¿Qué ha dicho el presidente Rajoy? Nada que no supiéramos. Me corrijo: ha dado un dato esperanzador que nadie está poniendo en titulares. Resulta que el déficit exterior de España es hoy del 1%: la cifra más baja desde que tengo memoria. Una buena noticia en un mar de malos datos.

¿Y qué más? Nada serio, nada concreto, nada de lo que esperan los mercados.

Os recuerdo a todos qué es eso de los mercados. Los mercados son unos ahorradores que deciden comprar deuda española. Y deciden que su confianza es mucha, regular o poca, reclamando unos intereses equivalentes a su valoración del riesgo inversor. Es tan sencilla esta mecánica de la demanda de dinero y la fijación del tipo de interés, que sorprende la inquietud patriótica.

Ante un ataque de lanchas patrulleras gibraltareñas a pesqueros españoles, se puede responder con los buques de la Armada española. Ante un ataque de los mercados internacionales, sólo se puede responder con coherencia económica: a menos deuda, más confianza. Y -es verdad- a menos deuda, crecimiento más lento (y más seguro).

Mariano Rajoy ha estado prudentemente mentiroso. Igual es lo correcto, pero a mí me da miedo esta estrategia.

Soy empresario y puedo garantizar al Gobierno que la “marca España” me está complicando la vida económica.

Cuento lo que hago y cuento mis precios y me ponen buena cara; cuento que vengo de España y me dicen que venga más tarde. La “marca España” -señor Margallo- guárdela para otro tiempo menos negro. Ayude a que se aprenda el español en el mundo, pero no nos ayude a los empresarios: yo vendo mejor si digo que no vengo de España. Pregunte a los grandes.

¿Sabe usted, señor Rajoy, que los mercados consideran que nuestro sistema financiero tiene un déficit de 200.000 millones de euros?

¿Tiene usted un plan para atender una deuda semejante?

Quiero que dentro de poco todos los políticos y todos los ciudadanos debatamos sobre el sistema bancario. Pero ahora lo urgente es que no se hunda.

No puede ser que ZARA pudiera quebrar un día y nada ocurriera más allá del terremoto, pero si el Banco de Sabadell (perdone señor Oliù) quebrase, tendríamos a toda España temblando.

Algo habrá que cambiar, a partir de esta crisis, en el funcionamiento de las finanzas: no quiero tener riesgos distintos en la empresa bancaria que en las demás.

Como era lógico, el presidente Rajoy, no contestó a nada de esto: está en el día de hoy y no puede entender que hay que contestar a lo que ha pasado ayer y  opinar sobre lo que puede pasar mañana.

Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
www.luissolana.com