Las críticas que está recibiendo Ciudadanos por intentar lavar la cara al PP para que pueda repetir Gobierno cuando la formación naranja se ha presentado como el látigo contra la corrupción debería preocupar a Albert Rivera y los suyos. La táctica amenaza con matar la 'gallina de los huevos de oro' en forma de votos que les ha supuesto su discurso ‘regeneracionista’. Algo estarán detectando en el ambiente cuando su portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, ha comparecido en la tarde de este miércoles para trasladar el mensaje de que el pacto con el PP todavía no está cerrado ante las reticencias de los populares a ceder “ni una coma” en numerosos puntos. Pero el empeño de los de Rivera por aupar a Rajoy de nuevo sigue intacto.

Rivera vive todavía en la ola de su reciente explosión electoral a nivel nacional, pero el 26J ya supuso un serio aviso sobre los riesgos de su estrategia ‘pactista’ con unos u otros. La trayectoria electoral de C’s es una montaña rusa de resultados según las convocatorias fueran en su feudo catalán, en Europeas, en autonómicas y municipales o en toda España, pero aunque la línea ascendente es innegable las últimas generales representaron la primera bajada a nivel nacional y sonaron algunas alarmas. La estrategia del PP de instar al voto útil de la derecha había funcionado. La montaña rusa de Rivera amenazaba con estancarse. Esta ha sido a grandes rasgos la trayectoria electoral de C’s casi siempre picando hacia arriba pero con curvas descendentes que les obligaron a paradas estretégicas.

El feudo catalán 
Ciudadanos nació como reacción al nacionalismo catalán y fue en las elecciones al Parlament de Cataluña donde se forjó su origen, consolidación y crecimiento. Rivera, con aquella famosa campaña en la que aparecía desnudo como imagen de que no tenían nada que ocultar frente a las corruptelas de otros, consiguió en 2006 entrar en el Parlament con 90.000 votos y tres escaños. En 2010 se repetía cita y Rivera mantuvo el tipo con una leve mejora, 106.000 votos y de nuevo tres escaños. La compulsión de Artur Mas a la hora de adelantar elecciones le vino muy bien y en 2012 se produjo la explosión de la formación con 295.000 votos y nueve escaños. La locura llegó el 27 de septiembre de 2015, cuando a pesar de que la proyección nacional de Rivera le obligó a dejar a Inés Arrimadas como cabeza de cartel, consiguieron 735.000 votos y 25 diputados, alzándose como la segunda fuerza en Cataluña. Los últimos sondeos insinúan que han tocado techo y que en una nueva cita electoral perderían votos.

Irregularidad en municipales y europeas
Rivera todavía no ha conseguido situar a su formación en un nivel significativo a nivel autonómico -a excepción de Cataluña- y municipal y tampoco en Europa, aunque la línea sea creciente. En las municipales de 2007, circunscritas casi exclusivamente a municipios catalanes, apenas consiguieron 67.000 votos y en las de 2011 seguían siendo testimoniales. En 2015 ya alcanzaron 1,46 millones de votos y consiguieron la mayoría absoluta en 48 municipios y la relativa en otros 21. El principal palo electoral de Rivera se lo ha llevado en las Europeas: en 2009 su coalición con la extrema derecha de Libertas no le dio ningún escaño. En la cita de 2014 ya consiguieron dos representantes aunque sin tirar cohetes con el medio millón de votos cosechado por la lista encabezada por Javier Nart.

Explosión nacional, pero menos de la esperada
La explosión de Cataluña y la benevolencia de los sondeos hicieron creer a Ciudadanos que los resultados de las generales del 20D, el primer gran asalto de Rivera a la política nacional, iban a estar muy por encima de lo que realmente estuvieron. Aunque la irrupción en el Congreso fue notable. Rivera había fracasado en su primer intento nacional cuando su candidatura al frente de C’s en 2008 apenas cosechó 46.000 votos, muy lejos conseguir escaño. En 2011 tuvo que aparcar el intento al no alcanzar un pacto con UPyD para concurrir juntos, y ante las inciertas expectativas los naranjas dieron un paso atrás y no se presentaron. Tras el colapso de UPyD, los incumplimientos de Rajoy y los buenos resultados de las autonómicas y municipales de 2015, Rivera se presentó el 20D con mucha confianza y cosechó 3,5 millones de votos que se tradujeron en 40 escaños, lejos de lo anunciado por los sondeos pero una irrupción notable tras los dos fracasos en las generales precedentes. El 26J y tras su pacto con el PSOE ya lanzó un aviso de que la inercia no sería siempre positiva para Rivera y perdieron 400.000 votos y ocho diputados.

¿Subirá o bajará la montaña rusa de Rivera tras el espectáculo que está ofreciendo con sus salvavidas a Rajoy?