El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) reprocha a la extitular del juzgado de instrucción 6 de Sevilla Mercedes Alaya su "falta de colaboración y entendimiento" con su sucesora, María Núñez Bolaños, "cuestionando su idoneidad y su independencia".

Informe del TSJA
Estas negativas valoraciones y otras están recogidas recogen en el informe de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que acordó ayer, por unanimidad, que la juez Mercedes Alaya no instruya el caso de los ERE una vez que logró la plaza de la Audiencia de Sevilla que había solicitado.

"Exclusiva y excluyente"
La Sala de Gobierno emite un informe para respaldar la decisión en el que realiza una serie de críticas a Alaya, de la que señala que insistió en que "su competencia" en el caso de los ERE tenía que ser "exclusiva y excluyente, con funcionarios concretos designados por ella".

Voluntad de no colaborar
Esta actitud de Mercedes Alaya, a juicio del alto tribunal andaluz, "patentiza una clara voluntad de no colaboración con la actual titular (Núñez Bolaños), en manifiesta oposición al fundamento que justifica toda medida de apoyo judicial".

Exteriorizó su discrepancia
Aunque el TSJA reconoce la labor desarrollada por Alaya y admite que "lo deseable" hubiera sido "la continuidad y el aprovechamiento" de sus conocimientos, destaca que la magistrada ha exteriorizado tanto su discrepancia con "los términos" de la comisión de servicio acordada como "su falta de voluntad de colaboración y entendimiento" con Núñez "cuestionando su idoneidad e independencia".

Claves para entender su apartamiento de las causas
Como se ha ido informando reiteradamente y destacábamos ayer, la situación de la juez Alaya al frente de las macrocausas estaba siendo muy complicada y su continuidad se hallaba en el alero. Muchas son las causas que han llevado a su exclusión. Por una parte ha sido una decisión personal de la propia magistrada al solicitar, y luego lograr, una plaza en la Audiencia provincial de Sevilla. Como informó este medio, el propio presidente del TSJA, Lorenzo del Río, admitió recientemente que el “problema” del juzgado de los ERE surgió porque Alaya “decidió cambiar” de destino, advirtiendo de que tras el cambio de titular “salió a relucir una falta de sintonía o de colaboración” que tendrían que valorar los órganos de gobierno. Y así ha sido.

Un gota a gota de pecularidades
A ello hay que sumarle un gota a gota de actuaciones atípicas que la ha deteriodado, fruto de su peculiar carácter y que han terminado por hacer rebosar el vaso. Metió la pata hasta límites insospechables, sorprendiendo a propios y extraños en la judicatura, con sus ataques personales y profesionales a la nueva titular que le sustituyó, María Núñez Bolaños. La llegó incluso a acusar de profunda amistad con el consejero Emilio de Llera, persona que por su veteranía en la carrera judicial y carácter goza de numerosas amistades en el mundo de la Justicia. Prácticamente desde que Núñez Bolaños tomara posesión, Alaya inició una guerra, para muchos “sucia”, contra la nueva jueza. Fuego a la gasolina echó Alaya con sus escritos díscolos a los órganos superiores. Tampoco ha ayudado a su permanencia las malas relaciones con compañeros tanto jueces como abogados.