“No me he sentado en ninguna reunión del PP ni del grupo parlamentario popular en la que estuviera presente el señor Rubalcaba”, ha repetido, buscando sacar al cabeza de cartel del PSOE de la foto. Ignorando así una evidencia que ella conoce perfectamente, y que es tan patente que incluso un periódico tan cercano a Sáenz de Santamaría y su partido como es La Gaceta, titulaba hoy “el aspirante (refiriéndose a Rubalcaba), irritado, pide excluir de la Carta Magna una cifra tope de déficit”.  Una realidad, la del papel de Rubalcaba y su equipo en la negociación, que desde ayer otros medios de comunicación, entre ellos desde luego ELPLURAL.COM, venimos informando.

El Gobierno y el PP habían acordado incluir la cifra en la Constitución
La verdad es que Soraya Sáenz de Santamaría, aunque ha pretendido ahora ignorarlos, conoce al dedillo los cambios que el acuerdo ha sufrido desde que tuvo lugar la primera conversación sobre el tema el lunes por la tarde, cuando Zapatero llamó a Rajoy para anunciarle su decisión y pedirle que se sumara a ella.

En principio el Gobierno y el Partido Popular tenían pensado que una cifra de déficit se recogiera en el texto del acuerdo. Tampoco se contemplaba en ese momento que dicha cifra sufriera ninguna revisión. Todo esto cambia cuando el lunes por la noche, después de obtener la aceptación de Rajoy a la modificación constitucional, el presidente del Gobierno informa de la misma a Alfredo Pérez Rubalcaba. Esa misma noche el candidato socialista reúne a su equipo en Ferraz y comienzan a estudiarlo en una sesión que no concluye hasta la una de la madrugada.

Rajoy aprovecha el debate en el Congreso para preparar el ataque a Rubalcaba
El martes por la mañana Zapatero anuncia en el Congreso, conforme a lo que ha advertido a Rajoy y Rubalcaba, la propuesta para la modificación constitucional. Pero Rajoy, en su réplica, antes de mostrar su acuerdo a la propuesta, aprovecha para dar un golpe que ha preparado durante las horas previas con su equipo y realiza un ataque frontal contra Rubalcaba, en el que centra la responsabilidad por la resistencia que el grupo socialista había mostrado en los meses anteriores a aceptar la modificación constitucional.

Rubalcaba en los pasillos del Congreso, ya que no ha podido hacerlo desde la tribuna parlamentaria, muestra su acuerdo con la idea de la reforma. Pero además se suma de lleno, junto a su equipo, a la negociación y provoca un giro radical en el acuerdo previo. Cambios que, según han revelado fuentes de la negociación a ELPLURAL.COM, se centraron en tres puntos: evitar que la cifra tope de déficit se incluyera en el texto de la reforma Constitucional; que esa cifra se aumentara sobre la primera prevista y que se intentara sumar a otros partidos, en especial CiU e IU, al acuerdo.

Del 0,3% al 0,4%; de no haber revisión, a contemplarse dos
Y así, desde la tarde del martes se inicia una negociación que no concluye hasta pasada la una de la madrugada de ayer. Negociación en la que la cara del PSOE es José Antonio Alonso, pero que, y esto es conocido por todos, se mantiene un contacto permanente entre el portavoz parlamentario socialista, Zapatero y, de manera fundamental, Rubalcaba.

De esta forma, y conforme a lo que Rubalcaba y su equipo imponem desde Ferraz, en el documento se pasa de la primera idea, que contemplaba fijar una cifra de déficit en la reforma constitucional, a que no haya ninguna cifra en la Constitución, sino que la cifra esté recogida en una ley orgánica que acompañará la norma y que será mucho más fácil de modificar o, incluso, suprimir si así se desea. Igualmente, que ese tope no sea del 0,30 o 0,35%, como primero contemplaban PP y Gobierno, sino del 0,40%. E, igual de importante, que esta cifra pueda revisarse antes de su entrada en vigor definitiva en 2020. En este sentido, en principio, según se ha dicho a ELPLURAL.COM, el PP se negaba a incluir cualquier posible revisión del tope de déficit independientemente de la marcha de la economía. Después aceptó que se hiciera una revisión en 2018. Y al final, por imposición del candidato socialista, que haya dos revisiones, una en 2015 y otra en 2018.