Mariano Rajoy tenía ayer en Berlín uno de los tragos más duros de su carrera política. Nada más y nada menos que ante la 'jefa' de Europa, Ángela Merkel, iba a ser interrogado por el mayor caso de corrupción política destapado en España en toda la democracia. El caso Bárcenas protagonizaba ayer toda la prensa internacional, pero lo más grave era el editorial del Financial Times, titulado "Rajoy en crisis". La prima de riesgo se disparó y la Bolsa se hundió. Rajoy sabía que no solo los españoles estaban pendientes de su rueda de prensa, sino también todos los líderes europeos y los tiburones financieros.

Un manojo de nervios
En una situación de grave crisis un líder debe ser capaz de transmitir seguridad en sí mismo, firmeza y contundencia. Las imágenes de la rueda de prensa de Berlín puede ser estudiadas en todas las facultades de Comunicación como lo que un líder no debe hacer en una situación semejante: su nerviosismo era evidente, titubeaba, se le escapó su tick nervioso en un ojo y, para colmo de males, se les escapó el bolígrafo bic: salió disparado ante la mirada atónita de Merkel.

Ya hay quien ha analizado el tick nervioso de Rajoy, siempre que hace una afirmación para los ciudadanos poco creíble, se le escapa. En Youtube hay numerosos vídeos sobre ello.



 



 



La frase maldita
Y para colmo el presidente del Gobierno cometió un error monumental en el titular que quería dar: "Lo referido a mí y a mis compañeros es falso. Salvo alguna cosa", para añadir que todo era falso. Esa frase le perseguirá durante toda su vida. Ni transmite firmeza, ni contundencia, ni rotundidad. Todo lo contrario, el "salvo alguna cosa" tira por tierra toda su credibilidad y el espectador concluye: si "alguna cosa" es cierta ¿por qué no lo demás? ¿Y cuál es esa “alguna cosa" que es verdad? Un auténtico ridículo de rueda prensa ante una Angela Merkel que dio una lección de benevolencia y compasión hacia un ‘compañero’ de ideología.