El cáncer de vejiga es el noveno más común en todo el mundo y la décimo tercera causa de muerte por enfermedad oncológica.

Afecta en mayor medida a hombres y su incidencia en los países industrializados, en relación con los de menores recursos, es tres veces superior, es decir, es una enfermedad mucho más frecuente en América del Norte, Europa y el oeste de Asia.

El riesgo de padecerla aumenta con la edad, principalmente a partir de los 50-55 años, y el principal factor de riesgo es el tabaco.

El tabaquismo, principal factor de riesgo

“El hábito de fumar causa alrededor de la mitad de todos los cánceres de vejiga, tanto en hombres, como en mujeres”, asegura la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y profesora asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Las personas que fuman tienen “más del triple de riesgo que las que no lo hicieron nunca”, precisa. E, incluso, aunque lo hayan dejado ya, el riesgo de desarrollar esta neoplasia es del doble. “La cifra, no obstante, baja, al igual que la de mortalidad, lo que demuestra la importancia de abandonar el hábito”, subraya esta especialista.

La razón de esto reside en que el tabaco contiene más de 250 sustancias tóxicas, de índole carcinogénico, que se encarga de eliminar el riñón. “Muchas de ellas, la nicotina, el mónoxido de carbono, los alquitranes la nitrosaminas y las sustancias oxidantes, pueden dañar las células que tapizan el interior de la vía urinaria, provocando transformaciones celulares que derivan en cáncer”, explica la Dra. González.

Pero, además del tabaquismo, existen otros factores de riesgo, si bien muchos siguen siendo desconocidos. Puede causar cáncer de vejiga la exposición laboral o ambiental a determinadas sustancias químicas. “Es el caso de las aminas aromáticas (bencidina y la beta-naftilamina) que se usan en la industria de los colorantes, o de determinados productos que se emplean en fábricas de goma, cuero, textiles, o en la imprenta”, apunta. También tienen un riesgo mayor los peluqueros, debido a los colorantes del cabello, los operarios de máquinas, y los conductores de camiones, por la exposición a los gases de diésel.

A estos grupos de riesgo habría que añadir los pacientes con extrofia vesical (malformación congénita uretrovesical), infecciones crónicas de vejiga, litiasis no tratada, esquistosomiasis, etcétera, que pueden sufrir alteraciones del urotelio que acaben provocando una transformación celular cancerígena.

Por último, estarían también quienes reciben tratamientos con radiación en la pelvis y los que se han sido tratados un tiempo prolongado con fármacos quimioterápicos como la ciclofosfamida.

Del mismo modo, hay ocasiones en las que varios miembros de la misma familia padecen cáncer de vejiga, aunque a día de hoy se cree que más que de una determinación genética esto puede deberse a un factor común de exposición. No obstante, “posiblemente, puedan compartir cambios en algunos genes, como GST y NAT, que hacen más difícil que el cuerpo descomponga ciertas toxinas, lo cual puede provocar que sean más propensos a padecer la enfermedad”, afirma la jefa de urología de la FJD.

Síntomas

En lo que respecta  los síntomas, el principal, y en muchos casos, único, es la presencia de sangre en la orina (hematuria). “Es el motivo por el que se acude a consulta, porque es muy llamativo, oscuro y casi siempre con coágulos”, indica.

Aunque esto puede ser síntoma de otras afecciones como infección de orina, inflamación o litiasis, esta uróloga insiste en la necesidad de pensar en primer lugar en un proceso neoplásico, sobre todo, si se trata de un paciente tipo y de una hematuria de estas características.

Otros síntomas, no tan específicos y comunes en otras enfermedades urológicas son : urgencia miccional, frecuencia elevada, ardor y quemazón uretral.

Cómo detectarlo

Para el cáncer de vejiga no existen programas de diagnóstico precoz, por lo que lo más importante es acudir al médico si se presentan síntomas.

“Se puede llegar a recomendar algún estudio rutinario en personas de muy alto riesgo”, indica la Dra. González, que pone como ejemplo varones mayores de 50-55 años que ya han padecido con anterioridad cáncer de vejiga, personas con alta exposición a productos químicos o al tabaco y pacientes con infecciones crónicas o  defectos congénitos anatómicos de vejiga.

Esta especialista aclara también que la citología de orina, centrada en el estudio de las células uroteliales, puede ayudar a determinar la existencia de este tumor, y que hay en desarrollo diferentes test urinarios que podrían contribuir al diagnóstico, aunque queda mucha investigación por hacer. “Estudian cambios cromosómicos de las células cancerosas (UroVysion™), antígenos relacionados con las células tumorales en vejiga (BTA o CFHrp), determinación de mucina, el Antígeno carcinoembrionario que se encuentra en células cancerígenas (ImmunoCyt™), o proteínas específicas en orina como la determinación de NMP22 (proteína de matriz nuclear 22) (NMP22)”, detalla la Dra. González.

Aunque, sin duda, la mejor forma de llegar al diagnóstico, cuando hay sospecha, es a través de “ecografía,  +/-UROTAC y cistoscopia”.

Una enfermedad grave

La supervivencia de las personas con cáncer de vejiga varía en función de si la neoplasia ha invadido o no el músculo. Si se trata de un carcinoma no músculo infiltrante, llega al 75%, pero el porcentaje se reduce al 50% cuando es músculo infiltrante.

Del mismo modo, el primero tiende a reproducirse, por lo que es muy importante el seguimiento y la continuidad en la prevención. Se han de adquirir hábitos urológicos saludables: no fumar, evitar sustancias tóxicas y beber muchos líquidos.

Cómo prevenirla

Estas mismas claves son válidas para prevenir la enfermedad. Es primordial evitar el tabaco y la exposición a productos tóxicos, así como beber muchos líquidos.  “Hay que beber más de un litro y medio de agua al día y vaciar la vejiga con frecuencia,  para disminuir el tiempo de exposición de las células del urotelio a las sustancias tóxicas”, concluye la Dra. González.