Uno de los mayores problemas asociados al cambio climático es el imparable avance del desierto. Cada año se pierden millones de hectáreas de suelo fértil cubiertos por dunas o el calor reseca el terreno y lo hace incultivable.

Ganar terreno al desierto

Es un fenómeno que se da en todo el mundo. ¿En todo el mundo? Un momento. En China no. Una vez más, el gigante asiático parece ir por delante en lo que adecuación a los tiempos se refiere. No en vano, China necesita cada metro cuadrado de terreno para obtener alimentos para su desbocado censo demográfico. Un equipo de investigadores de la universidad de Jiao Tong, en Shanghai afirman haber inventado un método que no solo frena la desertificación del suelo, sino que incluso sirve para ganar tierras al desierto y hacerlas cultivables. La clave de estos procesos es la capacidad del terreno para retener el agua. Esto depende de la composición del terreno y de la vegetación con la que cuenta.

Celulosa y tierra

Los expertos han creado un nuevo material. Una pasta obtenida a partir de la celulosa de las plantas. Cuando este compuesto se añade a la tierra facilita no solo la retención del líquido. También se evita la pérdida de nutrientes y la oxigenación del suelo. Agua, nutrientes y aire es lo que necesita una cosecha para ser viable. Como muestra de que su invento funciona, se trabajó en 1,6 hectáreas de terreno desértico en la zona de Ulan Buh, al norte del país. En esa extensión se realizaron cultivos de prueba de especies como el arroz, tomates y girasoles, todo especies que precisan de un uso intensivo de agua. Estas primeras pruebas han supuesto todo un éxito. Los científicos son conscientes de que el camino hasta que su invento se generalice es todavía largo. Sin embargo están convencidos de que servirá para detener el avance del desierto. Y más allá, aseguran que la adición de el compuesto de celulosa también ayudará a obtener mayores cosechas, ya que el suelo tratado de esta forma requiere menos fertilizantes para producir la misma cantidad.