Ángel Cano, exconsejero delegado del BBVA, y Julio Corrochano, exjefe de seguridad de la entidad han apuntado al expresidente de BBVA, Francisco González, como el responsable de contratar al excomisario José Manuel Villarejo. Las declaraciones se han producido en el marco de a pieza que investiga los contratos con el principal imputado del caso Tándem para presuntamente investigar a las empresas que querían tomar el control del banco, como por ejemplo Sacyr.

Las declaraciones, que todavía prosiguen, desmontarían la versión del otrora todopoderoso mandamás de esta entidad financiera. En su día, Francisco González, aseveró que “él no sabía nada de la relación contractual entre Villarejo y el banco”. Todo ello pese a que los contratos con el excomisario se remontan a 2004.

El caso

Cano y Corrochano han declarado este martes como imputados en la causa que investiga la relación de la entidad financiera con la empresa Cenyt, vinculada al excomisario José Villarejo.

Se trata de la "operación Trampa", novena pieza del caso Villarejo, que gira en torno a los supuestos servicios de espionaje a políticos, empresarios y periodistas que el banco habría encargado al excomisario desde 2004, cuando la constructora Sacyr inició, sin éxito, un movimiento para tratar de tomar el control de la entidad.

A mediados de 2019 el juez Manuel García Castellón acordó la imputación del banco y de su expresidente Francisco González en una causa en la que figuraban como investigados otros exdirectivos, como Cano o Corrochano, que acude también hoy a la Audiencia Nacional.

El nombre de Corrochano, que en su primera declaración ante el juez se negó a declarar, aparece en contratos suscritos con Cenyt, y en intervenciones telefónicas consta una conversación suya en la que asegura que el "presi" le llamaba cada diez o quince días, en supuesta alusión a Francisco González, lo que supondría que éste estaba al corriente.