Explíquenme esto: ¿por qué somos los trabajadores el problema de la crisis, según se desprende lo decidido por el Gobierno en la Reforma Laboral, las políticas contra la sanidad y la educación públicas y los continuos recortes salariales en el sistema público de empleo, gobierne quien gobierne, como sucede en Madrid o Valencia (PP), Cataluña (CIU) o Andalucía (PSOE-IU)?

¿Por qué el sueldo medio en España es de 15.500 euros al año, según el Instituto Nacional de Estadística, mientras nuestros representantes políticos, los directivos de las cajas y bancos o altos cargos del poder judicial, entre otros, cobran cifras desorbitadas?

El alcalde de Barcelona, Xavier Trias (CDC), cobra 109.939 euros anuales; el de Sevilla, Juan Ignacio Zoido (PP), 107.027 euros; el de Leganés (Madrid), Jesús Gómez Ruiz (PP), 106.846 euros, más que la alcaldesa de la capital, con tres millones de habitantes más que la anterior ciudad madrileña, donde su alcaldesa, Ana Botella (PP), Ana Mari para su marido (consejero de Endesa, con 200.000 euros anuales, más un sueldo vitalicio por haber sido presidente del Gobierno español con el nombre artístico de José María Aznar, del PP también), recibe 101.987 euros de las arcas municipales; el alcalde de Alcalá de Henares (Madrid), Bartolomé González (PP), 100.556 euros; el de Bilbao, Iñaki Azkuna (PNV), 96.399 euros; el de Alcobendas (Madrid), Ignacio García de Vinuesa (PP), 95.265 euros; el de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva (PP), 93.000 euros; la de Valencia, Rita Barberá (PP), lo mismo; el de Las Rozas de Madrid (de allí mismo), con 89.151 habitantes, Jose Ignacio Fernández Rubio (PP), 86.894 euros y 21 céntimos; la alcaldesa de Pozuelo de Alarcón, de 82.916 habitantes, Paloma Adrados (PP), 85.420 euros; el de Molina de Segura (Murcia), un pueblo de 66.775 habitantes, Eduardo Contreras (PP), 84.678 euros; el de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco (PP), 83.600 euros y 23 céntimos... Y así hasta no llegar a encontrar a nadie que desde su pueblo o ciudad cobre igual que un trabajador medio. Bueno, sí: el alcalde de Mieres, Asturias, de 42.951 habitantes, Aníbal Vázquez (IU), que cobra de las arcas municipales 16.206 euros al año.

¿Y qué justifica estos sueldos? Nada. Pero si es por haber estudiado, de entre los que tengan carreras, másteres y doctorados, que levanten la mano los que cobren lo que esta gente: el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, recibe 147.434 euros anuales del Estado, y encima paga con dinero público cenitas en hoteles de lujo de Marbella en fines de semanas y festivos con motivos estrictamente personales. Sus colegas también están en ese nivel desorbitado: el secretario General del Consejo General del Poder Judicial, Celso Rodríguez Padrón, 123.466 euros; el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala Sánchez, 143.906 euros; el vicepresidente del Tribunal Constitucional, Eugenio Gay Montalvo, 135.268; el presidente del Tribunal de Cuentas, Manuel Núñez Pérez,112.574; y el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, 132.804 euros anuales.

Dijo en febrero de este año, otro que tal baila, Rodrigo Rato, que “en este país la remuneración de los responsables políticos no es homologable al del resto de responsables políticos en Europa” y que “el ejercicio público no es una función lucrativa, pero hay ciertos límites. No es seguro que las remuneraciones en el sector pulbico estén a la altura de las responsabilidades”. Vamos, que cobran poco para lo que hacen. ¿Se puede tener la cara más dura? Sí. Esperanza Aguirre (PP) ha sembrado dudas en torno a los profesores, por ejemplo: si ella cree que los funcionarios se tocan los huevos, será porque ella, que es funcionaria (¡y liberada!), sabrá de lo que habla, por experiencia.

Vamos con los banqueros, que no son precisamente los que duermen en los bancos de las calles o en los cajeros de los bancos (los de dinerito), sino esos que se pueden quedar con la casa de usted, si mañana no tiene con qué pagar: el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, cobró en 2010 9,179 millones de euros, según la memoria anual de la entidad, una injusticia, obviamente, para su presidente, Emilio Botín, que, a pesar de ser su jefe, ganó ese mismo año 3,8 millones de euros. Su hija Ana Patricia no salió mal parada: 3,4 millones de euros se llevó la chiquilla. Porque ellos lo valen, oiga. Pero no tanto como José Antonio Tazón, presidente de la firma de gestión de reservas Amadeus, que recibió un premio extraordinario de 10 millones de euros por la salida a Bolsa de la empresa; lo que los españoles pagamos por mantener al rey y su familia anda por ahí. El resto de banqueros cobra seis veces más de media que el presidente del Gobierno.

Si siguiera, rellenaría cientos de páginas con sueldos así. Y ninguno de gente como usted o yo. Y, sin duda, convénzase, el problema somos nosotros, que nos hemos empeñado en tener casa propia, coche propio, ir a Egipto a ver las pirámides o a Roma a ver el Circo... Aunque para circo (máximo) el de España: ¡y no tiene ni puta gracia!