Hoy he empezado el día como ayudante de aspiración de toda la casa, hace unos día limpié a fondo la aspiradora, sus tres filtros, y hoy al acabar he vuelto a limpiarlos y es increíble lo que sale cuando se hace a fondo. Las pelusas me tienen encantado, no carecen de belleza y tienen vida propia, te las encuentras en todos los lugares pero preferentemente en los sitios más difíciles de limpiar, como debajo de los muebles con patitas cortas, dónde tienen sus guaridas estos elementos que se forman alrededor de algún pelo o fibra que cargados positiva o negativamente atraen  electrostáticamente células muertas, polvo y cualquier cosa de carga contraria y van creciendo de tamaño hasta que se dividen o se unen, en un  proceso continuo que crees dominar cuando limpias, pero que al día siguiente descubres que fue  un trabajo inútil pues vuelven a estar en los mismos sitios.

Luego, ha leído el periódico y me topo con una frase que ayer decía una de las mujeres que más me gustan, la canciller Angela Merkel: "Las cosas solo pueden ir bien para Alemania, si van bien para Europa" y  ello provoca el contenido hoy de mi diario, porque Europa siempre es la solución aunque haya que trabajarla a fondo y superar muchas cosas, por eso cuando todo parece anunciar que el mundo se desploma las solución es ¡más Europa! y el que crea que hay otra salida mejor que tenga la bondad de explicarlo; para mí el bien supremo es la paz y nunca antes los países europeos hemos disfrutado de tantos años sin conflictos bélicos, si exceptuamos el drama de los Balcanes, como los 75 años transcurridos desde el fin de la segunda guerra mundial y además alcanzando unas altas cotas de bienestar colectivo .

 Y es verdad que a veces parece que todo se va a romper  porque es muy duro tener que soportar los tópicos con que todavía nos juzgamos unos pueblos a otros, o mejor dicho  los tópicos que unos políticos irresponsables se dedican a arrojar a manos llenas para ocultar su incapacidad de resolver los problemas que van apareciendo, como si estos desaparecieran conjurando esas tonterías, por eso amo a Angela Merkel, porque claro que defiende con uñas y dientes los intereses de los alemanes, como todos los gobernantes democráticos tratan de hacer con sus votantes, pero sin demagogias y dicendo claro lo que por ser evidente parece que se olvida, que solo nos irá bien a cada uno de nosotros cuando le vaya bien a todos.

Como bien escribía recientemente Javier Cercas a propósito de esto:

"Quizá no nos merecemos una Europa unida; quizá el proyecto de una Europa unida es demasiado noble y ambicioso para nosotros: al fin y al cabo, se trata de un experimento inédito, de una audacia política sin parangón...un grupo de viejos países dotados de lenguas, culturas, tradiciones e historias disímiles que, tras siglos de combatirse sin piedad en guerras atroces, deciden juntarse para construir un país nuevo y unido en los valores de la concordia, el bienestar y la libertad de sus ciudadanos...demasiado bueno para ser cierto...quizá el proyecto de una Europa unida es demasiado bueno para los europeos..."

Porque estoy seguro que no hay nada mejor para todos nosotros que una Europa unida capaz de superar con el diálogo las diferencias que día a día se presentan , hoy he traído el tema a colación y lo he ilustrado con esta foto del Mont Saint-Michel en Normandie, uno de mis iconos europeos, que hice  el lunes 17 de junio del 2019 a las 7,30 horas de una fresca mañana, antes de que llegaran las masas de turistas, en mi cuarta y última visita a esa joya europea.

CUARENTENA. DÍA 40+4 "ENSEÑAR"

Metidos ya en la séptima semana de "arresto domiciliario", informo que aunque sigo con la lumbalgia que,  por culpa de tratar de hacer ejercicio con una bicicleta estática, me acompaña desde hace casi tres semanas, parece que me voy acostumbrando a ella aunque temo acabar adicto al parecetamol y al enantyum. Pero gracias a moderar el consumo de fritos y alcohol, nada de cerveza, y con ejercicios moderados mantengo la diabetes y el peso como lo tenía cuando empezó esto. Hoy es un día plomizo y algo lluvioso propio para la melancolía y la reflexión, pero me está resultando muy alegre porque si hay suerte mañana veremos de lejos a nuestros nietos mayores a los que echamos mucho de menos.

Clase sahara alumnos practicas

Gracias a este confinamiento por separado de  niños y profesores tendremos una prueba universal digna de ser estudiada sobre el. valor real de los padres en la educación de sus hijos, que yo creo que será muy positivo, aunque lógicamente la enseñanza, que no es lo mismo, se haya visto un poco perjudicada pues la influencia de los maestros en la transmisión de conocimientos es fundamental y no es lo mismo hacerlo a distancia por muy buena voluntad que esté habiendo; ni todo el mundo tiene los medios necesarios, ni la mayoría de los profesores formación especializada para ello. Estoy muy de acuerdo con la bellísima valoración publicada por Jordi Verdaguer, un maestro de Barcelona, de la situación:

"Estoy obligado a dar mi clase por Internet y no puedo. Preciso de mi aula, de mis alumnos, del calor de esa secreta comunión entre el que enseña y el que aprende. Hay algo de magia, dignidad y amor en la sublime función del maestro, cuyo fin es que en una clase que bulle o bosteza, se produzca el pequeño milagro del conocimiento; penetrar la mente esponjosa de un alumno y sembrar una idea, plantear una duda o suscitar una pregunta. Entonces lo demás es superfluo, la mecánica enmudece y respira la palabra. Pensar en libertad, volar y arriesgar, atreverse a pensar por uno mismo, sin tutores ni muletas, ni máquinas que nos vigilen. Es la historia más bella de la enseñanza. Estoy obligado a hacer mi clase por Internet y no puedo."

Siempre he considerado  que la enseñanza requiere de técnicas y medios, pero enseñar no es un oficio, sino un arte, un arte lleno de amor y magia que se produce  en un espacio sagrado  y mítico que se puede crear en cualquier sitio, incluso confinado entre las paredes de un aula, porque la clave no es el lugar sino la presencia de un adulto sano, preparado y bienintencionado con un grupo de niños sanos, felices y motivados, todo lo demás es accesorio.

Por eso insistir en la evaluación clásica de este curso en la enseñanza obligatoria me parece un error y lo que es peor es que percibo que no es un error sino una oportunidad que quieren aprovechar algunos para que sus privilegiados hijos tomen más ventaja  en calificaciones sobre los niños más desfavorecidos, como si no fuera suficiente con la brecha que marca la desigualdad social. Aún asistiendo al mismo colegio todos los días los resultados escolares  de cada niño dependen mucho más de la situación  socioeconómica de su familia que de cualquier otra circunstancia personal incluida su inteligencia o voluntad, Por eso me parece indignante que quienes más recortan en dinero para la enseñanza pública se empeñen en evaluar los conocimientos que los niños más desfavorecidos ya no podrán asimilar. ¿Quiere esto decir que soy partidario de que pasen los niños de nivel sin preparación?, para nada, solo que eso sea a criterio de sus profesores sin evaluaciones "objetivas" que no existen.

La foto la hice a las 9:49 del lunes 19 de enero de 2009, mientras mis alumnos de la Facultad de Educación de Córdoba hacían sus prácticas docentes en un aula digna del colegio Madrid  de la wilaya de Auserd, un campamento saharauí en medio del desierto, donde unos  niños limpios y bien alimentados, juegan, estudian y  se afanan por aprender español.

(*) Profesor jubilado de Educación mediática de la Universidad de Córdoba.