No es un copago, es una "medida feliz". Así, con este nombre que recuerda al plato de un restaurante chino, es como ha redefinido el responsable de Sanidad del PP, José Antonio Echániz, el recorte del Gobierno que obliga a los ciudadanos a pagar más por sus medicinas-

Según Echániz, que también es consejero de Sanidad del Gobierno castellano manchego, "el Gobierno de España adoptó en el mes de julio del año pasado una medida feliz para la sostenibilidad  del sistema sanitario español".

Medida feliz
La razón de tanta felicidad es que ha permitido ahorrar el 25% del gasto farmacéutico en España y porque, según él, los españoles antes de su "medida de feliz" nos dedicábamos a tirar medicamentos a la basura. Algo que seguramente no comparten entre el 12% y el 16% de los pensionistas, que han dejado de comprar medicinas por no poder hacer frente al copago.

El consejero bocazas
No contento con su última ocurrencia -no en vano en su tierra los médicos le llaman el consejero bocazas-, Echániz también ha tenido tiempo para insultar a los médicos madrileños de la marea blanca que se manifiestan contra la privatización de la sanidad: "Tienen una visión inmovilista, rancia y anticuada".

Médicos dormidos
El mote se lo ha ganado Echániz a pulso. En Castilla-La Mancha, para justificar las barrabasadas de su gobierno a la hora de cerrar ambulatorios rurales o quirófanos ha llegado a decir que los médicos "están durmiendo en lugar de trabajando" o que los cirujanos "operaban de más para cobrar peonadas".




"Un café a la semana"
Aunque fuera de su comunidad, y gracias a su papel de secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del PP, en el resto de España saltó a la fama cuando, precisamente, trataba de defender el copago para los jubilados, afirmando que “al pensionista que más le va a costar las medicinas al mes van a ser solo ocho euros. Ocho euros son cuatro cafés. Es un café a la semana, 20 céntimos al día”. Algo que es falso porque pueden llegar a pagar 60 euros al mes.

Pateras hasta el hospital
Y por si machacar a los españoles no fuera poco, Echániz también suele encontrar hueco para hurtar el derecho a la sanidad a los extranjeros. Así lo hizo con los habitantes de Gibraltar, hasta que desde la colonia le explicaron cómo funcionan las leyes europeas, y también con los inmigrantes -uno de los colectivos más castigados en materia sanitaria por las medidas del PP- cuando afirmó que “mucha gente ha cogido una patera porque sabía que en España tenía la asistencia sanitaria garantizada”.