadas y Macarena Olona, pero en realidad tienen papeles secundarios: los protagonistas reales son Alberto Núñez Feijóo, Pedro Sánchez y Santiago Abascal.
El texto que los andaluces escriban el 19-J será el prólogo de la obra, no la obra misma, que comenzará a escribirse meses después, con una primera parte que verá la luz justo dentro de un año en las autonómicas y municipales y una segunda que se redactaría unos meses después en las legislativas.
Sin embargo, no es improbable que si Pedro Sánchez sigue teniendo problemas con su aritmética parlamentaria y no logra sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2023, haga coincidir las generales con las locales y territoriales en el superdomingo del 28 de mayo del año que viene.
Para que Sánchez pueda aspirar a nuevo mandato, Espadas deben salir indemne del 19-J. Indemne no significa recuperar el poder, casi un imposible teniendo en cuenta la división que hay a su izquierda: indemne significa sumar más votos que el Partido Popular o al menos quedar casi a la par; significa, en todo caso, mejorar significativamente la mediocre cosecha de 33 escaños recolectada por Susana Díaz hace tres años y medio.
Las encuestas
Las encuestas pintan bastos para la izquierda y oros para la derecha, ya sea porque auguran un ‘ayusazo’, ya porque prevén un ‘mañuecazo’. Todas indican que gobernará Juan Manuel Moreno, bien sea solo, bien en compañía de otros. Sería poco menos que un milagro que rojos, morados, andalucistas y verdes superaran al PP, Vox y lo que queda de Cs.
El Electopanel de este fin de semana atribuye a las izquierdas menos de 45 diputados y a las derechas en torno a 65, 10 por encima de la mayoría absoluta; no son muy distintas las proyecciones de SigmaDos y Metroscopia en cuanto a asignación de escaños a los bloques, aunque sí lo sean en cuanto a la distribución interna dentro de ellos.
Con ese escenario, al PSOE le costará mucho sacar a la gente de su casa: cuando crees que vas a ganar no te quedas en casa; cuando crees lo contrario, no es fácil sacarte de ella el día de la votación. Los socialistas necesitan meterle una marcha más a la campaña, que hoy renquea a un ritmo voluntarioso pero mortecino. Y para lograrlo habrán de apelar a la épica.
El pasado
Ahora bien, el anclaje de la épica siempre es el pasado, y en la actual dirección socialista no están muy seguros de que apelar a los grandes logros de antaño -el padre de la Andalucía moderna es el PSOE, no Manuel Clavero- sea una buena idea teniendo en cuenta que en el paquete del pasado entran los malditos ERE.
No parecen advertir en San Vicente que la mochila del PP, que tanto presume de su gestión económica, desprende el fortísimo hedor de la corrupción estructural del partido y de la utilización escandalosamente fraudulenta de los aparatos de seguridad del Estado, en unos casos ya condenadas y otros todavía por juzgar. En Ferraz sí parecen haberlo visto y por eso Pedro Sánchez, como habría hecho Elías Bendodo, sacó ayer en Dos Hermanas el vinagre y la sal y roció con ellos la herida popular.