La ilusión es muy humana. En realidad, la vida es una cadena continua de momentos que coinciden o contrastan con los esperados. Lo más normal, es que el diseño responda a que todo viviente se procura establecer como deseo, aquello que entiende que le favorece, lo que sería deseable y más positivo. No siempre se logra el objetivo, de ahí la usual insistencia. Desde el resultado del club favorito hasta lograr un puesto de trabajo, forman parte del universo en el que la ilusión es operativa.

El reciente episodio de la ceremonia de la derrota en la fase final de la toma de decisión de la ciudad que acogerá los JJOO en el 2020, ha evidenciado que la ilusión para algunos ha alcanzado la dimensión patológica, por la absoluta falta de coincidencia entre lo que se pretendía y la situación real que se disfrutaba. Pero no es sólo y único este caso. Hay muchos otros. Este gobierno del PP, nos procura una desilusión, prácticamente regular y constante, aunque variada y en muchos casos inesperada. Incluso contamina todo lo que toca, creando una ilusión que nunca va a ser realidad. Muchas de las veces, a sabiendas de que es así. Puede parecer rastrero, y lo es, pero reconozcamos que se precisa mucho valor para decir una verdad que no solo es dolorosa, sino injusta, inadecuada y contraria a los intereses de los ciudadanos, para los que se dice que se gobierna. Acabamos de vivir un episodio de esta calaña: la propuesta del Ministro de Industria, sobre la producción fotovoltaica para autoconsumo. Asistir a enunciados en los que se emplea la referencia de que todo lo hacen pensando en el interés general, y, por contra, atentar contra los ciudadanos y solo hacerlo por estar preocupados por el beneficio de unos pocos es, cuando menos, un acto indigno y burdo.

No hay ningún elemento que pueda indicar cambios en la forma de actuar y hacer política el PP. Acorralado por sus tremendos problemas de corrupción, huye permanentemente hacia adelante, arriesgando, cada vez con mayor descaro, con medidas y actuaciones que incluso atentan contra los intereses generales, pero, incurriendo en abusos manifiestos. La derivada es, que insistiendo en tópicos, y hacerlos de forma provocadora, insultante e intransigente, solamente complica las cosas. El episodio al que hemos asistido, recientemente, relativo a la respuesta del pueblo catalán a la convocatoria para manifestar su apoyo a la celebración de un referéndum sobre la independencia, concitó una asistencia masiva. Ignorar que varios cientos de kilómetros se cubrieron con gente que apoyaba tal iniciativa, es, cuando menos, ceguera diurna. Alguien tendrá que decirle a este gobierno que debe preguntarse por la incidencia que tienen sus iniciativas, declaraciones y tratos, para espolear el crecimiento del sentimiento que los catalanes están acrecentando a marchas forzadas. ¿No es capaz de percibir este gobierno que hay un momento, cuando se alcanza la masa crítica, en el que ya no hay marcha atrás posible? ¿Van a arriesgar insensatamente hasta sobrepasarlo?
La cuestión catalana reclama POLITICA, con mayúsculas. Hay que temer la incapacidad de este gobierno, y del PP en su conjunto, en nadar en esas aguas. No se le ve, ni entrevé, capaz de liderazgo inteligente. Y, lamentablemente, eso es lo que requiere la actual situación. No son capaces de encauzar el descontento del resto de España con esta cuestión, para que catalanes perciban la misma presión que está sintiendo el resto del país. Probablemente, todo lo que tienen para ofertar son esas reacciones de ultraderecha que han empañado en Madrid con alardes de facherío. En el fondo, los políticos, usos y costumbres de la dictadura existen, están, y no son visibles, salvo cuando deciden visualizarse, de forma extemporánea. ¿Qué modelo de Estado nos ofrece el PP? ¿Cómo se articula una propuesta como la que los nacionalistas catalanes están intentando? ¿Cuándo se contesta desde Madrid, abrazando la Constitución, para salir del paso, se quiere decir algo más de que no saben qué hacer? ¿Se saldan todas estas cuestiones con un tratamiento ventajoso de la financiación? ¿Nos van a engañar de nuevo llegando a algún “apaño” que tienen que “secretizar” por lo impresentable que es su proceso?

Probablemente resultan más preocupante las iniciativas desde Madrid, que las que algunos catalanes impulsan. ¿El control y la infiltración de los catalanes en todos los órganos del gobierno de la nación, son consentidos, son ignorados o son ingenuamente promovidos? Como en otras esferas, la respuesta del PP no ha sido nada satisfactoria, no cabe esperar ahora milagros. No cabe la ilusión política y que finalice en una actuación acertada. Los catalanes, juegan con ventaja, ya que el adversario esta nokeado. Mientras tanto, el resto, es decir la mayoría de los españoles, permanecemos huérfanos de propuestas por parte de los Gobiernos del PP, incapaces de tranquilizar nuestra imaginación, cada vez más maltrecha. Y de cosmética, ¡estamos ya hartos!

Alberto Requena es Presidente del Partido Socialista en la Región de Murcia