El caso Daniel Sancho, el joven español que ha confesado haber matado y descuartizado a un hombre colombiano en Tailandia, ocupa portadas y abre telediarios desde que se conoció lo sucedido. Una vez que Sancho se ha declarado culpable, comienza el proceso judicial hasta llegar a la sentencia que los tribunales tailandeses dicten. Si el rey de Tailandia conmuta su pena por cadena perpetua en el caso de que esta fuera de muerte, posteriormente, y tras haber cumplido parte de la previsible condena, es posible que Daniel Sancho pueda ser trasladado a una prisión española para terminar de cumplir los años de reclusión que le resten. Esta gracia podría ser concedida previa petición y decisión de la justicia de este país oriental y, como hemos mencionado anteriormente, siempre y cuando que el monarca oriental acceda a conmutar una hipotética pena capital por años de prisión.

Pero siendo importante este proceso, lo que se viene a la cabeza ahora es como vivirá -o sufrirá- el asesino confeso, su obligada estancia en las controvertidas y polémicas cárceles de Tailandia.

Infraestructura obsoletas, pésima comida, ausencia de higiene…

Muchos recordaremos la película de 1978 “El Expreso de medianoche” un film basado en la biografía de un hombre que estuvo encerrado durante 30 años en una prisión turca de Estambul, todo un horrible viaje a los infiernos de lo más sórdido. Parecidos similares, a pesar del tiempo pasado, podríamos encontrar con las cárceles tailandesas de ahora en el sentido de hacinamiento, falta de recursos, infraestructura obsoleta, pésima comida, ausencia de higiene e incumplimiento de los derechos humanos en el interior de los recintos carcelarios de este país.

En cuanto al hacinamiento, es un hecho comprobado y criticado que las prisiones de Tailandia suelen hallarse, en su inmensa mayoría, superpobladas. Esto trae, como consecuencia lógica, los efectos perniciosos de ser recintos penitenciarios con condiciones insalubres, así como los que conllevan problemas de salud para los reclusos.

Escasa financiación y dejadez sanitaria

Gran parte de los problemas que sufre el sistema penitenciario tailandés y sus centros carcelarios, tiene su base en la falta y escasa financiación y de recursos que los sucesivos gobiernos dirigen a este objetivo. Todo ello deriva en las condiciones precarias que se sufren, incluidas la deficitaria atención médica que se dedica a la población reclusa dedican. Esa dejadez sanitaria se complica, aún más si cabe, por las infraestructuras de  saneamiento deficiente y la escasez de alimentos y agua. Todo un cocktail perverso.

El problema del idioma

La ausencia de personal de las cárceles, con conocimiento de idiomas, generan dificultades de intercomunicación con los prisioneros extranjeros. Ello complica más y suma más adversidades al no poder comunicarse los reclusos extranjeros, que no sepan tailandés, con el personal de la prisión.

Un problema añadido a este laberinto de sufrimiento de los presos, es la corrupción inherente al sistema carcelario tailandés. La corrupción afectaría de manera negativa en términos de la propia administración de justicia y de las condiciones de vida de los reclusos.

Incumplimiento de los derechos humanos

También podemos destacar la negligencia en cuanto al respeto de los derechos humanos. En el interior de los recintos penales. Informes internacionales avalan que se cometen abusos a los derechos humanos como la tortura, el maltrato y la detención arbitraria.

¿Cárceles distintas?

Las condiciones pueden variar significativamente de una prisión a otra. También es cierto que las autoridades tailandesas, han evolucionado para implementar reformas en el sistema penitenciario y mejorar esta pésima realidad, pero ni son tantas las diferencias entre una prisión en Bangkok y las de las islas de Kho Phangan (sur de Tailandia y lugar del descuartizamiento del médico Edwin Arrieta) o la de la isla cercana de Samui

Desde ahora, Sancho “gozará” de diez días en una cela aislado y solo podrá recibir la visita de su abogado debido a la aplicación del protocolo covid. Antes de la pandemia, también se aplicaba un protocolo similar de aislamiento mientras se desarrollaba la investigación policial. 

Ayuda consular y de voluntarios españoles de ONGs

El Gobierno español, a través de los nuestros consulados españoles en territorio tailandés, dan apoyo a los presos de nuestro país, como también hacen asociaciones u ONGs como la Fundación +34. Gracias a ello, reciben visitas periódicas de voluntarios españoles que les llevan ropa, medicina o alimentos. La comida de estas prisiones es incomestible, lo que provoca, que si se puede, haya presos que paguen otros platos de manera diaria.