El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar ha sido, y aun lo sigue siendo, un modelo de protección urbanística. Ha resistido intentos del siempre ambicioso ladrillo y afán constructor. Leyes autonómicas, nacionales y europeas lo protegen y alterar su belleza, su estado y fisonomía resulta my dificil. Pero detrás del hecho de que este enclave almeriense, visitado por quienes buscan destinos singulares e inéditos en la costa mediterránea libres aun del aniquilador y salvaje urbanismo y de la masificación turística, hay toda una historia qe se escribe con nombre de mujer, Francisca Díaz Torres, más conocida como Doña Pakyta, la gran protectora del Parque.

Doña Pakyta fue una empresaria almeriense que al contraer matrimonio con 21 años con José González Montoya, pasaron a ser los mayores propietarios de terrenos en el Parque Cabo de Gata-Níjar. Nos dicen que en realidad la inmensa mayoría de los terrenos que hoy ocupa esta zona protegida pertenecía al matrimonio. ya que de la familia de su marido heredó la finca El Romeral', de 3.300 hectáreas y 17 kilómetros de costa en Cabo de Gata, lo que dio origen al parque. Pero lejos de aprovechar esas inmensas propiedades para intentar aprovecharlo el momento del desarrollismo voraz del turismo a mansalva y constructor, lejos de ello, auspiciados por su vocación medioambiental y su inmenso amor y arraigo al lugar, Doña Pakyta se convirtió en la gran benefactora del Parque.

DOÑA PAKYTA 1

Hija predilecta de Andalucía por ser la gran protectora del Parque

Durante su larga vida -falleció el 18 de marzo de 2014 con 103 años de edad- su afán fue conservar tanto ecológicamente como de manera sostenible las más de 3.300 hectáreas del Parque desde su responsabilidad de presidenta de honor de su grupo empresarial. Junto a su marido, fallecido en 1976, era la dueña en la zona de 3.000 hectáreas incluidas las emblemáticas playas de Mónsul y Genoveses. Lo admirable e incluso curioso es que pese a se la mayor latifundista del Cabo de Gata-Níjar, jamás quiso especular con sus propiedades, una renuncia multimillonaria que habla de su personalidad. Y es que lejos de la especulación, Doña Pakyta, defendió durante toda su vida la preservación de este enclave único, que posteriormente sería declarado Parque Natural. Ella apostó decididamente por la conservación de lo que hoy es el paraje más emblemático y visitado de este bello enclave almeriense, todo el entorno de la Bahía de San José. Ello le valió el reconocimiento del Gobierno autonómico que la nombró Hija predilecta de Andalucía.

Doña Pakyta se enfrentó con tenacidad a las palas y excavadoras logrando que se revalorizara los espacios naturales pero siempre con sumo cuidado de que lo fueran con criterios de rehabilitación real y uso sostenible. En ese sentido y como muestra de la compatiblidad entre turismo ysoteniblidad vale el cortijo del siglo XVII reconvertido en hotel y sobre todo el impulso tanto a la agricultura y ganadería ecológica con especies propias como las aproximadas 1.000 cabras celtibéricas blancas en una finca de más de 600 hectáreas.

Se enfrentó al Estado (con Franco) que quería hacer pasar la autovía del Mediterráneo


Su decisiva voluntad y firme actitud la demuestra Francisca cuando en la década de los 60 shubo un serio intento del Estado de construir la Autovía del Mediterráneo, atravesando su finca. La respuesta del matrimonio González Díaz (¡ojo! era pleno franquismo) fue además de rechazarlo poner en marcha la urbanización bien diseñada y respetuosa de San José y su bahía, parando los deseos e intentos de urbanización feroz. Para ello, el matrimonio limitó la edificabilidad así como lograron que se exigieran restricciones y normas condicionadoras para la defensa y protección ambiental. El resultado se pueve ver hoy en San José y en los núcleos de su bahía, toda una maravilla para la vista y para el visitante que busca bellos parajes y tranquilidad.

Doña Pakyta

Empresaria modélica y defensora de la sosteniblidad y el medio ambiente


Era una mujer muy activa, con gran sensibilidad hacia el arte y amante de los viajes. Dirigió la empresaria turística "Grupo Playas y Cortijos" junto con su marido. En 1976 fallece su cónyuge y ella se pone al frente de la empresa pero con una acción respetuosa con el espacio y del uso de las construcciones coherentes con el entorno promoviendo acciones para una oferta turística integrada con las formas de vida tradicionales y la cultura de ese territorio, un talante muy distinto a la mayoría de las empresas del sector en el litoral mediterráneo.

Dona la "Casa vasca" al Ayuntamiento de Almería para museo

En la década de 1980, Doña Paquita donó al Ayuntamiento de Almería su casa en la capital, para que, tras su fallecimiento, se transformase en centro cultural y espacio expositivo permanente. Se trata de un chalet de 1928 de original estética norteña. Es conocido entre los almerienses como la ‘Casa Vasca’. En mayo de 2014, el chalet pasó a formar parte del patrimonio municipal acogiendo la primera sede del Museo de Arte de Almería.

La Junta de Andalucía impulsa una aberración urbanística

Pero también tras su fallecimiento, sus sobrinos ya que no tuvo descendencia, heredaron y se hicieron cargo de la empresa que tantos años fue la protectora y benefactora del Parque Cabo de Gata-Níjar. Ahora, en 2020, seis años de la desaparición de Doña Pakyta, la empresa parece que toma otros rumbos que no encajarían en la filosofía, pasión y activismo de su tía. Todo ello con elpermiso y anuencia de la Junta de Andalucía. Francisca Díaz Torres debe de estar vigilando desde arriba. Pero esto es otra historia de la que informaremos en breve.