El kebab, una comida de origen turco hecha a base de pan de pita con relleno de carne y verduras, está protagonizando ahora el centro del debate en el Parlamento alemán. Desde hace años, su precio está al alza y los alemanes, especialmente aquellos más jóvenes, han dicho basta. Proponen que se limite su precio, después de que haya registrado un aumento del 75% en los últimos años.

Ante la constante insistencia de los jóvenes con esta petición, el Gobierno ha respondido, pero no con la limitación del precio, sino tratando de explicar a través de sus redes el por qué de esta imparable subida. Esto se produce después de que una de las cuestiones más repetidas en ruedas de prensa al Gobierno haya sido la posibilidad de poner tope al precio del kebab, lo que en España equivaldría a plantearle a Pedro Sánchez limitar el precio del pincho de tortilla. De hecho, durante un acto institucional, un joven se dirigió al canciller Olaf Scholz y le dijo: “Pago ocho euros, habla con Putin, quiero pagar cuatro euros” En este sentido, en una publicación de su cuenta de Instagram, han señalado: “Muchos de vosotros nos habéis enviado mensajes directos pidiendo mejores precios. Os hemos resumido por qué ha subido tanto el precio y qué pueden hacer los políticos ante la subida de precios (no solo del kebab)”. 

En la misma línea, el canciller ha atribuido este aumento del coste del kebab al paralelo encarecimiento de los costes de la energía, derivado de la guerra de Ucrania. Además, en estos momentos la economía alemana hace frente a una difícil situación, cerca de la recesión, después de cerrar el ejercicio de 2023 con una caída del 0,3% del PIB.

Relacionado El fin de los sobres de kétchup: esta es la fecha a partir de la que estarán prohibidos

Tal está siendo el incremento del coste del dönner (giratorio) kebab (brocheta), que desde la izquierda también se han pronunciado al respecto. El partido de la oposición Die Linke se ha unido a las protestas de la ciudadanía solicitando en el Bundestag aplicar un límite “similar al de los alquileres”. La propuesta presentada plantea dos tipos de precios: por una parte, 2,90 euros para los más jóvenes y, por otra parte, 4,90 euros para los adultos. Sin embargo, para que esto se pudiera hacer efectivo, debería ser subvencionado en su totalidad por el Gobierno lo que supondría 4.000 millones de euros al año.

A pesar de ello, esto permitiría regular una situación que desde 2019 parece no tener nadie al volante. En ese año, el coste de un kebab era de 4 euros. Dos años después, había subido hasta 4,90 euros y ya en 2023 el precio era de 6 euros. Ahora, de media son 7 euros, aunque en ciertos locales el coste llega a los 10 euros.

1.300 millones de kebabs al año

Pueden ser muchos quienes piensen que este alimento turco pero muy común y extendido en Alemania no responde a ningún bien de primera necesidad y que, por tanto, esta tope del precio sea más necesario en otros casos. No obstante, las ventas de kebabs suponen para el país 7.000 millones de euros anuales. Además, se calcula que al año se consumen 1.300 millones de kebabs y solo en Berlín, 400.000 al día.

Relacionado Alerta alimentaria: Sanidad pide no consumir las aceitunas y piparras de esta conocida marca

Esta postura la defendió también a principios de año Hanna Steinmüller, diputada de Los Verdes, que aseguró que “para los jóvenes ahora mismo es un tema tan importante como el lugar al que se mudarán cuando se vayan de casa”, y añadió dirigiéndose a los demás diputados: “Sé que para mucha gente aquí no es un tema del día a día, y también que es fácil ridiculizarlo, pero como representantes de los votantes creo que estamos obligadas a escuchar esos puntos de vista”.

Sin embargo, pese a la insistencia de oposición y ciudadanía para conseguir una respuesta del Gobierno que regule el precio de este producto tan demandado en Alemania, el canciller Scholz ya ha anunciado que descarta la opción, considerándola de “inaplicable” en un marco de economía de libre comercio y ha aprovechado para destacar el trabajo del Banco Central Europeo para reducir la inflación. Ante la negativa, muchos de los jóvenes afectados han solicitado el regreso de Angela Merkel asegurando que ella sí que tenía “el döner bajo control”.