El Alzheimer afecta a alrededor de 600.000 personas en España, a más de 50 millones en el mundo. La incidencia de esta enfermedad no ha dejado de crecer en los últimos años, debido, principalmente, al aumento de la esperanza de vida, y los datos indican que en 2050 la cifra habrá ascendido hasta los 120 millones.

Más del 99% de las nuevas terapias con las que se ha tratado de frenar la enfermedad han fracasado. “Los medicamentos elegidos no han sido suficientemente eficaces porque comenzamos a aplicarlos cuando la enfermedad empieza a mostrar síntomas”, explica a ELPLURAL.COM el doctor Rafael Arroyo, jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.

Pero, ¿qué ocurriría si el tratamiento se iniciase antes, cuando la persona ni tan siquiera puede intuir que acabará olvidando su propia identidad?

Un gen implicado

A día de hoy “existen dos biomarcadores, que pueden predecir, en un porcentaje incluso superior al 50%, qué personas sanas pueden padecer Alzheimer en un futuro”, afirma este especialista.

Uno es genético, el gen de la apolipoproteína (APOE). “Si este gen tiene los dos alelos iguales (alelo 4), es decir, es homocigoto, la persona tiene en torno a un 50% de probabilidades de sufrir la enfermedad en los próximos diez años”, aclara el doctor Arroyo. Se calcula que es así en un 2-3% de la población. 

En las personas que portan esta variedad del gen, pero en su forma heterocigótica, sería necesario practicar un PET cerebral, que permite ver la acumulación de la proteína beta-amiloide en el cerebro, para calcular su riesgo de padecer la enfermedad.  

Dos proteínas

Esta proteína, al igual que la proteína TAU, si bien no son la causa directa de la enfermedad, si están relacionadas con la muerte neuronal y la aparición de los síntomas del Alzheimer.

El problema reside en que “cuando los pacientes presentan los primeros síntomas, la proteína beta-amiloide puede haber empezado a acumularse en el cerebro diez o veinte años antes”, advierte el jefe de Neurología de los citados hospitales madrileños. “Ya hay depósitos contra los que los medicamentos no son todo lo efectivos que desearíamos”, indica.

Un gran estudio

Administrar un fármaco para reducir la formación de beta-amiloide mucho antes de que aparezcan los síntomas es el fin de un gran estudio internacional en el que participan Estados Unidos, Australia, Europa y Japón. “Creemos que las sustancias van a hacer efecto utilizándolas antes”, asevera el doctor Arroyo.

Quirónsalud Madrid es uno de los 190 centros que participan en esta investigación denominada Programa Generation en la que intervienen neurólogos, neuropsicólogos, enfermeras, radiólogos, médicos nucleares, técnicos especializados en neuroimagen y farmacéuticos. Llevada a cabo por Novartis, consta de dos ensayos clínicos, Generation 1 y Generation 2, donde se probarán nuevas medicaciones.

Para su puesta en marcha se buscan personas sanas de entre 60 y 75 años que no tengan ningún problema de memoria reconocido. Todo aquel que esté interesado en participar puede enviar un correo electrónico a prevención-alzheimer@quironsalud.es. “Les daremos información y una cita para el estudio genético de inicio, que se hace partiendo de una muestra de saliva”, avanza el jefe de Neurología. 

Nuevos retos

Si bien éste es, con probabilidad, el estudio más importante que se ha hecho a nivel mundial sobre el Alzheimer, sigue habiendo muchos interrogantes sobre esta enfermedad. ¿Qué pasa con la otra mitad de los pacientes, aquella que no porta el gen APOE?

Los científicos siguen buscando respuestas. Hay en marcha líneas de investigación sobre moléculas que impidan la formación de proteína Tau, aunque éstas, confiesa el doctor Arroyo, “están menos avanzadas”. No obstante, “en los próximos años podremos ver también su acumulación en el cerebro y cómo nuevos medicamentos son capaces de borrarla o impedir que se forme”.