El Ministerio de Sanidad, liderado por Mónica García, tiene previsto aprobar "próximamente" la regulación del uso del cannabis con fines medicinales, una medida que lleva tiempo pendiente y que cuenta con el apoyo de la coalición de Gobierno. Así lo han confirmado fuentes del Ministerio, que han indicado que ya disponen de un borrador de Orden Ministerial elaborado por la Agencia Estatal de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

El borrador establece una regulación "muy garantista", que trata al cannabis como medicamento y que se basa en la evidencia científica. Antes de publicar la Orden Ministerial, el Ministerio mantendrá una ronda de reuniones con los colectivos implicados, especialmente el Observatorio del Cannabis Medicinal, para recoger sus aportaciones y valoraciones.

La fecha exacta de la aprobación de la regulación aún no se conoce, pero se espera que sea "en los próximos meses". Una vez que entre en vigor, el cannabis medicinal tendrá que ser prescrito por médicos especialistas y se podrá utilizar para aliviar el dolor en determinadas enfermedades o patologías.

Esta iniciativa se enmarca dentro del programa de Sumar, que defiende una "regulación íntegra" del cannabis y el modelo de asociaciones cannábicas de autoconsumo y sin ánimo de lucro, despenalizando la producción y el consumo propio. Sumar también apoya la legalización del cannabis con fines medicinales, que está en trámite para ser aprobada este 2024.

La regulación del cannabis medicinal se ha retrasado más de lo previsto, ya que en junio de 2022 se celebró una subcomisión en el Congreso de los Diputados que encargó a la AEMPS un informe con un plazo de seis meses, que no se cumplió. El exministro de Sanidad, José Miñones, pidió disculpas por el retraso y lo atribuyó a un "exceso de celo". Se comprometió a presentar el documento en mayo de 2023, pero finalmente ha sido la nueva ministra, Mónica García, la que lo ha recibido en diciembre. Miñones aseguró que seguía trabajando para garantizar la seguridad y la eficacia del tratamiento con cannabis y que pronto se podría conocer el análisis de la AEMPS.

Comparación con regulaciones internacionales

Así las cosas, la regulación del cannabis medicinal en España se encuentra todavía en una fase incipiente, ya que no existe una ley específica que lo regule, sino que se basa en la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para el cultivo, la importación y el uso de derivados del cannabis con fines de investigación o terapéuticos. Sin embargo, otros países han avanzado más en este aspecto, como Uruguay, Israel y Holanda, que fueron pioneros en legalizar el uso medicinal del cannabis, o Canadá y varios estados de Estados Unidos, que también han legalizado el uso recreativo.

Además, la regulación del cannabis medicinal varía según los países en cuanto a los requisitos, los procedimientos, los productos autorizados, las indicaciones, las dosis, los controles de calidad y los sistemas de acceso y dispensación. Por ejemplo, en Europa, algunos países como Alemania, Italia o Francia permiten el uso de medicamentos a base de cannabis o cannabinoides, como el Sativex o el Epidiolex, que han sido aprobados por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), mientras que otros como Portugal, República Checa o Dinamarca permiten el uso de extractos o flores de cannabis bajo prescripción médica.

Asimismo, esta regulación del cannabis medicinal también tiene implicaciones a nivel internacional, ya que afecta a los tratados y convenios sobre drogas que rigen el control de sustancias estupefacientes y psicotrópicas. Estos tratados, firmados por la mayoría de los países del mundo, establecen que el cannabis y sus derivados deben estar sometidos a las medidas de fiscalización más estrictas y solo pueden utilizarse con fines médicos y científicos. Sin embargo, algunos países han adoptado medidas que contravienen estos tratados, como la legalización del uso recreativo del cannabis, lo que plantea un desafío para el sistema internacional de control de drogas.

Por todo ello, la regulación del cannabis medicinal tiene que tener en cuenta las evidencias científicas que respaldan su uso terapéutico, así como los posibles riesgos y beneficios para la salud pública. El cannabis y sus derivados tienen propiedades farmacológicas que pueden ser útiles para tratar diversas enfermedades o síntomas, como el dolor crónico, la espasticidad, la epilepsia, la esclerosis múltiple, el glaucoma, el VIH/SIDA, el cáncer o las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia. Sin embargo, el cannabis y sus derivados también pueden tener efectos adversos, como alteraciones psicológicas, cognitivas, cardiovasculares o respiratorias, así como potencial de abuso y dependencia. Por ello, es necesario evaluar el balance riesgo-beneficio de cada caso y establecer criterios de seguridad, eficacia y calidad para el uso del cannabis medicinal.

Impacto en la industria y el mercado

Por otro lado, hay que destacar que el mercado del cannabis medicinal es uno de los sectores de mayor crecimiento y proyección a nivel global, debido a la creciente demanda de los pacientes, la ampliación de las indicaciones terapéuticas, la diversificación de los productos y las formas de administración, y la legalización o despenalización del uso del cannabis en muchos países. En este sentido, se estima que el tamaño del mercado de cannabis se situó en 29.32 mil millones de dólares en 2023 y que alcanzará los 60.01 mil millones de dólares para 2028, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 15.40%.

El mercado del cannabis medicinal está dominado por América del Norte, que representa más de la mitad de la cuota de mercado, seguido por Europa y Asia-Pacífico. Dentro de América del Norte, Estados Unidos es el líder indiscutible, con más de 10.000 dispensarios de cannabis y más de 250.000 empleos directos e indirectos generados por la industria del cannabis. Canadá, por su parte, se ha convertido en el primer país del G7 en legalizar el uso recreativo del cannabis, lo que ha impulsado su mercado interno y sus exportaciones a otros países.

Un mercado que, a su vez, está compuesto por una gran variedad de productos, que se pueden clasificar según el tipo de producto (cápsulas, concentrados, comestibles, etc.), la aplicación (médica o recreativa), el tipo de compuesto (tetrahidrocannabinol (THC), cannabidiol (CBD) o THC y CBD equilibrados) y la forma de administración (oral, inhalada, tópica, etc.). Los productos con mayor demanda son los que contienen CBD, un cannabinoide no psicoactivo que tiene propiedades antiinflamatorias, anticonvulsivas, ansiolíticas y neuroprotectoras, entre otras.

Por último, en lo que respecta a España, una aprobación de la regulación del cannabis medicinal podría tener un impacto muy considerable. Para ser más precisos, por un lado, se anticipa un auge en la industria farmacéutica, especialmente en el desarrollo y la producción de medicamentos derivados del cannabis, que lo podría generar oportunidades económicas significativas para empresas locales e internacionales, promoviendo la investigación y el desarrollo de productos farmacéuticos innovadores basados en cannabinoides.

Sin embargo, para el mercado cannábico, la perspectiva es más compleja. Si bien se espera una expansión en la demanda de productos de cannabis medicinal, la rigurosidad de la regulación en cuanto a la prescripción médica y la supervisión podría inicialmente limitar el alcance y la accesibilidad de estos productos. Esto podría representar un desafío para los productores y distribuidores, que deberán ajustar sus estrategias comerciales y de mercado para adaptarse a los requisitos regulatorios.