Francisco Franco tiene sus días contados en el Valle de los Caídos. El Gobierno de Pedro Sánchez planea sacarle en este mes de julio. Una decisión que se ha hecho esperar pero que confirma el sentir de la mayoría de la sociedad española.

Sin embargo, existe otra figura muy polémica dentro de la propia basílica que está pasando desapercibido todo este ciclón. Nos referimos al fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera.

Primo de Rivera fue fusilado en Alicante por las tropas republicanas en 1936. Y precisamente este hecho es lo que diferencia su caso frente a la del dictador. La condición de víctima de la Guardia Civil impide al PSOE la exhumación de Primo de Rivera. Algo que no sucede con Franco.

Los socialistas tienen las manos atadas y así lo manifiestan: “Ni durante esta legislatura ni nunca” sacarán al que introdujo el fascismo en España. Sin embargo, y pese a este impedimento, sí que van a introducir cambios en su tumba para evitar exaltaciones de los sectores de la extrema derecha. Por ello, apuestan por una mudanza interna, es decir, retirarle del altar para evitar su preeminencia sobre el resto de víctimas.

Dispuestos a negociar

Una decisión que todavía no ha sido comunicada a la familia de Primo de Rivera. Así lo ha revelado José Antonio Primo de Rivera y Urquijo, sobrino nieto del primer falangista, a El Español: “Cuando se nos diga qué quieres hacer exactamente, la familia consensuará una opinión”. No obstante, se muestran a favor de dialogar: “Estamos dispuestos a hablar. Negociar siempre, por supuesto”.