Nos hemos olvidado, pero basta ir a las hemerotecas para comprobar que una de las líneas de oposición más viscerales del PP de Rajoy cuando estaba en la oposición fue la política medioambiental y de medidas contra la sequía del anterior Gobierno. Zapatero derogó el trasvase del Ebro, una obra faraónica que escondía detrás intereses inmobiliarios. Francisco Camps en Valencia, Ramón Luis Valcarcel en Murcia, Rajoy en Madrid y la complicidad del sindicato agrario afín al PP, Asaja, pusieron en marcha una campaña salvaje contra las desaladoras, afirmando que producían un agua que no se podía beber y acusando a Zapatero de condenar a Valencia y Murcia a morirse de sed. Organizaron manifestaciones multitudinarias, promovían boicots a las visitas de miembros del Gobierno central y lo peor, boicotearon de todas las formas posibles las obras denegando licencias y poniendo en peligro las importantes subvenciones europeas concedidas.

Las “nucleares del mar”
Las mentiras y la demagogia del PP llegaron al paroxismo con la declaración del entonces consejero de Presidencia de la Generalitat Valenciana, Esteban González Pons, que llegó a asegurar que las plantas desaladoras eran “las nucleares del mar”, declaración cuyo único objetivo era asustar a la gente. Una afirmación que ni el más radical miembro del Tea Party norteamericano que se oponga a todo progreso científico sería capaz de hacer. Lo que escondía el trasvase del Ebro era una gigantesca recalificación de terrenos rústicos en urbanizables. ¿Qué hubiera pasado ahora con el estallido de la burbuja inmobiliaria? El PP, Valcarcel y Camps no querían agua para la agricultura, querían agua para urbanizaciones y campos de golf.

La grave sequía que padecemos un una avería en el trasvase Tajo-Segura, ha obligado al PP a poner las desaladoras de Zapatero a trabajar al cien por cien. Y González Pons ni rectifica ni se disculpa.

El PP reconoce ahora que son “una buena solución”
No lo ha dicho ningún dirigente destacado porque son incapaces de rectificar, pero  el delegado del Gobierno en la mancomunidad  de Canales del Taibilla, Adolfo Gallardo de Marco, ha reconocido que sin las desaladoras hubiera habido un problema de suministro de agua a los hogares y que “han sido una buena solución”.

El expresidente de la Generalitat, Franscico Camps, boicoteó de todas las maneras posibles la construcción de la desaladora de Torrevieja, pero el Gobierno de Alberto Fabra concedió esos permisos unos días antes de las elecciones generales, cuando se sabía que el PP ganaría. Al PP valenciano no le importó perjudicar a sus ciudadanos durante años con tal de desgastar al PSOE. Ahora, con Rajoy en La Moncloa las desaladoras ya son buenas.