La Dirección General de Tráfico (DGT) es muy estricta a la hora de imponer multas por razones que pueden poner en peligro tu vida o la de otras personas, como por ejemplo conducir después de haber bebido alcohol. En este sentido, los conductores nóveles –aquellos que se acaban de sacar el carnet o llevan menos de un año con él- no pueden exceder los 0,30 gramos por litro en sangre en tasa de alcoholemia.

Sin embargo, la ley está también pensada para otras cuestiones que, si bien pueden ser fruto de un despiste, suponen importantes multas. Uno de estos ejemplos es el de no llevar puesta la “L” que refleja que eres un conductor nóvel, o llevarla mal puesta. No cumplir con esta normativa está penado con hasta 100 euros de multa.

La “L” también penaliza a los conductores veteranos

Sin embargo, la famosa “L” es una cuestión de todos y es que, como se suele decir en estos casos, el que hizo la ley hizo la trampa. Siguiendo esta máxima son muchos los conductores nóveles que cogen el coche de una persona con más experiencia y evitan así colocar la “L” en la parte trasera del coche.

De igual manera, los conductores más veteranos o, al menos, los que llevan más de un año con el carnet, pueden coger el vehículo de alguien que lleva menos tiempo conduciendo y no desprenderse de la “L”, bien por pereza, bien por prisa.

Sea como fuere, la razón en ningún caso es excusa para no cumplir con la ley; y la sanción por conducir con la señal y llevar más de un año con el carnet es también de 100 euros.

Asimismo, es muy importante llevar la “L” bien colocada. Es decir, no basta con dejarla tirada en la parte de atrás, colocarla en un sitio que no se vea bien o que dificulte nuestra visión o la de cualquier otro conductor. De esta manera, es preciso saber que la “L” –aunque sea para evitar multas- debe ir en el lateral izquierdo de la luneta. De lo contrario, puede costarle al conductor una multa de la cantidad monetaria ya indicada aunque, eso sí, no implica pérdida de puntos.