Mientras el pueblo andaluz colapsaba las calles de las ocho provincias, el presidente de la Junta se encerraba con los suyos en su Palacio de Cristal, ajeno al ruido exterior pese a la proximidad. Juanma Moreno Bonilla clausuraba este domingo, junto a Alberto Núñez Feijóo, el 17º Congreso del PP-A que celebraban los conservadores este fin de semana en Sevilla. Casi a la misma hora que la ciudadanía avisaba al barón popular de que “seguían en la lucha” frente a los recortes de su Gobierno, el jefe del Ejecutivo regional alertaba de un enemigo común con forma de “UTE – unión temporal de empresas -” de partidos – PSOE-A, Sumar y Vox – que pretende derrocar su palacio de cristal a golpe de “polarización” para hacer de Andalucía un “campo de batalla y de barro”. Todo ello, mientras reivindicaba sus siglas como el adalid de la emancipación de los servicios públicos no sólo en la región, sino también en todo el país.
El congreso contó con la presencia de Alberto Núñez Feijóo, Miguel Tellado y el presidente murciano Fernando López Miras. Moreno envió a Feijóo un mensaje cargado de intencionalidad: “Te queremos ya de presidente del Gobierno de España, te necesitamos”. El líder andaluz buscó presentarse como soporte territorial de la dirección nacional del PP, en un momento en el que las encuestas estatales continúan sin consolidar una ventaja clara para los populares.
Confluencia “populista”
El discurso del presidente andaluz giró en torno a una idea clave: la “estabilidad”. Moreno insistió en que su llegada al Gobierno en 2019 y su victoria en 2022 han aportado certidumbre económica y política a la comunidad. Alertó de que, sin ella, llegan “la incertidumbre, la parálisis y el retroceso”. Según su relato, eso es lo que estaría en riesgo en 2026, señalando directamente a una hipotética alianza entre PSOE, Sumar, Vox y otras formaciones que, según él, buscan bloquear el “cambio” iniciado por el PP: “Existe una confluencia populista que quiere convertir a Andalucía en un campo de batalla, de barro y de polarización”.
Moreno pidió a los suyos redoblar esfuerzos entre jóvenes, mujeres y votantes desencantados. Lanzó una pregunta retórica dirigida al electorado andaluz: “¿De verdad merece la pena poner en riesgo todo lo que hemos avanzado?”. El planteamiento se presentó como un aviso contra cualquier retroceso o cambio que pueda amenazar la hoja de ruta que, según él, ha permitido un “salto de gigante” en materia económica en los últimos siete años.
En su intento de reforzar el perfil del PP-A, el presidente insistió en que no se trata de un proyecto personalista, sino de una construcción colectiva basada en la “vocación de servicio público”. Aseguró que el partido es hoy “el instrumento que hace realidad los anhelos de la gente” y se autodefinió como la fuerza política de “las clases medias” y del “progreso”.
La parte más combativa de su discurso llegó al abordar la gestión de los servicios públicos. Moreno denunció lo que calificó como “toneladas de mentiras” acerca de supuestas privatizaciones en sanidad, educación y dependencia. Defendió que su Ejecutivo ha destinado “los mayores recursos de la historia” a estas áreas y acusó directamente al PSOE-A de haber “arruinado” los servicios públicos durante sus décadas de Gobierno. “Esta es la verdad y lo demás es mentira, bulo y falso”, afirmó, cargando con dureza contra la oposición y prometiendo no permitir que “por un puñado de votos ensucien y arrastren por el fango la buena reputación” del sistema público andaluz.
Aunque se mostró satisfecho con su gestión, aseguró que no caerá en la “autocomplacencia” y que “queda mucho por hacer”. Ese mensaje buscó transmitir que, pese a la mayoría absoluta de la que goza, el PP andaluz no se relajará ante los comicios.
La intervención de Moreno también apuntó directamente a La Moncloa. Acusó a Pedro Sánchez de “condenar a Andalucía antes que molestar a sus socios separatistas” y denunció un “maltrato interesado y egoísta” hacia la comunidad. Estas palabras encajan en la estrategia del PP de tensionar el debate territorial y presentarse como contrapeso al Gobierno de coalición. Según Moreno, la única alternativa “posible, sensata y serena” al “disparate colosal” del Ejecutivo actual es un Gobierno liderado por Feijóo.
Ánimos para Feijóo
El presidente andaluz aseguró que el PP está igualmente preparado para unas generales. Prometió que, cuando Feijóo llegue a La Moncloa, se restablecerá la igualdad entre territorios y se pondrá fin a lo que considera “injusticia” hacia Andalucía. El mensaje buscó conectar la política regional con la nacional, situando al PP-A como pieza indispensable en la estrategia estatal del partido.
El congreso concluyó con una puesta en escena cuidada, en la que la música volvió a tener un papel central, desde la entrada de Feijóo y Moreno al ritmo de “Justo cuando el mundo apriete”, del grupo Viva Suecia, hasta las actuaciones del grupo Radio Soul, que cerró la jornada interpretando el himno de Andalucía.
Moreno terminó su discurso con un llamamiento a la militancia para encarar un ciclo electoral que considera decisivo. Presentó las autonómicas y las generales como dos batallas entre su proyecto de “estabilidad” y lo que describe como una alianza de “populismos” dispuestos a derrocarlo. La estrategia es clara: convertir 2026 en un plebiscito sobre su propia figura y sobre el relato de un PP que asegura estar “preparado, convencido e ilusionado” para retener el poder en Andalucía y disputarlo en España.
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