El pálido y poco convincente andalucismo que, pese a ostentar la Vicepresidencia de la Junta en la persona de Juan Marín, solía exhibir Ciudadanos en  la comunidad es desde ayer algo más pálido y algo menos convincente después de que la líder nacional del partido, Inés Arrimadas, anunciara este lunes en Sevilla que su partido presentará una iniciativa en el Congreso de los Diputados para eliminar la distinción entre "nacionalidades y regiones" que figura en el artículo 2 de la Constitución Española.

El portavoz de Vox Jorge Buxadé se apresuró a recordar que esa misma propuesta ya figura en la agenda de su partido, que propone "dar una vuelta" a todo el Título VIII que regula las comunidades autónomas.

El movimiento de Arrimadas supone una aproximación a Vox y un alejamiento del PP de Alberto Núñez Feijóo, quien sí ha hablado abiertamente de “nacionalidad catalana”. La nueva sensibilidad territorial que el expresidente gallego ha llevado a Génova llegó a confundir incluso al experimentado Elías Bendodo, número tres del PP y mano derecha del presidente andaluz, quien llegó a hablar de España como “Estado plurinacional”.

El propio Feijóo calificó de “error” la expresión de Bendodo, que también se disculpó. El disciplinado coordinador general del PP se pasó esta vez de disciplinado y fue más papista que el papa, creándole a Feijóo un problema con su interpretación excesivamente libre de la nueva doctrina del partido en la cuestión nacional.

Arrimadas hizo su propuesta de modificación constitucional durante su intervención en un encuentro informativo organizado por Europa Press Andalucía en colaboración con la Fundación Cajasol dentro del ciclo 'Andalucía Vota' con los candidatos a la Presidencia de la Junta de los principales partidos en las elecciones autonómicas del 19 de junio. Arrimadas fue la encargada de presentar al vicepresidente de la Junta y candidato de Cs a la Presidencia, Juan Marín.

Para la líder naranja se trata de una "iniciativa valiente y reformista que persigue garantizar que España es una nación de ciudadanos libres e iguales, que se configura en 17 comunidades autónomas y dos ciudades autónomas. Se trata –remachó– de que no haya ni ciudadanos de primera ni de segunda ni territorios de primera ni de segunda".

Al lamentar en su intervención que a Andalucía se la haya situado siempre como un territorio "de segunda", Inés Arrimadas parecía desconocer que una de las novedades más relevantes del Estatuto de Autonomía, renovado en 2007 a rebufo de la reforma del Estatut catalán, fue precisamente la denominación de Andalucía como “nacionalidad”.

En opinión de la dirigente de Cs, años "de cesiones al nacionalismo han convertido un artículo que buscaba aunar consenso en el subterfugio que blanden muchos para debilitar y fragmentar nuestra democracia". Por ello, “ante los retos que plantea el nacionalismo en España, que no son distintos a los que plantea en Europa, los liberales españoles tenemos claro cuál es la receta: un país democrático de libres e iguales".