El ambiente que se respira en la sociedad es el peor que yo he conocido. He vivido otras ocasiones donde las circunstancias también fueron muy duras, pero oía a la gente cantar. Se sufría pero teníamos anhelos y esperanza. Teníamos espíritu de lucha y ganas de avanzar, aunque supiéramos que nuestra realidad no iba a cambiar mucho.

Ahora, cuando hablas con amigos o caminas por la calle, vemos la tristeza en sus miradas, la angustia cuando te cuentan su situación, muchas veces desesperada. No saben qué hacer, por dónde tirar. Sin trabajo, sin esperanza de encontrarlo. O con trabajo en precario, muy en precario, después de la reforma laboral. Asustados por si caerán al pozo del paro del que no se sale. Con vergüenza de tener que vivir de la caridad de la familia, si puede, o de las ONG. Aterrorizados por el peligro de perder su vivienda. En definitiva… DERROTADOS.

¿Puede el pueblo ser derrotado en una democracia? Imposible, el poder reside en el pueblo. ¿Entonces por qué esa sensación de no poder hacer nada? Simplemente por eso, porque es una sensación, no una realidad. Podemos hacer cosas, pero todas pasan por organizarnos y movilizarnos. Tenemos que participar en todas las iniciativas que luchen contra esta situación. El miércoles que viene, día 14, tenemos la oportunidad de demostrarlo, tomando parte en la Huelga General y en las manifestaciones que se convoquen. Participar en todas movilizaciones, colaborar con las organizaciones sociales, aportar ideas. La lucha será larga y muy difícil, pero podemos y debemos pelear por no ceder ni un palmo de terreno en los avances sociales que tantos sacrificios han costado. Es verdad que el enemigo, el poder económico, es muy poderoso, pero siempre lo fue y se le ganaron batallas importantes.

Entre sus argucias esta el desviar la responsabilidad hacia la política y los políticos en general, todos son iguales. Es mentira. Hay políticas y políticos utilizados como instrumentos para alcanzar sus objetivos de enriquecerse a costa de arruinar nuestras vidas y, por el contrario, existen alternativas políticas y económicas que contienen propuestas que hacen posible el avance social. No conviene caer en la confusión que intentan crear. Esta derecha que nos gobierna jamás aplicará políticas que beneficien el estado del bienestar. Tenemos que exigir a las fuerzas políticas de la izquierda, especialmente al PSOE, que de verdad represente los intereses de los más débiles, que tiene la responsabilidad de liderar la lucha contra la injusticia que se está cometiendo, que tiene la obligación ineludible de despertar la esperanza, de convencernos de la utilidad de sus propuestas. No es el momento de mirarse el ombligo en batallas internas que provocan la desesperación de los que esperamos que afronten de forma decidida su responsabilidad. Es la hora de ilusionar. DERROTADOS… NUNCA.