La conversación telefónica que esta mañana han mantenido el presidente de Andalucía y el presidente de España ha transcurrido en un tono “sereno y cordial” en el que, en el mejor de los casos, cada uno habrá tomado nota de los argumentos del otro, pero sin albergar la más mínima intención de modificar los propios para acercarlos a los de su interlocutor.

Por no coincidir, los presidentes ni siquiera han coincidido en llamar a la misma cosa con el mismo nombre. Lo que para Juanma Moreno es una “intervención” de las cuentas andaluzas, para Pedro Sánchez es una simple “tutela”; lo que para uno es una decisión política, arbitraria y perjudicial para Andalucía, para el otro es una decisión institucional, neutra y en ningún caso discrecional.

'Vengo a hablar de mi libro'

Aunque la llamada de Sánchez a Moreno se enmarcaba en la ronda autonómica ideada por el presidente del Gobierno para 'vender' la conversación telefónica con Quim Torra que ERC le exigía como parte del peaje para facilitar su investidura, el presidente andaluz ha aprovechado el diálogo para ‘hablar de su libro’.

Y su ‘libro’ era la carta que el secretario general de Financiación Autonómica del Ministerio de Hacienda, Diego Martínez, ha remitido al secretario general de Hacienda de la Consejería de Hacienda de Andalucía, Ignacio José Méndez Cortegano, fechada el pasado 5 de diciembre –y recibida según la Junta el día 10–, en la que le comunica que el Gobierno autonómico no podrá salir a los mercados financieros en 2020 a captar los 1.920 millones que tenía previsto. Podrá obtenerlos, sí, pero solicitándolos al Gobierno tras someterse a las condiciones que este le imponga.

El Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos se ha tomado a la tremenda una misiva gubernamental en la que, según han explicado hoy en rueda de prensa los consejeros Elías Bendodo y Juan Bravo, la Junta ve “un castigo” en toda regla por el mero hecho de tener un color político distinto al del Gobierno y estar haciendo las cosas tan bien "como nunca" se habían hecho en Andalucía.

Improbable marcha atrás

El propósito del Ejecutivo andaluz es convencer al Ministerio de Hacienda de que dé marcha atrás y le permita acceder por segundo año consecutivo a los mercados financieros para obtener liquidez a unos tipos de interés muy favorables y con una fecha de devolución no inferior a 20, 25 y hasta 30 años.

No parece, sin embargo, que el departamento que dirige María Jesús Montero vaya a dar marcha atrás: eso al menos es lo que se desprende –dura lex, sed lex– de lo que ha trasladado públicamente Bendodo sobre la conversación de Moreno y Sánchez y de la propia versión del diálogo que ha difundido el servicio de prensa del palacio de la Moncloa.

Más allá de la inevitable sobreactuación propia de toda batalla política, el consejero de Hacienda, Juan Bravo, ha hecho en rueda de prensa de hoy una buena defensa de su posición como Gobierno y como Administración.

Entiende Bravo que los incumplimientos de la ley de estabilidad que le reprocha Hacienda no solo son atribuibles al Gobierno socialista anterior, sino que además fueron incumplimientos meramente coyunturales, hasta el punto de que las dudas que hubieran podido suscitar sobre la fiabilidad de los gestores andaluces han quedado despejadas por el trabajo riguroso que viene realizando el ‘Gobierno del cambio’.

Contestación bajo sospecha

El consejero Bravo se extendió en sus respuestas a todas las preguntas de los periodistas salvo a una: la que se le formuló sobre el déficit de 2019, cifrado en el 0,1 por ciento, pero que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ya previó en agosto que la Junta no podrá cumplir.

“La previsión de déficit para 2019 era acabar en el 0,1 por ciento, ese es nuestro compromiso”, dijo escuetamente el casi siempre locuaz Bravo. Puede que dijera la verdad, desde luego, pero no pareció que dijera toda la verdad.

Entiende el Gobierno andaluz que, en el mejor de los casos, el Ministerio de Hacienda estaría siendo injustificadamente severo con Andalucía porque, al vedarle la emisión de deuda, quiebra la trayectoria de confianza por parte de los mercados en la buena salud de las cuentas autonómicas. Bravo quiere reunirse con la ministra Montero, a quien ya ha enviado una carta, para trasladarle sus razones y convencerla si no de que rectifique, sí al menos de que sea benévola con la Junta.

En todo caso y tal vez porque será a él a quien le toque llamar a la puerta del Ministerio de Hacienda, el tono de Bravo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno ha sido mucho menos bronco que el utilizado por su compañero Bendodo.