El ‘narco’ está de moda. En el último año gracias a la aparición de exitosas series y publicaciones centradas en el tráfico de drogas. Sin embargo, la imagen que la pequeña pantalla ofrece en más de una ocasión de este mundo no convence a buena parte de quienes conocen bien esa realidad.

Algunos espectadores han convertido a los narcotraficantes en personajes casi “casi entrañables”, en una especie de Robin Hood que actuaban con la connivencia de la sociedad. “Se ha eliminado la parte más violenta y nos hemos quedado con lo folclórico, con el glamour”, advierte Fernando Alonso, gerente de la Fundación Gallega contra el Narcotráfico. “Se ha ofrecido la imagen de un narcotraficante light, de pasarela, y no se ha contado lo que subyace debajo de ese maquillaje: el dolor de muchísimas familias y la destrucción que el narcotráfico genera”, explica a ELPLURAL.COM.

“Todo eso no se cuenta. No se dice lo que es realmente el traficante, un vendedor de veneno”, enfatiza. “Un joven de 15 años igual cree que es una vía fácil para ganar dinero, que será el héroe del pueblo. Pero, todo lo contrario”. Para Alonso es fundamental transmitir el mensaje de que “no hay un solo caso de narcotráfico que acabe bien”. “Ni los grandes, ni los miles de pequeños que no se conocen salen airosos y, además, de arruinar su vida, comprometen la de sus vecinos”, afirma.

A su juicio, tanto la televisión, como los medios de comunicación, juegan un papel importantísimo, ya que, “además de transmitir información, generan opinión”.

Una lucha de todos

Existe cierta percepción de que “el narcotráfico forma parte del paisaje gallego”, lamenta el gerente de esta fundación. Por eso, a propuesta de la entidad, el Ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) aprobó esta semana por unanimidad una iniciativa centrada en combatir la mala imagen que de la comarca se ha ofrecido desde series y publicaciones y en reconocer la labor desarrollada por la sociedad civil en la lucha antidroga.

“Se trata de hacer un reconocimiento a la sociedad gallega y a esta zona que luchó contra el narcotráfico”, explica a este medio el alcalde, Alberto Varela, que coincide con Alonso en que se ha dado “una imagen un poco distorsionada de una cierta connivencia de todos los estamentos y toda la sociedad gallega con los narcotraficantes y una estampa idealizada de estos”. “La violencia se ha blanqueado en la ficción”, lamenta, “se ha mostrado alguna pelea o trifulca, pero no lo que fue realmente”, dice.

La realidad es que una gran mayoría de la sociedad gallega se rebeló. Hubo un tiempo en el que, como sí reflejan las series, hubo cierta complicidad “con algún partido político y con algunos vecinos que quisieron mostrar a los narcos como empresarios normales”. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos “se convirtieron casi en ‘benefactores’”, apunta Varela, una percepción que pronto “cambió radicalmente”.  

La sociedad en general rechaza el narcotráfico”, insiste Fernando Alonso.  Lo aprobado por el Consistorio arousano, junto con la luz verde dada a la colocación de un monolito artístico, con la V de vida y verde esperanza, en recuerdo de la primera gran manifestación contra las drogas que se celebró en esta ciudad, buscan revertir esa imagen televisiva y en parte distorsionada que hace ver que “en esta tierra todos somos traficantes o cómplices”, agrega.

La realidad es otra. “No pensemos que hay apoyo social. Aquí lo que hay es gente que desde el principio se rebeló, les plantó cara hasta reducirlos a la más absoluta clandestinidad”, destaca. Quienes siguen luchando contra el ‘narco 3.0’ insisten en que se ha pasado de la realidad de hace 3 décadas de unos capos degustando una mariscada a la vista de todos mientras se desembarcaba un alijo de cocaína, a la misma tarea ilegal, pero desde la total clandestinidad por la presión policial y social.

El alcalde de Vilagarcía deja claro que “esta zona ha cambiado mucho. Tenemos suficientes atractivos y cosas que ofrecer para que lo que se venda al exterior sea la ruta de los traficantes”, mantiene. “No es la promoción turística que quiero, ni para Vilagarcía ni para Galicia”, confiesa. Como muchos nacidos en la tierra de Breogán, recuerda que no hace tanto tiempo “cuando decías de dónde eras, el comentario siempre era el mismo: ‘el sitio de las drogas’”.

Madres coraje

Del camino que se ha recorrido sabe mucho Carmen Avendaño. Figura clave en la lucha contra el narcotráfico gallego, está convencida de que la movilización de las madres fue todo un ejemplo. Tiene claro que la pelea ha de seguir y rechaza las simplificaciones.  

“No se puede analizar lo que ocurrió y lo que ocurre a la ligera. Tiene muchas causas”, cuenta a este medio. “Las zonas costeras siempre fueron maltratadas, política y empresarialmente. Había carencias importantes y determinados individuos vieron el chocolate del loro en el tema. Tanto con Franco, como después con la democracia, faltó ayuda, protección y estímulo por parte del Gobierno central”.

A esto hay que sumar que en Galicia “había una cobertura importante por el tabaco y mucho desconocimiento por parte de la sociedad”, cuenta Avendaño. “Quienes primero nos dimos cuenta fuimos las familias que nos encontramos con una situación anómala en casa”. Se involucraron. “Rompimos tabúes y obligamos a las administraciones, a la policía y a la guardia civil a actuar”.

“Ha pasado desapercibido” asegura al tiempo que recuerda como cada semana se ponían en una céntrica calle de Vigo con una pancarta que rezaba: “Nos están matando a nuestros hijos”.

“Fuimos haciendo entender a la sociedad lo que estaba pasando, creando un estado de opinión”, explica la presidenta de la Fundación Érguete, que reconoce que “fue calando profundamente en toda España y en Europa”.

Confiesa no haber visto series sobre este tema. No le gustan. Se siente muy orgullosa de todos los que, como ella, hicieron frente al narco y confiesa que nunca tuvo miedo. “He llegado a tener tres y cuatro entierros en una semana ¡Qué miedo íbamos a tener!”.

La idealización inicial -niños de entre 12 y 14 años querían ser traficantes-no tardó en romperse. 

Sin justificaciones

Hace tiempo que Galicia desterró la justificación de la actividad bajo el argumento de que ‘es la única manera para sobrevivir’, ahora utilizado en otros puntos de España.

El dinero fácil atrae, sobre todo si no tienes un puesto de trabajo.

Quienes conocen bien la realidad del narcotráfico insisten en la vía de “la educación”.  “Hay zonas ahora que están reviviendo lo que pasamos nosotros hace un tiempo”, reconoce el alcalde de Vilagarcía.  “Mejor vivir de eso que de nada”, se pensaba en Galicia hace 30 años, pero “lo hemos superado, aunque siga habiendo narcotráfico”.

Símbolos caídos

Las abruptas costas gallegas siguen siendo idóneas para burlar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Es un aliciente para los narcotraficantes que, sin embargo, tienen la batalla social perdida.

Pronto en Vilagarcía, un conocido inmueble de Marcial Dorado, tendrá un uso público. “Este Gobierno habló con el Plan Nacional contra Las Drogas para que no saliese a subasta y lo vendiese al Ayuntamiento y a finales de febrero se firmará la compraventa”, explica el alcalde.

Años después de la época fuerte del narco, con sus Pablos Escobares autóctonos, esta comarca gallega aún lucha por quitarse ese estigma.  Como reclama Carmen Avendaño, en Galicia “no somos los malos, somos los más solidarios y los que más concepto de peligro hemos asumido”.