El compromiso del juez del caso, al abrir en su día una pieza separada para la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo, era acordar "cuantas diligencias fueran necesarias para agotar la investigación de todas las hipótesis, por remotas que sean, capaces de arrojar luz acerca del paradero del cuerpo de la menor".

Por ello, se trata tal vez el último cartucho. Si esta vez tampoco hay suerte, es poco probable que se vuelva a intentar. El juez de Instrucción número 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, ha ordenado a la Policía Nacional una nueva búsqueda del cuerpo de la joven sevillana Marta del Castillo, asesinada hace ocho años, en una zona del río Guadalquivir situada en pleno casco urbano y que, llamativamente, no fue rastreada en su momento.

Situada en las inmediaciones del antiguo club de remo de Lipasam, entre el puente del Cachorro y la pasarela de la Cartuja, la zona de búsqueda no pertenece al cauce vivo del río, sino a la dársena que atraviesa la ciudad y que fue el cauce histórico del Guadalquivir.

Cuantos medios sean necesarios

El juez ordena que, "con los medios que el Cuerpo Nacional de Policía considere necesarios, se realice la inspección del tramo del río en el que se localizan los focos o puntos de interés" en el informe aportado por el padre de Marta, Antonio del Castillo, "para la búsqueda y localización del cuerpo de la víctima".

En ese informe se certifica que el geofísico Luis Avial y un criminólogo hicieron un estudio en la dársena del Guadalquivir para lo que emplearon un sonar o radar submarino de los utilizados para detectar los pecios y cuyos resultados apuntan la posibilidad de que existan restos humanos en la zona. El rastreo lo harán agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), que empezarán a actuar cuando las condiciones del clima lo aconsejen.

El juez dice que, una vez recabado un informe del Instituto de Medicina Legal de Sevilla sobre el estado en que se encontraría en la actualidad un cuerpo, con las características del de la víctima, y a la vista del informe final de la Policía, "es evidente que no podemos descartar, como hipótesis de trabajo, que algunos 'puntos sensibles' recogidos en el informe aportado por Antonio del Castillo puedan, potencialmente, corresponderse con restos óseos humanos".