El senador Miguel Zerolo, exalcalde de Santa Cruz de Tenerife, a su llegada al Tribunal Supremo. EFE



El Tribunal Supremo (TS) ha condenado al senador de Coalición Canaria (CC) y exalcalde de Santa Cruz de Tenerife Miguel Zerolo a ocho años de inhabilitación por un delito de prevaricación administrativa por adjudicación irregular de unas obras en 2003 en un edificio municipal, en el Caso García Cabrera.

La sentencia del TS, de la que ha sido ponente el magistrado Juan Saavedra Ruiz, también condena a la misma pena al exteniente de alcalde y exconcejal de Santa Cruz de Tenerife Guillermo Núñez Pérez, mientras que el tercer acusado, el funcionario municipal Joaquín Castro Brunetto, ha sido absuelto.

Adjudicación directa
El alto tribunal considera probado que Zerolo y Núñez adjudicaron las obras de remodelación de una sede municipal a la empresa IMES de forma directa y sin tramitar previamente el expediente de contratación.

Consciente de la decisión
Según la sentencia, el senador y exalcalde conocía que estas obras, acometidas en el edificio del antiguo Instituto García Cabrea, no estaban incluidas en el contrato que tenía el Consistorio canario con la empresa, por lo cual su realización hubiera exigido la tramitación del correspondiente expediente de contratación.

“Pelotazo de libro”
Zerolo está imputado también por malversación y prevaricación en el famoso caso Las Teresitas, que la Intervención General del Estado calificó de “pelotazo de libro”. En 2007, el Supremo canceló la compraventa realizada por el Ayuntamiento de Zerolo y el juicio se iniciará en septiembre de este año. Pese a todos estos antecedentes, el PP apoyó a Zerolo en 2007 para seguir como alcalde, y Coalición Canaria permitió que se convirtiese en senador.

La suerte de Zerolo
Del sumario del Caso Las Teresitas, Interviú escribió un reportaje en el que se relataba el alto tren de vida de Zerolo, que tiene medio millón de acciones en minas de medio mundo y vivió durante 28 meses por todo lo alto sin sacar ni un euro del banco. Además, le tocó la Lotería dos veces seguidas, precisamente en sorteos en los que había llegado a adquirir hasta 135 décimos seguidos, lo que no sólo recuerda a la suerte de Carlos Fabra, sino que también hizo sospechar a la Policía. Sobre todo porque el importe ingresado por la lotería fue justo el mismo que le costó una finca que compró tres días después.