La historia de los discos duros para destruir la información en los dos ordenadores que Luis Bárcenas tenía en la sede del PP recuerda, según destaca este domingo Pedro J. Ramírez, al caso Watergate: “Al final puede resultar peor el remedio que la enfermedad, más dañinos y políticamente incriminatorios los manejos para tapar lo sucedido que el propio pecado original de la financiación ilícita y los sobresueldos”, escribe el director de El Mundo en su columna de este domingo.

Rajoy se inventó "un relato alternativo"
Para Ramírez, Rajoy se “inventó un relato alternativo” cuando aseguró en el Congreso de los Diputados que cuando llegó a la Presidencia del Gobierno, “el señor Bárcenas no estaba en el partido”. La historia, según el director de El Mundo, “está generando ya sus propias complicaciones, pegajosas como ese chicle que no hay manera de dejar subrepticiamente depositado en ningún sitio”.
“Todos los españoles tienen ahora muy claro que el señor Rajoy es capaz de manipular y tergiversar los hechos en su propio beneficio. A eso la oposición le llama mentir”, afirma Pedro J. Ramírez.

Cospedal y Arenas también mintieron
En su opinión, Rajoy no dijo la verdad, pero tampoco lo hicieron Cospedal y Javier Arenas ante el juez Ruz. “No es una cuestión baladí pues atañe a si es cierto o no que desde 2010 la nómina de Bárcenas compraba su silencio, a si es cierto o no que Rajoy pretendió prolongar esa situación tras la aparición de su fortuna en Suiza y a si es cierto o no que Cospedal sabía que la ‘indemnización en diferido’ no era una indemnización en diferido. O sea, a si la actual cúpula del PP tenía motivos para temer las revelaciones y documentos de Bárcenas”, añade el director de El Mundo.