Ximo Puig, el líder socialista valenciano, al conocer la noticia de 'la nominación' de Alberto Fabra para encabazar las listas del PP, no pudo contener su satisfacción: "Rajoy ha elegido un presidente para perder". En realidad es una frase que parece reflejar el consenso de los medios políticos valencianos. En Génova, se piensa, conscientes de su situación, han decidido 'quemar' un candidato ya amortizado.

En Moncloa estuvieron dudando entre los dos..., pero puesto que ninguno tenía posibilidades de llevar el PP a la victoria, eligieron 'quemar' al que ya está amortizado, Alberto Fabra, frente a Esteban González Pons. Foto Flickr PP



Una encuesta que sólo muestra perdedores
Según han informado a ELPLURAL.COM, el PP hace poco más de un mes realizó un sondeo para testar entre sus posibles candidatos. Una encuesta en la que se preguntó sobre las preferencias como cabeza de lista entre el propio Fabra, Esteban González Pons, e Isabel Bonig, consellera de infraestructuras, a la que llaman 'la pequeña Merkel' (también por su aspecto físico). Los resultados llegaron a Pedro Arriola.

Una fuente de toda solvencia asegura a este periódico que Mariano Rajoy preguntó a su gurú, y que este le desveló que con Fabra les resultaría imposible ganar. Que el presidente entonces preguntó por el favorito de los encuestados, Esteban González Pons, y Arriola tuvo que reconocer que tampoco con él podrían vencer. Fue entonces cuando se convencieron: Fabra. "Si en Moncloa pensaran que podían ganar, jamás el candidato sería Fabra", nos dicen.

Pase de candidatos a sucesor
Por eso, al tiempo que han puesto a Fabra al frente de la cremá 'popular' que se anuncia para las elecciones, el PP ha abierto la carrera de la sucesión, y le han colocado en las piernas a Fabra dos grilletes que arrastran bolas de un enorme peso.., y que le quieren ver caer. Nos referimos por un lado a la que va a ser cabeza de lista por Castellón, Isabel Bonig; y por otro, a José Ciscar, su vicepresidente, y sin embargo íntimo enemigo, que va a encabezar Alicante.

Ninguna de estas elecciones para encabezar las listas provinciales ha salido de Fabra. Las dos, insistimos, le han venido impuestas desde Madrid. Lo que puede esperar 'el candidato' de ellos a partir de los comicios es lo que se conoce en la guerra como "fuego amigo". Un fuego, por cierto, que él mismo quizás se ha ganado.

Enemigos íntimos
Isabel Bonig, la conseller de Infraestructura que en la encuesta del PP estaba por encima de Fabra en la preferencia de los valencianos, ha sufrido todo tipo de presiones y desaires por parte de Fabra y su entorno desde que comenzó a sonar como posible candidata. Como él, de Castellon, Bonig ha vivido un continuo proceso de aislamiento que quizás tuvo su momento más visual cuando se estrenó el que es uno de los grandes proyectos para los castellonenses, la inauguración del tram hace unos meses... Actos en los que se la relegó en el séquito

Alberto Fabra y su vicepresidente y enemigo íntimo, José Ciscar, durante una sesión de control en Les Corts. EFE



Aún peor es la relación de Fabra con quien fue su mano derecha en un tiempo lejano, el vicepresidente del Consell y 'dueño' del PP en Alicante, José Ciscar. Una relación tan mala, que acabó con denuncias en los juzgados. En ELPLURAL.COM ya les contamos cómo se fue agrietando esta relación a partir de la contratación del 'coach' personal del presidente Fabra, 20.000 euros, a costa de los presupuestos oficiales. Císcar tuvo que salir a dar la cara y tragarse el sapo de 'argumentar' que un presidente "más formado redundará en beneficio de todos los valencianos"..., justo unos minutos antes de que Fabra echara marcha atrás, reconociera el error y le dejara con las vergüenzas al aire.

Y Rita para rematarlo
A partir de ese momento comenzaron a filtrarse informaciones del Consell y el gobierno de Fabra inició una caza de brujas en la que el gran sospechoso era Císcar. La situación llegó a tal desvarío que el jefe de seguridad de Fabra llegó, en su búsqueda del topo, a interrogar al jefe de comunicación de Císcar. Un asunto que acabó en los tribunales.

Pero si estos dos lastres no eran suficientes para Fabra, Génova tuvo 'el detalle' de ponerle otra soga, ésta al cuello: el nombramiento de Rita Barberá no sólo como candidata a alcaldesa, sino también como número dos de la lista por Valencia a Les Corts. La relación entre Barberá y Fabra no se puede decir que tenga el más mínimo 'caloret'.

Una Corts escoradas a la izquierda
Ante esta situación, el PP valenciano, nos dicen fuentes políticas de esta comunidad, está a la espera de un milagro: que un acuerdo con Ciudadanos les permitiera mantenerse en el gobierno. Lo cierto es que Ciudadanos ya se ha negado a esa coalición, pero es que incluso según las cuentas más optimistas para ellos, estarían aún así a falta de dos o tres escaños. La realidad, según su propia encuesta, es que lo que necesitan es recuperar cerca de diez escaños.

Lo seguro es que las próximas Corts van a ser muy complicadas, con al menos seis partidos representados. Con un PP muy disminuido, que apenas supere el 30% de los votos, con un PSPV en segundo lugar, por encima del 20%, con Podemos cerca del 18% y Ciudadanos con el 12%, mientras Compromis y Esquerra se moverían en torno al 6%. La encuesta, insistimos, del propio PP, pero que circula en medios políticos, está muy criticada, y se piensa que el PP aún sufrirá un descalabro mayor, mientras que Compromis y Podemos estarían mucho más cerca.