No hubo sangre en el plató improvisado de la calle Ferraz. El debate televisado de los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE tuvo momentos de intensidad, de dureza en bastantes ocasiones, de acritud de otras, pero ninguno de los contendientes pisó en ningún momento la línea roja del exabrupto o de la falta de respeto.

¿Moverá el debate algunas voluntades? ¿Cambiarán de opinión algunos de los que ya tienen una? Es poco probable, pues no hubo novedades significativas en las propuestas de los candidatos. Tampoco, por cierto, en los reproches. La única novedad propiamente dicha fue el anuncio de Díaz de que se marcharía si era secretaria general y no remontaba los resultados electorales.

Victoria pero por puntos

No es fácil determinar si el debate ha tenido un ganador inequívoco. De tenerlo habría sido tal vez Susana Díaz, que exhibió seguridad, solvencia y claridad de ideas, pero su victoria habría sido por puntos, no por KO. Y no por demasiados puntos: los suficientes para afrontar con optimismo lo que resta de campaña, pero no los bastantes como para haber inclinado claramente la balanza en su favor. En los días que restan hasta el domingo, las espadas seguirán tan en alto como antes del debate.

También López hizo un buen papel. No obstante, de haber ganado, su victoria en el plató no sería especialmente relevante dado que su derrota en las urnas es segura. El problema para el exlehendakari es que la liga en la que él juega en este torneo de las primarias es otra distinta de la de Pedro y Susana.

‘Tú eres pro Pedro’

Las chispas que saltaron fue casi siempre entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, cuyas cuentas pendientes personales y políticas afloraron en más de una ocasión, si bien sin abandonar ninguno de ellos unas maneras sin duda tensas pero siempre respetuosas.

El momento más amargo de Pedro Sánchez debió ser cuando Díaz le espetó la relación de dirigentes con los que el exsecretario general ha ido enemistándose a lo largo del tiempo. “El problema no son ellos, Pedro, el problema eres tú”. En otro momento, remató así Díaz: “Creo que tú eres pro Pedro Sánchez”. A ese durísimo envite no respondió Sánchez.

Una distancia abismal

Si las relaciones entre Sánchez y Díaz no eran buenas antes del debate, tampoco puede decirse que este las empeorara. Simplemente, las puso en evidencia. Simplemente, ambos pusieron de manifiesto la distancia abismal que les separa, quizá más en lo personal que lo político.

El debate mostró que el entendimiento entre ambos es imposible, pero que ninguno de ellos tendrá problemas para integrar a Patxi López.

Dos adversarios y un árbitro

El más reiterativo en sus argumentos fue Pedro Sánchez. Tenía muy claro su discurso, cuyo eje principal era, es y será la abstención del PSOE ante la investidura de Mariano Rajoy. Sánchez aludió a esa abstención prácticamente en todas sus intervenciones, desde la primera a la última con la que cerró el debate.

Y si el eje motriz de Sánchez fue la abstención, el de Díaz fueron los cambios de posición y los “bandazos” del exsecretario general sobre cuestiones de calado como la territorial.

También aquí, en la cuestión territorial, llegó a intervenir Patxi López para recriminar a sus oponentes que estuvieran discutiendo de un tema que solo interesaba a los nacionalistas. En más de una ocasión pareció que Patxi era más un árbitro que un contendiente. Aun así, en lo sustancial sus argumentos estaban más cerca de los de Susana que de los de Pedro.

Silencios significativos

Los tres contendientes hicieron un buen papel, pero ninguno entró a responder a las cuestiones más incómodas que le plantearon los otros. Por ejemplo, Susana Díaz no mencionó ni una sola vez la abstención que tanto citaba Pedro; sí llego a hablar de ella Patxi López para admitir que no le gustaba pero que, al ser la decisión mayoritaria del partido, entendió que debía respetarla.

Tampoco Pedro Sánchez respondió al embarazoso desafío que le planteó Susana Díaz cuando dijo que si ella era secretaria general y no lograba remontar los resultados electorales del PSOE, se marcharía. La presidenta andaluza repitió varias veces ese compromiso, pero Sánchez se cuidó mucho de aludir a él en sus intervenciones. Sin duda, en lo que resta de campaña electoral Susana insistirá en reclamarle a Pedro que aclare si hará lo mismo que ella ha prometido en caso de derrota.

Gráficos poco útiles

Sánchez fue, por cierto, el único de los candidatos que acudió a la batalla armado con varios gráficos para apuntalar sus argumentos, si bien la rapidez con que los mostró y el propio formato de realización televisiva no dieron ocasión a que su contenido pudiera ser apreciado por el espectador. Esfuerzo baldío.

Por lo demás, la moderadora Carmen del Riego hizo su papel de forma pulcra y discreta, sin caer nunca en la tentación de otros árbitros de creerse más importantes que los equipos en liza.