La construcción de la Unión Europea, antes Comunidad Económica Europea, es un fenómeno único hasta ahora en la historia mundial porque es la primera vez que se construye un gobierno supranacional entre estados milenarios, muy distintos y con multitud de lenguas distintas. Los estados federales se construyen al revés, empiezan de cero con territorios que deciden no ser naciones para incorporarse a una mucha más grande. Por tanto el proceso ha sido y es muy complejo. Nacido por necesidad tras las carnicerías de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, ha avanzado muy despacio y con muchas contradicciones. Ha tenido que producirse la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial para que la UE haya dado los mayores pasos de historia para ser de verdad un 'supra estado'. Mario Draghi, el italiano de suaves y diplomáticas formas pero tan tenaz y firme como un alemán, se ha convertido en el gran artífice de una Unión Europea de verdad. Sus decisiones le han convertido ya en leyenda.

El BCE ya no es una sucursal del Bundesbank
Mario Draghi cogió el relevo de Jean Claude Trichet al frente del Banco central Europeo en 2011. El BCE estaba en medio de la gran crisis y Trichet no se había lucido precisamente en su gestión, entre otras cosas porque decidió subir los tipos de interés en el peor momento, 2010, asfixiando a los países del Sur como España. Hay ya consenso mundial que el gran error de los norteamericanos en la gran depresión de los años 30 fue subir los tipos de interés, hasta el punto de que otro gran banquero central, Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, republicano y encargado de pilotar la crisis junto a un presidente demócrata, Obama, hizo lo contrario a la tradición republicana: bajó tipos e inundó el mercado de dólares. Estados Unidos ya ha salido de la crisis y crece a buen ritmo.

Trichet no hizo nada para frenar la crisis de la deuda soberana que acabó siendo la crisis del euro. Y a Draghi le tocó la tormenta perfecta. Su declaración en plena 'City' londinense, ante quienes ya daban por hecho la muerte del euro,  en la que afirmó "haré todo lo que sea necesario para salvar el euro y, créanme, será suficiente", es histórica. También es un hito la manera  con la, con diplomacia vaticana y sin desfallecer, ha doblado el brazo a la todopoderosa Alemania y a los durísimos dirigentes del Bundesbank. Draghi ha conseguido que de la moneda única, la eurozona haya escalado un peldaño más hasta la unión bancaria quitando poderes a los bancos centrales como, precisamente al Bundesbank, pero Draghi ha conseguido que los países del euro avancen más en dos años que en toda una década.

Los beneficios para España
Cuando Draghi pronunció su famosa frase sobre el euro, Grecia estaba rescatada, al igual que Portugal e Irlanda. Pero el problema era España. Rajoy llevaba siete meses en el Gobierno y su tardanza en tomar decisiones, además de proclamar en Bruselas que no pensaba cumplir con el objetivo de déficit, llevaron la prima de riesgo a los 670 puntos básicos, el nivel de quiebra. Y la quiebra de España eran palabras mayores para la supervivencia del euro porque el PIB español suma más que el griego, el portugués y el irlandés juntos. Draghi salvó a España y al Gobierno de Rajoy.

Con la inyección de un billón de euros durante año y medio la prima de riesgo española se ha situado por debajo de los 100 puntos básicos, es verdad que son niveles de 2010, cuando Zapatero se vio obligado a hacer sus recortes, pero es más que soportable. La bolsa, que antes del anuncio de Draghi estaba por debajo de los 10.000, ha escalado hasta los 10.600 y el euro se deprecia frente al dólar hasta el 1,12. La depreciación del euro favorecerá las exportaciones pero encarecerá las importaciones y precisamente que importar nos cueste más provocará que suba la inflación, algo necesario en España que está en deflación. Con más exportaciones y más turismo la economía mejorara. Por todo ello, Rajoy debería hacerle un monumento a 'superMario'.