Hasta el 1 de julio se puede disfrutar de la exposición “Motor de igualdad” dedicada a la Residencia de Señoritas, primer centro en ofrecer educación superior a la mujer, desde 1915 a 1936. Dicha muestra será visitable y estará abierta al público en la Fundación Ortega-Marañón​

Cerró sus puertas tras el estallido de la Guerra Civil

La Residencia de Señoritas fue el primer centro oficial que fomentó en España la formación de mujeres en la enseñanza superior. Inaugurada en octubre de 1915, estuvo dirigida por la pedagoga, humanista y discípula de Miguel de Unamuno u Ortega y Gasset, María de Maeztu hasta el verano de 1936, fecha en que cerró sus puertas tras el inesperado estallido de la Guerra Civil española. Su origen se debe a la apuesta que realizó la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) del Ministerio de Instrucción Pública por promover la igualdad de oportunidades en la sociedad a través de la educación. La Residencia de Señoritas tuvo una de sus ubicaciones en la calle Fortuny 53 de Madrid, hoy sede principal de la Fundación José Ortega y Gasset – Gregorio Marañón (FOM). Conscientes de esta importante herencia, la FOM alberga y conserva el Archivo original de la Residencia de Señoritas y promueve, también, un amplio abanico de actividades – investigaciones, exposiciones, jornadas, conferencias, mesas redondas, etc.- enfocadas a resaltar su legado y valores como ejemplo de progreso para la sociedad de nuestro tiempo.

Educar sin distinción de sexo

La Residencia obedecía, por un lado, a la inspiración institucionista de coeducar sin distinción de sexo para la mejora social, económica, cultural y política del país; por otro, la JAE, presidida por Ramón y Cajal, completaba con esta creación la ley que en 1910 permitió a las mujeres el acceso universitario sin trabas legales. Desde ese momento, las familias intelectualmente más avanzadas empujaron a sus hijas estudiantes a conquistar las aulas de educación superior. Fue un camino lento y costoso que, en apenas tres décadas, trajo logros y resultados espectaculares para sus protagonistas y la sociedad en la que vivían. Muchachas de casi todas las provincias de España alcanzaban sus títulos de licenciadas y doctoras, y comenzaban a codearse con los nombres más prestigiosos de la Edad de Plata de la cultura nacional, encontrando un merecido lugar entre ellos. También en la escena, el deporte y las artes.

Varias sedes

Al cabo de dos años de comenzar su andadura, la sede inicial –Fortuny 30 donde había nacido en 1910 la Residencia de Estudiantes, y cuyo solar ocupa hoy el IES Fortuny- se había quedado pequeña, y María de Maeztu llegó a un acuerdo con un organismo conocido y vecino, el International Institute for Girls in Spain, para ocupar su edificio de Fortuny 53. Comenzó así una estrecha colaboración entre españolas y norteamericanas que enriquecería ambas instituciones compartiendo pabellones, aulas, recursos y disciplinas, e intercambiando alumnas y profesoras a uno y otro lado del Atlántico.

La Residencia de Señoritas no se ciñó exclusivamente a alojar estudiantes, sino que su labor de instrucción y educación propias permitió a sus residentes y a un buen número de madrileñas formarse en disciplinas con excelentes docentes que sustituían a las impartidas en las aulas universitarias por necesidad o voluntad de las estudiantes: filosofía, laboratorios de física y química, idiomas, arte, … No estuvo exento el centro de actividades lúdicas, deportivas y sociales: bailes, tés, conferencias, excursiones, campeonatos de tenis, hockey, atletismo…

Kent, Zambrano, Chacel, Maruja Mallo, Delhy Tejero, Zenobia Camprubí, Campoamor…

La Residencia de Señoritas tuvo visitantes y conferenciantes ilustres como Marie Curie, María Montessori, Victoria Ocampo, Gabriela Mistral, Niceto Alcalá Zamora, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón o Miguel de Unamuno, entre otros, que compartieron con las residentes sus conocimientos y experiencias; iniciativas importantes salieron de su recinto: el Lyceum Club, la Asociación Universitaria Femenina, o ayudó a organizaciones internacionales feministas a continuar su labor, como ocurrió en 1928 cuando la Residencia participó en el Congreso en Madrid de la International Federation of University Women, alojando a sus participantes y asumiendo otras labores de organización. Contó entre sus alumnas, profesoras y conferenciantes a muchas de las protagonistas de nuestra Edad de Plata de la Cultura. Entre otras: María de Maeztu, Victoria Kent, María Goyri, María Zambrano, Rosa Chacel, Maruja Mallo, Delhy Tejero, María Moliner, Josefina Carabias, María Blanchard, Zenobia Camprubí, Concha Espina, o Clara Campoamor.

Victoria Kent y el Pabellón Arniches

En 1933, ocupando ya varios inmuebles de la zona y debido a la demanda creciente de nuevas estudiantes que querían residir en esta institución, María de Maeztu inauguró el pabellón Arniches, un nuevo edificio que se construyó ex profeso como dormitorio para estudiantes universitarias, y que se ubicó en la esquina del recinto principal de la residencia. El edificio fue una demostración más del éxito de esta tarea de igualdad, que llegó paralelamente al de tener una primera mujer entre los altos cargos de la Administración en España –Victoria Kent como Directora General de Prisiones- o llegar a las mil matriculadas en la Universidad Central entre estudiantes de licenciatura y doctorado.

El franquismo cambió la filosofía y los contenidos

Durante la guerra civil el edificio dejó de ser la sede de la Residencia de Señoritas y, tras el conflicto bélico, la residencia volvió a abrir sus puertas en 1940 bajo el nombre de Colegio Mayor Santa Teresa, dependiendo de la Sección femenina de Falange. Sus contenidos pedagógicos y educativos nada tenían que ver con la anterior etapa de María de Maeztu. En los años 80, con la apertura de la nueva sede del Colegio Mayor en la Ciudad Universitaria y diferentes acuerdos con el Ministerio de Cultura, la que fuera Residencia de Señoritas pasó a ser sede de la Fundación Ortega y Gasset, hoy ya Fundación Ortega-Marañón. Nuestra institución no sólo continúa la labor pedagógica de María de Maeztu dentro de un nuevo formato y sociedad, sino que contribuye a su obra a través del recuerdo de una institución tan pionera como la Residencia de Señoritas y tiene entre sus primeros fines de sus estatutos: “………… la dirección y ejecución de proyectos académicos de carácter interdisciplinar……para prestar atención primordial a los estudios para la promoción de la mujer”.