¿Puede una guapa pareja burguesa, universitaria y roja que dedica todo su empeño intelectual a mejorar la vida de los pobres comprarse un casoplón de seiscientos mil euros?

La dejó caer mi altocargo mientras nos pedíamos una botella de tinto del Priorato de nombre afrancesado, que está que se te salen las uñas. Hay viernes que estoy convencida de que mi altocargo y yo hemos salido del borrador de una novela de Hammet: no sabemos conducirnos por los meandros de la vida sin una copa a la mano.

–Hombre, le dije con el dedo de Santo Tomás en el costado, vosotros tuvisteis a vuestro Boyer, vuestra villameona, vuestro Mariano Rubio, de pronto se podía ser socialista con ánimo de lucro sin que a uno se le derramaran por los bajos los principios éticos. Cuando Felipe dijo aquello de que hay que ser socialista antes que marxista la gente adivinó que la socialdemocracia bien entendida empieza por la casita adosada de uno mismo y el cuatro por cuatro en la puerta. Primero la libertad y luego ya veremos.

–Si sí, lo que tú digas y dos huevos duros (yo, que me lo conozco incluso vestido, sabía que se retorcía en los más de sus adentros) pero todo eso ya huele a alcanfor y el tuyo es un discursito moralista y cateto. La socialdemocracia es capaz de coser las distancias de las clases sociales buscando un equilibrio entre la libertad y las políticas sociales. Pregunta por el comunismo en los libros de historia: no les caben los millones de muertos.

–Si sí, repliqué llenando la segunda copa, la cosa se ha descafeinado tanto que hubo una época en la que hubieseis cambiado a pelo  Ruiz Gallardón por el tupé de Bono, de vaporoso que se había puesto el panorama. Una cosa es no ir de pana y puño por la vida del siglo veintiuno y otra, este desfilar de vanidades sin un gramo de socialismo en el alma.

–A estos pavos de Podemos (no me toques más las narices, me dijo, y esta vez iba en serio) lo que les pasa es que se han llenado las bocas contra las castas y la vieja política y todas esas chorradas que les funcionaron cuando la crisis nos tenía cogidos por los bolsillos y por los huevos Pero casi no llevan tres días en los escaños de la alta política y ya se les han reventado las costuras de los códigos éticos. Estos panolis de verdad se llegaron a creer que estaban reinventando la historia y que jamás les alcanzarían los mordiscos de las contradicciones.

–¿Y?

–Y, en efecto (posó con energía la copa en la mesa), no hay contradicción: para los pobres, pero sin los pobres, que además suelen estar ocupados en la cola del paro; los pobres no saben cuidarse solos; no tienen estudios para defenderse de las canalladas del capitalismo; sin wifi y sin ideología salvo la de su desesperación, Tampoco los puedes sacar por ahí porque, en fin, dan la nota. Alguien tiene que ocuparse de ellos. Y quién mejor que esta guapa pareja enamorada, estudiada y feliz, que ha encontrado en su dedicación a los parias desde su smarthouse de seiscientos mil pavos un búnker y un nido de amor para aniquilar el capitalismo salvaje.

Y me dejó tan traspuesta que no sólo le di la razón sino que en ese instante me pregunté cuántos de estos de Podemos Ilustrados estarían en la aldea de El Rocío, eso sí, como observadores y antropólogos,  dando vivas a la guapa, guapa, guapa.