El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha exigido que todos los países de la Alianza Atlántica (OTAN) eleven su gasto en defensa hasta el 5%, sin acuerdo ni justificación estatutaria. Los países europeos se han inclinado ante el mandamás, incluso después de bombardear ilegalmente Irán y de ver el ridículo del secretario de la organización, Mark Rutte, y su arrodillamiento patético. “Querido Donald, gracias […] Europa va a pagar a lo grande, como deberían, y será tu victoria”, se arrastra Rutte, y toda Europa, en los mensajes de texto con los que le ha expuesto el propio líder estadounidense.

La Unión Europea (UE) certificará este miércoles un nuevo ridículo y, aunque sin los mensajes patéticos de Rutte, casi la totalidad de los Veintisiete agacharán la cabeza de la misma manea. Tan solo un grupo reducido de tres, comandado por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, han plantado cara al yanki y sus vasallos en los momentos previos y en el comienzo de la cumbre. España, Bélgica y Eslovaquia, a los que ya miran mal los trajeados por los pasillos, pero que están seguro de no querer sacrificar su Estado del Bienestar para comprarle armas a Estados Unidos.

Alemania, Francia, Italia. Friedrich Merz, Emmanuel Macron, Giorgia Meloni. Grandes emblemas dentro de la UE y líderes grandilocuentes en su discurso, pero que hincarán rodilla. Las llamadas a la independencia estratégica de los ratones se acallan cuando el gato apenas se acerca a la puerta de casa. Y en esta ocasión el gato quiere un 5% de gasto militar por país y eso conseguirá en la Cumbre de la Alianza Atlántica que se celebra en La Haya (Países Bajos). La Galia que resiste espera poder rascar una excepcionalidad.

"Hay un problema con España", ha trasladado Trump, molesto porque nuestro país “no está de acuerdo”. “Esto es muy injusto para el resto", asevera el presidente que ha impuesto un subida del porcentaje a los 31 países restantes. Sánchez, por el momento, se mantiene inamovible en el acuerdo del 2,1% alcanzado y que parecía firme. “Tenemos que proteger Europa. Pero también debemos proteger lo que la hace única en el mundo: su Estado del bienestar y su defensa de la diplomacia, la ayuda al desarrollo y la paz”, ha trasladada.

El plante del mandatario español ha dado pie a otros como el eslovaco, Robert Fico, que ha apuntado en la misma dirección, pero con más dureza. “La República Eslovaca tiene otras prioridades en los próximos años además del armamento”, ha compartido, asegurando también que el país “es capaz de cumplir con los requisitos de la OTAN incluso sin un aumento sustancial del gasto en defensa hasta el 5 % del PIB”. “Eslovaquia, al igual que España, quiere reservarse el derecho soberano de decidir a qué ritmo y con qué estructura está dispuesta a aumentar el presupuesto”, certifica.

Así, citando el ejemplo de España, Fico se ha opuesto, en busca de una excepcionalidad propia. Además, ha ido más allá que Sánchez y ha señalado algunos problemas de raíz. “Los mecanismos políticos, de seguridad y jurídicos internacionales destinados a la toma de decisiones y a los mandatos sobre el uso de la fuerza militar para la resolución de conflictos han fracasado. Las principales potencias toman estas decisiones individualmente, lo que provoca un deterioro sin precedentes de la situación de seguridad, con un riesgo real de que surja un nuevo conflicto militar global”, ha expuesto.

El acuerdo español

A priori, España ya cuenta con ese salvoconducto. Así lo especificaba la carta remitida por Rutte a Sánchez, menos melosa que los mensajes dedicados a Trump, en la que se permitía a España no superar el 2,1% si con este porcentaje era capaz de dar cumplimiento a los compromisos adquiridos con la OTAN. El foco se ha cambiado con el 5% reclamado por el presidente estadounidense, pero lo cierto es que España ya ha acometido la mayor subida en gasto militar de su historia, 10.500 millones, pasando del 0,9% al 2,1%.

Sin embargo, nada es suficiente para Trump, que pretende que los países europeos gasten más en defensa; sigan dejándole sus bases militares, como las de Rota y Morón en España, para hacer su guerra desde allí; y se mantengan callados ante el genocidio que el Estado de Israel lleva años desplegando sobre la población palestina, consiguiendo una lobotomía tal en los líderes europeos como para que estos pidan a Irán mesura después de sufrir este, en primera instancia, bombardeos israelís y estadounidense.

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