Resumiendo mucho, la derecha ha sido siempre, en alianza con el poder económico y con las religiones, la gran conspiradora contra el desarrollo social y político que se ha ido gestando paulatinamente en Occidente tras el final de los absolutismos y el inicio de la Edad Moderna; avances que se han ido produciendo con sangre, sudor y lágrimas por sectores políticos, organizaciones sociales y el trabajo personal de miles de ciudadanos comprometidos con el desarrollo democrático de las sociedades. Y siempre, sin excepción, con la brutal oposición y la persecución de esa “derecha” cuyo objetivo es mantener sus ancestrales privilegios de clase, cercenando los derechos y las libertades generales.

Sin alejarnos mucho en el tiempo, no hay más que recordar la terrible Guerra Civil española, consecuencia, digan lo que digan los propagandistas a sueldo, de la rotunda oposición de la derecha española y de la Iglesia a los enormes avances democráticos que se llevaron a cabo en la II República , coronados por una Constitución, la de 1931, que imponía, por primera vez en la Historia de España, los valores de igualdad, libertad y laicismo que hubieran hecho de este país uno de los más justos y democráticos del mundo. Y recordemos, igualmente, los fascismos y las dictaduras del siglo XX en Europa y en Latinoamérica. La historia se ha repetido en prácticamente en todo Occidente, poniendo freno a los avances democráticos y a los derechos ciudadanos, y siempre, con la derecha y la religión como telón de fondo.

Y la derecha española nos ha mostrado, y cada día lo hace mayor evidencia, que es la tiranía su verdadero espacio vital; que se pusieron un disfraz de demócratas tras el final del franquismo, pero que, como dice Chaves, llevan la mentira en sus genes, porque si dijeran la verdad nadie, o sólo los fanáticos e intolerantes, les votarían. Juegan a ser demócratas cercenando la democracia. Mintieron a destajo en las dos legislaturas de Zapatero para manipular la conciencia ciudadana en su contra; mentía Aznar cuando repetía "España va bien" mientras sembraba las políticas neoliberales que nos han llevado a la crisis; mintieron sin escrúpulos los del PP en su campaña electoral, haciendo falsas promesas que no han cumplido ni cumplirán nunca. Mentían cuando decían que ellos no aplicarían recortes, cuando es lo único que están haciendo a golpe de decretazo semanal.

Mienten cuando, en boca de María Dolores de Cospedal, afirman que trabajan para crear empleo cuando están dejando sin trabajo a más de un millón de españoles en apenas  cinco meses. Mienten descaradamente cuando dicen que “no hay dinero”, mientras inyectan 15.000 millones de euros a una banca dirigida por cargos del PP. Mienten siempre, en definitiva, cuando hablan del interés ciudadano, porque, a la vista de sus actuaciones, el interés general les importa un bledo al lado de sus intereses personales, partidistas y corporativistas. Son, por tanto, la mentira y la manipulación las grandes herramientas de esta derecha que ha encontrado en el llamado neoliberalismo su ámbito natural y su razón de proclamar a la luz del día sus verdaderos indecentes intereses.

Una ciudadanía ignorante, adoctrinada y engañada es la mejor herramienta de los tiranos para vestir de democracia una tiranía. Es, por tanto, de gran importancia que sepamos identificar y denunciar las mentiras y las manipulaciones que emanen del poder. Y, en este sentido, es vital tener en cuenta las palabras de Noam Chomsky contra los asaltos solapados a las democracias: “Creo firmemente que todos los ciudadanos de las sociedades democráticas deberían hacer un curso de autodefensa intelectual para protegerse de la manipulación y el control, y sentar las bases de una democracia mejor”.

Coral Bravo es Doctora en Filología