Puede que Ikea sea la empresa que ha llevado hasta el extremo el concepto do it yourself. Tanto es así, que incluso tengo que teclear mi propia información en un ordenador para conseguir una acreditación para entrar a entrevistar a Mercedes Gutiérrez, directora de Sostenibilidad de la compañía en España.

La crisis ha puesto un poco de sentido común en cómo consumir de forma diferente

Pero, más allá de las bromas, es precisamente esa obsesión por la autosuficiencia la que está provocando un impulso a la sostenibilidad. No solo para la empresa sino, sobre todo, para sus clientes. "Queremos que en España ahorren treinta millones de euros en su factura eléctrica".  

No es una opción 

Y, para conseguirlo, no han optado por jugar con precios para incentivar la compra de elementos de iluminación a base de leds. Simplemente, han eliminado cualquier otra posibilidad. "La sostenibilidad no es una opción", afirma categórica; "es un factor de supervivencia para el futuro y un agente del cambio y para la innovación".  

Mientras nos habla de los planes de la compañía para duplicar su tamaño, expone los riesgos que eso supone. "Poder llegar a 1.500 millones de clientes y ayudarlos a tener mejores hogares es una gran oportunidad. Pero si lo seguimos haciendo igual que siempre, duplicaremos el consumo de madera y la huella de carbono de la compañía. No seremos parte de la solución y no tendremos un impacto positivo".  

Soluciones 

La solución parece estar en ese llevar el concepto de "hágaselo usted mismo" hasta el extremo, como señalábamos antes. El primer paso, a juicio de Gutiérrez se centra en el consumo. "Ahorrar agua o reutilizar la que tienes en casa; no tirar comida; incluso reducir la cantidad de residuos producidos en el hogar". Y, por supuesto, gastar menos energía "o generar tú la que necesites". 

La sostenibilidad no es una opción, es un factor de supervivencia

En este último punto es donde está el mayor conflicto. "Queremos ser independientes desde un punto de vista energético. Queremos producir nuestra propia energía". Y, una vez más, los problemas se plantean en España.

"Tenemos un reto importante, pero no por ello desmotivador". La dificultad principal está en los retornos de inversión "que están superando los diez años y eso es inviable, no se puede invertir con garantías". 

Economía circular

Gutiérrez aboga también por un uso más sensato, centrado en la economía circular. "Ahora mismo, todo está basado en un concepto lineal. De las materias primas a las casas de los clientes. Pero la mayor fuente de materia prima está en los hogares". Y aunque reconoce que es algo complejo, cree que el empuje de la sociedad propiciará el cambio. "Los consumidores ya están haciendo cosas. Hablamos de reciclar, de reutilizar, de segunda mano... Ya está sucediendo sin que muchas veces las empresas participemos de ello". 

Como consecuencia de esa evolución hacia la economía circular, "el consumidor se incorpora a la cadena de producción". Lo que provoca la oportunidad y la necesidad de "ser más eficientes en la obtención de materias primas". Y no solo eso, sino también crear productos "que van a tener una duración mucho mayor. Eso supone un gran cambio en las compañías y un reto para la innovación". 

Los proveedores también han dejado de ser únicamente los tradicionales. "Nuestros partners ahora son quienes están reparando y reutilizando. Y hay un espacio para la co-creación". 

Ahora es cool

Hacemos un poco de historia para entender cómo hemos llegado hasta aquí. "La sostenibilidad tuvo un comienzo un poco malo. No era cool, era cara, era un esfuerzo", recuerda con una sonrisa. Pero todo eso ha cambiado. "Estamos en un momento en el que es posible hacer productos que sean de diseño, de calidad, sostenibles, funcionales y a precio bajo, porque la gente no quiere pagar más". 

Los consumidores ya están haciendo cosas sin que muchas veces las empresas participemos de ello

Ese cambio ha sido propiciado, en buena medida, por la situación económica actual. "La crisis ha puesto un poco de sentido común en cómo consumir de forma diferente". 

Me marcho con la sensación de que la república independiente que tanto promueve Ikea en su publicidad, también tiene que ser sostenible. Aunque, eso sí, sospecho que los muebles nos los vamos a seguir montando nosotros mismos.