Javier Arenas tiene fama en el Partido Popular de ser gran amigo de sus amigos… hasta que ‘no le queda más remedio’ que dejar de serlo. Es una conducta relativamente habitual en política. Menos habitual es la astucia de saber cuándo y con quién hay que dejar de ser amigo y cuándo y con quién se debe seguir siéndolo. Y todavía menos habitual que los amigos traicionados acaben perdonando a quien les clavó el silencioso puñal en el costado. El extesorero del PP Luis Bárcenas parecía encajar en esta categoría de amigo indulgente… hasta ahora.

El retrato

Quienes le conocen bien en el partido en Andalucía aseguran que Javier Arenas no solo tiene un talento notable para la intriga propiamente dicha sino también para escapar a sus consecuencias cuando la maquinación fracasa.

La información desvelada este martes por El Mundo confirmaría esa proverbial habilidad del dirigente andaluz para jugar con varias barajas a la vez y hacerlo –genio y figura– ¡a la vista de todo el mundo!

La simpatía personal de Arenas llega al punto de que al terminar la partida consigue que la mayoría de jugadores lo feliciten por su habilidad con las cartas y hasta se muestren dispuestos a pagar las copas para celebran que han sido desplumados.

El silencio

Luis Bárcenas también podría entrar en esa categoría de jugadores que, en la partida más difícil de su vida, revelan sus cartas a quien no deben. El extesorero confió plenamente en Javier Arenas durante sus comprometidas negociaciones con Génova para no tirar de la manta a cambio de quedarse con un buen trozo de ella. Al final las cosas no salieron bien: Bárcenas se sintió traicionado por el partido y no logró la compensación económica que buscaba, lo cual le llevó a tirar la de la manta, sí… pero no del todo.

Una fuente del PP buena conocedora tanto de Bárcenas como de Arenas asegura a ELPLURAL.COM, que “Javier ya no tiene garantizado que Luis no hable, de hecho está aterrorizado”.

La misma fuente atribuye la filtración de los SMS que hoy publica El Mundo a “una pelea de la jefa de espías [en alusión a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría] contra Arenas por haber influido en su salida de portavoz y contra Cospedal”. El extremo cuidado que Arenas siempre ha tenido al referirse Bárcenas –la última vez esta misma mañana en el Senado– parece confirmar ese diagnóstico.

La lealtad

La información del diario madrileño publicada hoy también a alude a la actual ministra de Defensa, de quien Bárcenas escribió en uno de sus SMS “Aquí a quien hay que pedir responsabilidades es a la descerebrada”. El ex tesorero la estaba culpando, según El Mundo, “de haberse visto obligado a destapar la caja de los truenos contra el partido” difundiendo pruebas de su financiación ilegal por “no haber alcanzado Cospedal un acuerdo con él”.

Bárcenas, en todo caso, nunca sabrá a ciencia cierta si, en su intermediación con el partido, Javier Arenas jugó lealmente con él o actuó como esos agentes dobles que mienten a las dos partes en litigio sin que ninguna de ellas pueda demostrarlo jamás.

Según la información firmada por Esteban Urreiztieta en El Mundo, que publica también el cruce de SMS que confirman el relato, Bárcenas “ofreció al diputado del PP Juan José Matarí no implicar en su declaración ante la Audiencia Nacional a su íntimo amigo Javier Arenas en la financiación ilegal del partido”. Los SMS tienen fecha de marzo de 2013, dos meses después de que Bárcenas fuera despedido de Génova tras difundirse sus apuntes manuscritos de la contabilidad B del partido y conocerse la fortuna que ocultaba en Suiza.

La mediación

La negativa de María Dolores de Cospedal a pagarle a Bárcenas los 900.000 euros que exigía por haber sido despedido de modo improcedente llevó, según el rotativo, al extesorero a “contar ante la Audiencia Nacional no sólo la existencia de una trama de financiación ilegal, sino el papel que desempeñaba cada uno de los altos cargos de la formación y, especialmente, el de los secretarios generales, entre los que se encontraba Javier Arenas”, que ocupó ese puesto entre 1999 y 2003 aunque sigue teniendo plaza en la cúpula del partido. 

Bárcenas, no obstante, estaba dispuesto a salvar a Arenas en su declaración judicial, que tuvo lugar el 15 de julio de 2013, en agradecimiento a su mediación con Génova para conseguir un buen trato. Y así lo hizo.

Sin embargo y contra lo que le había prometido Arenas, con quien había comido el 14 de diciembre de 2012 en un restaurante de Sevilla, finalmente no hubo tal buen trato, la comunicación entre ambos se interrumpió y ello “provocó la indignación de Bárcenas hacia quien hasta ese momento consideraba su amigo”, según El Mundo.

De hecho, cuando Arenas tuvo que declarar ante el juez Ruz por la contabilidad del PP, en agosto de 2013, el abogado de Bárcenas, Javier Gómez de Liaño, llegó a amenazar en dicha comparecencia al exsecretario general del PP con difundir la grabación de ese almuerzo en la capital andaluza durante el cual el extesorero le habría informado de que era inminente que saliera a la luz su fortuna de Suiza.

El ordenador

Las labores de mediación de Arenas en el caso eran conocidas. El propio Bárcenas declaraba en marzo pasado que buscó a Arenas para que mediara con el PP con el fin de recuperar su ordenador: el mismo célebre ordenador que contenía datos claves de la contabilidad secreta del partido y cuyo disco duro fue sometido a decenas de borrados y minuciosamente destruido después a martillazos, unos hechos que investiga la justicia.

Según recogía la crónica judicial de El País el pasado 9 de marzo, Bárcenas contó a la magistrada de la Audiencia Nacional “que recurrió al vicesecretario nacional del PP Javier Arenas, a través del diputado por Almería Juan José Matarí, para recuperar los ordenadores, cosa que no consiguió. Fuentes próximas a Arenas –añadía la información– niegan este supuesto contacto de Bárcenas para esta gestión, ni directamente ni a través del diputado Matarí”. Los SMS difundidos ahora parecen desmentir aquel desmentido de Arenas a El País. Desde luego, Bárcenas jamás recuperó el ordenador. Otra vez, la supuesta mediación de Arenas había fracasado.