Habrá cambios en el Hospital Carlos III, el centro que hasta ahora era referencia en el tratamiento de enfermedades como el ébola y que el Gobierno de la Comunidad de Madrid estaba desmantelando. Pero el anuncio de cambios también conlleva que se hayan puesto de manifiesto más problemas que se desconocían sobre el tratamiento dado a los misioneros enfermos, como ahora que Teresa Romero está infectada. Este es el caso de las esclusas de presión negativa en la que los sanitarios tienen que cambiarse después de atender a los pacientes y en el que se realiza el protocolo en el que la enfermera se habría infectado.

Ya no es sólo el problema de que las cámaras de vigilancia del proceso no grabaran, con lo que hace difícil probar las acusaciones furibundas que han lanzado a la enfermera por su contagio al tocarse presuntamente la cara. Ese sistema también se cambiará, ha anunciado la dirección del hospital, para que se registre en vídeo el protocolo.

Un zulo
Por otra parte está la estancia en la que se cambian los sanitarios, que deberían ser esclusas de un tamaño considerable para que el profesional se retire el traje sin tener que tocar las paredes. Y todo acompañado de otro sanitario que pueda pulverizarle cloro, según la Organización Mundial de Salud. Sin embargo, la esclusa que antecede a la habitación de Teresa es de un metro por setenta centímetros, más cerca de parecer un zulo que un lugar espacioso. Así, no es de extrañar que cuando Teresa se cambió sólo hubiera un celador mirando, y desde fuera.

Expertos europeos
Los sindicatos llevan desde que ingresó el primer misionero avisando de estas carencias, pero han tenido que venir expertos del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) a poner en evidencia cómo funciona el Carlos III. " La infraestructura actual no está diseñada para cubrir este tipo de emergencias", dicen fuentes sanitarias basándose en el informe de los especialistas.

Cambio en la gestión
Los profesionales sanitarios se congratulan de que por fin la dirección del hospital haya accedido a reformar las esclusas para ampliarlas y aseguran haber notado “entre el jueves y el viernes un cambio apreciable en la gestión de este caso tan grave”. Fechas que coinciden con la llegada de los expertos europeos, pero también con la decisión del Gobierno de quitar a Ana Mato de en medio y encargar a la vicepresidenta la coordinación de la crisis.