A medida que los render 2D y 3D iban descifrando líneas en el monitor del ordenador, los investigadores de la Universidad de Cádiz ampliaban su rango de sorpresa en miles de años. Gracias a un nuevo análisis del dibujo de un caballo de la Cueva del Moro (Tarifa, Cádiz) del Paleolítico Superior, un equipo ha confirmado el primer registro en la Historia de un dibujo técnico que integra nociones de geometría y aritmética.

La constatación de líneas paralelas y los surcos de circunferencias concéntricas que establecen un patrón de composición proporcionada viene a desplazar enormemente al pasado la existencia de destrezas geométricas. Hasta ahora, un dibujo técnico no lo encontrábamos en la Historia hasta el siglo XXII antes de nuestra era. Se trata de una escultura de Gudea, gobernador sumerio de lo que después sería Babilonia. La obra de Gudea, expuesta en el Louvre, se llama El arquitecto.

Pero el hallazgo de la Cueva del Moro de Tarifa ubica la referencia temporal muchísimo antes, 20 mil años antes de Cristo, consolidando en el paleolítico superior del arco mediterráneo unos conocimientos enormemente sofisticados. “No sospechábamos algo así”, explica a ElPlural.com uno de los responsables del hallazgo, el investigador tarifeño Antonio Ruiz Trujillo.

Desde hace dos años, los conocidos grabados y pinturas de la cueva del Moro vienen siendo examinados con las nuevas posibilidades digitales. Fue así como el Grupo de Investigación PAIDI HUM 812 de la Universidad de Cádiz detectó líneas y patrones geométricos no detectables a simple vista, debida en gran medida al paso del tiempo y la erosión del viento... Tras el tratamiento informático, voilá: allí estaban las paralelas, la proporción trazada a través de algún tipo de compás y un caballo surcado y dibujado en roca que llevaba esperando una mirada como la de Ruiz Trujillo desde hace más de 22 mil años.

¡No diga proporción aurea griega, diga proporción gaditana!

El revolucionario descubrimiento implica una insospechada cadena de transmisión de conocimientos en el arco mediterráneo. La noción de composiciones matemáticas y geométricas para dibujar y expresarse artísticamente no parte de la proporción aurea de los griegos. Aquí, en la Tarifa paleolítica ya existía un patrón miles de años antes.

Consiste en asignar a la altura del grueso corporal del caballo un valor doble que la altura de la cabeza. En principio, la cabeza pequeña se consideraba una costumbre derivada de un esquema mental al configurar figuras en el paleolítico; sin embargo, ahora se confirma “un normativismo gráfico basado en un cálculo aritmético”, reza el estudio. “Es decir, si la cabeza tiene un valor 1, el cuerpo 2 y 3 las extremidades”, detalla Ruiz Trujillo.

El patrón hallado ha sido confirmado en la comparativa de otros grabados y pinturas de la región del mismo marco temporal. Para el investigador, con más de 15 años de experiencia en estudios de Prehistoria, Arqueología, Etnoarqueología, Antropología y Paisaje, esto viene a confirmar que “simplemente somos los mismos, la misma especie. Es el mismo cerebro creativo el que hacía todo eso, pero ahora sabemos que lo hacían en ese momento”.

Una sociedad organizada

“Simplemente creíamos que esas cazoletas –los huecos horadados en la roca en el interior del dibujo– eran algo simbólico“, detalla Ruiz Trujillo. Pero los orificios eran el centro de circunferencias trazadas con compases, “no esperábamos que tuvieran ese tipo de herramientas”.

“Pusieron en práctica ciertos conocimientos sobre la materia del dibujo técnico, entendido como el que se realiza con medios auxiliares y siguiendo unas normas”, concluye el trabajo de la UCA,  que reúne a otras investigadoras como Ana María Gomar Barea y María Lazarich González. El equipo relata que, para realizar el dibujo del caballo que mide 1x0,65 metros, “al menos” hicieron falta dos personas.

El caballo está surcado en la roca y pintado posteriormente. Tiene una inclinación que obedece a su posicionamiento en la roca, y dentro de la cueva, se escogió un espacio más protegido, es decir: planificación. El caballo precisó de un esquema anterior y un boceto que posteriormente fue terminado a mano alzada.

El caballo de Tarifa implica un orden social, una especialización funcional y un procedimiento –quizás ritual– en una comunidad cazadora recolectora que, en las serranías de Cádiz, encontraba posibilidades vitales que les habrían permitido desarrollar inquietudes y competencias superiores. De hecho, el análisis arroja similitudes con otros ejemplos cercanos al enclave del Moro, en otros focos de interés arqueológico como son la cueva de las Palomas I y cueva de la Abejera II o Estrellas.

El trabajo revela que disciplinas que hoy entendemos como complementarias, integrando nociones de geometría-aritmética-arte tiene un papel relevante en la sociedad. Así lo entendemos a raíz del estudio de los clásicos de Grecia. Pero los oriundos de la Andalucía de hace 22 mil años constatan que esas inquietudes por reflejar e inmortalizar nuestro entorno han impulsado el saber desde mucho antes.