Un belga de 57 años, Mario Blancke, se convirtió en las elecciones municipales de 2015 en alcalde de la localidad de Alcaucín, municipio de la comarca malagueña de la Axarquía de 2.272 habitantes.

La situación recuerda a las aspiraciones del candidato apoyado por Ciudadanos para la alcaldía de Barcelona, el ex primer ministro francés, Manuel Valls. Ambos son extranjeros y ambos tienen como plataforma política a Ciudadanos. Curiosamente Alcaucín se encuentra a escasos 30 kilómetros de Cútar, la localidad donde nacieron la madre y los abuelos de Albert Rivera (el político catalán aun tiene familia en el pueblo, donde es conocido como el 'nieto de Lucas', el del bar).

De Los Verdes a Cs tras gobernar con el PP

Blancke se presentó por Ciudadanos a la alcaldía de Alcaucín y aunque no ganó las elecciones se convirtió en primer edil por los votos de los concejales del PSOE. En realidad, Ciudadanos y Blancke se quedaron a solo nueve votos de ser la lista más votada (ganó el PP). El pacto con el PSOE dio la alcaldía y a cambio el PSOE, que obtuvo la misma representación, gestiona la primera tenencia de Alcaldía. El regidor belga-naranja se presentó por Los Verdes a las elecciones de 2011 y gobernó en ese mandato con el PP asumiendo la delegación de Urbanismo.

Blancke llegó a la política de manera colateral merced a su activismo en defensa de la legalización de viviendas irregulares de la zona donde pululan numerosas casas rurales de extranjeros afincados en esa bella zona. Al alcalde de manera cariñosa le llaman “guiri”.  

Una construcción ilegal

Y en relación a esas viviendas irregulares cabe destacar que ya se ha llevado algún disgusto más, en este caso como alcalde ya. Y es que el regidor belga-naranja se construyó un gallinero sin licencia en su vivienda rural por lo que se vio obligado a demolerlo ante las protestas de sus propios administrados, sus vecinos. Blancke admitió que construyó la instalación sin permiso municipal pero se negó a dimitir –como el PP le exigió-  alegando que “si no dimitió Montoro después de que el Tribunal Constitucional le anulara  la amnistía fiscal, tampoco lo voy a hacer yo por un gallinero”.

El actual alcalde tuvo el fuerte respaldo en la campaña electoral de la asamblea de la asociación Save Our Homes (SOHA) –“Salvemos Nuestras Casas en la Axarquía”- formada por propietarios de viviendas irregulares en el campo.

¿Un gallinero en el Tibidabo?

La diferencia con Manuel Valls es que Blancke lleva más de veinte años como residente en la Axarquía -antes vivió en Rincón de la Victoria- y no se presentó a las elecciones siendo diputado en otro país. Posiblemente otra diferencia es que el exministro galo no cría gallinas ni tiene necesidad por tanto de gallinero. ¿O sí? ¿Un gallinero en la zona del Tibidabo?