“Escuche, las mareas van y vuelven” (Ángeles Férriz, PSOE). “Han negado la evidencia y están operando con un principio de soberbia” (Inmaculada Nieto, Unidas Podemos). Las dos portavoces de la izquierda centraron ayer sus preguntas al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en la degradación de la atención primaria, diagnóstico que comparten sindicatos, sanitarios y usuarios de un servicio público por cuyo deterioro pagó un alto precio político el Partido Socialista.

Moreno tuvo dificultades para defenderse de los reproches de Férriz y Nieto: a fin de cuentas, va ya para tres años que ocupa el palacio de San Telmo, y tanto tiempo debería haber sido suficiente para que los usuarios notaran algún tipo de mejora. El presidente se escuda en la pandemia, que ciertamente explica en parte lo sucedido, pero que no logra contentar a unos usuarios y trabajadores que constatan con irritación e impotencia que el departamento de Salud y Familias no emite señales de que las cosas vayan a mejorar significativamente.

La socialista Ángeles Férriz fue muy dura con Moreno. Le exigió que “deje de mentir con la atención primaria”, le recordó que “lleva ocho meses diciendo que no pasa nada, sin resolver la indignación de quien no puede ir al médico” y le echó en cara que “los médicos se sienten están siendo menospreciados e ignorados por el SAS, que hay esperas inasumibles, sobrecarga de trabajo, faltan recursos y personal y un cambio de modelo para que unos pocos hagan negocio”

La sentencia de Férriz tuvo el tono de las condenas inapelables: “En Andalucía no ha pasado nunca que la gente no pueda ver a su médico”. Aun así, este argumento de la portavoz sonó a reproche a los gobiernos socialistas de Susana Díaz: “En mi partido nos acordamos muy bien de las mareas, mi partido ha aprendido, sólo se equivoca quien no escucha; recuerde que las mareas van y vuelven".

No fue menos severa Inmaculada Nieto, de Unidas Podemos por Andalucía, para quien la atención primarias está sumida “en un total desbarajuste que 'made in' de su gobierno”. Consideró Nieto que las explicaciones de Moreno eran un "despropósito de principio a fin" porque "no ha sido capaz de dar una explicación lógica a la desastrosa gestión de la atención primaria de todo su gobierno y especialmente del último año y medio".

También le recordó que sus explicaciones, justificaciones y excusas nunca sería creíbles para “una persona que ha padecido la odisea de conseguir una cita, que cuando la ha conseguido el tiempo de demora es hasta de dos semanas, que ha tenido que hacer cola en su centro de salud”.

“Hagan un poco de autocrítica y dejen de estar tan encantados de conocerse en la gestión sanitaria”, le espetó Nieto a Moreno en alusión a la conocida querencia de su gobierno por el autobombo. Apuntaba bien la portavoz de UPporA: San Telmo no cesa de emitir mensajes positivos sobre el funcionamiento de la atención primaria, pero sus discursos se estrellan contra la evidencia de que a un usuario de la sanidad pública es muy difícil manipularlo si su experiencia es negativa.

Moreno se defendió como buenamente pudo. Lo hizo con datos, cifras y comparaciones en las que su gobierno salía bien parado, pero que difícilmente podrían convencer al usuario tipo al que hizo referencia Nieto.

El presidente acusó a su oponentes de “crear una alarma injustificada para arañar un puñado de votos” y echó nuevamente mano de una de sus metáforas preferidas para defenderse: la herencia socialista que recibió fue “un coche gripado, sin ruedas, ni motor, que hemos tenido que arreglar para que medio ande, no es un Fórmula 1".

Dijo también haber destinado 11.772 millones a sanidad en el Presupuesto de este año, "2.000 millones más que el último año de Gobierno socialista", y apuntar que se ha alcanzado por primera vez un gasto del 7% del PIB en sanidad, que el gasto sanitario por habitante es superior en 300 euros respecto a gobiernos del PSOE, haber alcanzado 120.000 profesionales sanitarios, un 20% más, o un gasto de 5.200 millones en nóminas.

Como tantos presidentes harían en su lugar, jugaba con ventaja el andaluz: olvidó mencionar que el grueso de las partidas extraordinarias destinadas a la sanidad habían venido del Gobierno de España dentro del paquete presupuestario para combatir la pandemia.