Entre los honores que se rinden a Adolfo Suárez en el momento de su muerte sorprenden los protagonizados por algunos de sus más feroces críticos, como ha demostrado ELPLURAL.COM recuperando algunos artículos de José María Aznar, quien ahora se proclama "legatario" del símbolo de la Transición. Y es que mientras algunos medios de la órbita del PP insisten en presentar la oposición del PSOE como la clave del final político de Suárez, no resulta comparable la disputa parlamentaria con las jugadas subterráneas para fagocitar una formación y un legado histórico, y esa siempre fue la aspiración de la AP de Manuel Fraga y del PP de Aznar, tarea culminada precisamente por Mariano Rajoy.

Mayor Oreja o Arenas abandonaron el barco para abrazar a Fraga
En la operación de canibalización primero de UCD y luego la CDS, la dos formaciones con las que Suárez intentó liderar el centro-derecha con la democracia, participaron activamente dirigentes ‘populares’ que se convertirían en pesos pesados del PP. Nombres como Jaime Mayor Oreja o Javier Arenas fueron dirigentes importantes en UCD, el primero llegó a ser líder del partido de Suárez en Guipúzcoa y el segundo el presidente de las Juventudes del partido. Pero cuando la formación saltó por los aires fruto de las disputas internas, no acompañaron a Suárez en su aventura del CDS –fundado en 1982– sino que se integraron en una formación democristiana llamada Partido Democrático Popular que en las citas electorales iba de la mano de la Alianza Popular de Fraga y de hecho acabó integrándose en esta formación con el nacimiento del PP en 1989.

Aznar quería también apropiarse de la imagen de Suárez
Pero la integración de buena parte de UCD en el PP no era suficiente para el PP, porque Suárez seguía con el CDS y con su prestigio personal evidenciaba que existía un centro democrático ajeno a la derecha heredera del fraguismo. Lo explicaba el propio Aznar sin mucho remilgos en unas declaraciones en las que abordaba esa ‘operación centro’ cosmética que lideró en su partido y en la que acabar con Suárez era fundamental.

“Para conseguir ser un partido de centro hay que ir hacia el centro, entonces a mí me estorbaba lo que había a mitad de camino entre el PP y el PSOE, me estorbaba el CDS. Hubo una primera parte de pacto con el CDS y una segunda en la que le dije a Adolfo ‘esto me molesta, voy a por ello’. Por eso siempre me decía ‘fuiste tú el que me retiraste de la política acabando con el CDS’. No le faltaba razón, pero era inevitable”



En su operación de fagocitación Aznar se marcó un tanto clave con el fichaje del hijo del expresidente, Adolfo Suárez Illana, al que a pesar de su inexperiencia política llevó de inmediato a la primera línea. De hecho la última aparición pública de Suárez tuvo lugar el 2 de mayo de 2003 en el mitin electoral de presentación de su hijo como candidato a la presidencia de Castilla-La Mancha por el PP, un acto en el que no faltó un eufórico Aznar. Ya tenía su ansiada imagen de Suárez dando apoyo al PP.

Rajoy culminó la operación integrando el CDS
El último capítulo de ese largo proceso para apropiarse el legado de Suárez tuvo lugar en 2010, con Mariano Rajoy ya como presidente del PP, cuando el CDS formalizó su integración en el partido de referencia de la derecha española. Entonces, Rajoy proclamó que su partido se siente "heredero del CDS" que "lideró la Transición y propició la aprobación de la Constitución con su generosidad y su altura de miras" así como que "la herencia de eso está hoy en el acervo de nuestro partido y es motivo de orgullo para todos nosotros". La digestión estaba completa, a pesar de que Rajoy, como todo su partido y por mucho que ahora intenten maquillar la historia, dio sus primeros pasos democráticos de la mano de Fraga, no de Suárez. Aunque ambos dirigentes procedían de la dictadura tenían un talante y una forma de concebir la derecha muy diferente.